7° Domingo de Lucas 

Los hijos de Zebedeo, Pedro, Natanael, Tomás
y otros dos, se encontraban pescando en el lago de Tiberiades,
a la orden de Cristo, arrojaron sus redes al lado derecho
pescando en abundancia. Cuando Pedro reconoció a Cristo,
se acercó a Él nadando, esta fue la tercera aparición del Señor
al enseñarles el pan y el pescado Sobre las brazas.
                                                                                          Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel
el alegre anuncio de la Resurrección,
y la sentencia ancestral rechazaron y
se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios
y concedió al mundo la gran misericordia!

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe. 
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios (2: 4-10)

Hermanos: Dios, rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos por los pecados, nos vivificó juntamente con Cristo —por la Gracia han sido salvados— y con Él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobre abundante riqueza de su Gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues por la Gracia han sido salvados, mediante la fe; y esto no viene de ustedes,sino que es un don de Dios; no viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano para que en ellas anduviéramos.

Evangelio según San Lucas (8: 41-56)

En aquel tiempo, llegó un hombre, llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga, y cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba que entrase en su casa, porque tenía una sola hija, de unos  doce años, que estaba muriéndose. Mientras iba, las gentes lo oprimían.  Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negaron, dijo Pedro:  «Maestro, las gentes se aprietan y te oprimen, y dices: “¿Quién me ha tocado?”» Pero Jesús respondió:  «Alguien me ha tocado, porque he  percibido que una fuerza ha salido de  Mí.» Viéndose descubierta la mujer,  se acercó temblorosa, y postrándose  ante Él, contó delante de todo el  pueblo por qué razón le había  tocado, y cómo al punto había sido  curada. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha  salvado, vete en paz.» Estaba  todavía hablando, cuando uno de  casa del jefe de la sinagoga llega  diciendo: «Tu hija está muerta. No molestes al Maestro.» Jesús, que lo  oyó, le dijo: «No temas; solamente  ten fe y se salvará.» Al llegar a la  casa, no permitió entrar con Él más  que a Pedro, Juan y Santiago, al  padre y a la madre de la niña. Todos  la lloraban y se lamentaban, pero Él  dijo: «No lloren, no ha muerto; está  dormida.» Y se burlaban de Él, pues  sabían que estaba muerta. Él,  tomándola de la mano, dijo en voz  alta: «Niña levántate.» Retornó el espíritu a ella, y al punto se levantó, y  Él mandó que le dieran a ella de  comer. Sus padres quedaron  estupefactos, y Él les ordenó que a  nadie dijeran lo que había pasado.

Mensaje Pastoral

 «Por la Gracia habéis sido salvados»

Esta estrofa que san Pablo frecuentemente enfatiza como en la carta a los Efesios que hemos leído hoy, a menudo es malentendida en cuanto al papel de la fe y de las obras en la Salvación.

Para una interpretación sana de la frase «por la Gracia habéis sido salvados», la clave consiste en asimilar lo que significan las palabras «Gracia» y «salvación».

Si observamos la «Gracia» como aparece en el vocabulario de san Pablo (más de 60 veces), percataremos de dos conceptos espontáneos: la gratuidad de la Gracia –de la que la Carta de hoy habla–, y el poder salvador de ella: «Te basta mi Gracia, porque mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza.» (2 Cor 12: 9). La teología ortodoxa la escribe con «G» mayúscula enfatizando su origen divino: la Gracia no creada no es sino la presencia y operación del Espíritu de Dios en la Iglesia y la inefable experiencia divina, de la cual los fieles gustan –de una medida menor o mayor– cuando tienden las velas de su vida ante el soplo del Espíritu. San Siluan de Athos lo expresó así: «Oh Santo Espíritu: eres dulce para mi espíritu y no tolero describirte; pero el alma conoce tu Presencia: Tú otorgas paz a la mente y ternura al corazón.»

