El miércoles 2 de mayo, Nuestro Padre y Arzobispo, S.E. Don Antonio Chedraoui ofreció en su casa una comida en honor de Su Beatitud el Patriarca Maronita Mar Bichara Raí, a quien durante el festejo se le otorgó la medalla de la Legión de Honor.
Antes de pasar a la mesa, Su Beatitud sostuvo una reunión con Su Eminencia, el señor Cardenal Primado de México, Don Norberto Rivera Carrera, quien expresó su admiración a los Maronitas y a la comunidad libanesa en México, mostró su preocupación por la situación en Líbano y el Medio Oriente y preguntó sobre las circunstancias actuales allá.
Asistieron a la comida numerosos personajes mexicanos y libaneses , entre los que destacan la Procuradora General de la República, Dra. Marisela Morales Ibáñez, Su Eminencia Don Onésimo Cepeda Silva, varios gobernadores y senadores, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Lic. Edgar Elías Azar, la encargada de negocios de la República del Líbano en México Srta. Aline Younes, el Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social, Daniel Karam Toumeh, y muchos diplomáticos y empresarios.
Durante la comida, nuestro arzobispo Sayedna Antonio tomó la palabra dando la bienvenida a Su Beatitud, y dió su opinión sobre los acontecimientos en el Medio Oriente, explicando la importancia de la visita del Patriarca Raí a México y su perfecta postura respecto a todo lo que está pasando en aquella región y dijo: “En este día histórico se llena de alegría nuestra casa al recibir a un Patriarca tan grande por su persona, su palabra, su mentalidad y sabiduría. Él es un líder espiritual, pero es también un gran líder nacional a quien Dios quiso nombrar en tiempos difíciles para el Medio Oriente, pues las revoluciones están en todo el mundo y especialmente en aquella región que es la cuna de las civilizaciones”. Expresó Su Eminencia su temor por todo lo que está pasando allá, y su preocupación de que esta llamada Primavera árabe sea en realidad un otoño árabe. Y dijo: “En estas circunstancias, que el mundo está sufriendo por su propio egoísmo, vino Su beatitud para juzgar con la verdad todo lo que están haciendo contra el Medio Oriente en general, y contra Líbano en especial” y terminó su alocución diciendo: “Su Beatitud: ha venido usted a su casa, usted es el pastor y nosotros caminamos atrás de usted, en el nombre de su hermano y nuestro padre, Su beatitud el Patriarca Ignacio cuatro doy la bienvenida a usted en su casa, expresando nuestra unión para decir la verdad claramente; estaremos a su lado siempre en su lucha”.
Su Beatitud el Patriarca Raí respondió al cariño de Su Eminencia con estas palabras: “Quiero agradecer a Su Eminencia el arzobispo Antonio Chedraoui, quien nos reunió con todos