La salvación, a su vez, no es un concepto estático que pertenece a la vida venidera. Muchas veces, se piensa erróneamente que el siglo presente es el espacio donde seguiremos recibiendo golpes hasta que en el venidero seamos salvados y, en consecuencia, que lo único que debemos ofrecer en esta vida es fe, una confianza ciega en una salvación futura. Esta visión es muy lejana a la de san Pablo; porque no se trata de salvar al hombre del mundo que le rodea, sino del «hombre viejo» (Ef 4: 22). Para aproximarla mejor, la salvación es identificada con la curación: la Gracia salvadora penetra en la vida del cristiano y lo va sanando y transformado, día tras día y con mucha mansedumbre, del hombre viejo al Hombre nuevo, Jesucristo. Entonces la Salvación no es un concepto estático, más bien, una acción dinámica que lleva al hombre, aún en la vida presente, de gloria en gloria.

La Gracia es gratuita y poderosa, y la salvación es curación y conversión constante: entonces, ¿qué sentido tienen la oración, el ayuno, la caridad, las obras, si no compran salvación? «He aquí que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3: 20). La Gracia es derramada en abundancia, y conforme a las «obras» –esto es, el modo de vivir que escogemos– abriríamos la puerta del corazón a su operación o la cerraríamos. «Las buenas obras que Dios dispuso de antemano para que en ellas anduviéramos» (Ef 2: 10): lucha, obras de caridad, generosidad, castidad… jamás comprarían justificación, pero sí abren el ser a la Gracia divina, otorgada de antemano y gratuitamente; es entonces cuando el hombre inicia en la vida en el Espíritu Santo, cuyos frutos son: «Amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí.» (Gal 5: 22).

Nuestra Fe y Tradición

Las Doce Grandes Fiesta de la Iglesia

El año eclesiástico se contiene entre dos grandes conmemoraciones de la Virgen Santísima: su Nacimiento y su Dormición:

1.-Septiembre 8: Nacimiento de la Santísima Madre de Dios

2.-Septiembre 14: Elevación de la Santa Cruz

3.-Noviembre 21: Presentación de la Virgen en el Templo

4.-Diciembre 25: Natividad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo

5.-Enero 6: Teofanía (Bautizo del Señor)

6.-Febrero 2: Presentación de Nuestro Señor al Templo

7.-Marzo 25: La Anunciación

8.-Domingo antes de Pascua: Domingo de las Palmas

9.-Domingo de Pascua: Resurrección del Señor

10.-40 días después de la Pascua: Ascensión de Nuestro Señor

11.-Agosto 6: La Transfiguración

12.-Agosto 15: La Dormición de la Virgen

Vida de Santos

 San Anastasia la Romana

29 de Octubre

Santa Anastasía Romana quedó huérfana a los tres años. Se educó en un convento cerca de Roma donde tomó los hábitos de monja. Cuando reinaba el emperador Diky (249-251) Anastasía cumplió 21 años. Era muy bonita, y muchos romanos conocidos pidieron su mano, pero Anastasía los rehusaba, prefiriendo quedar como la prometida de Cristo.

En estos tiempos el emperador Diky organizó una brutal lucha contra los cristianos. Los idólatras la forzaron a salir del convento, la condujeron ante la autoridad de la ciudad. La culpaban de no solo rehusar a hombres conocidos y ricos como prometidos, sino creer en Cristo crucificado y venerarlo como Dios.

El principal militar Prov la obligó a llevar ofrendas a los ídolos, pero Anastasía negó a dejar a Jesucristo. Entonces la martirizaron cruelmente; le golpearon y arrancaron los dientes. La santa des-sangrándose comenzó a quedar extenuada y pidió agua. Alguien llamado Cirilo que estaba viviendo su martirio, se compadeció y le dio de tomar agua. El martirio continuó, a santa Anastasia le cortaron la lengua, con la cuál permanentemente bendecía a Dios. Cansados los verdugos al final le cortaron la cabeza.

Resolviendo que Cirilo dando de beber agua a la mártir era un cristiano oculto, los verdugos lo tomaron y martirizaron de la misma manera.

Proverbios Bíblicos

  • La justicia del íntegro enderezará su camino, pero el impío caerá por su propia impiedad. (Prov 11:5)
  • El que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu leal oculta las cosas. (Prov 11:13)
  • Los de corazón perverso son abominación al SEÑOR, pero los de camino intachable son su deleite. (Prov 11:20)

 

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Padre Juan R. Méndez ()

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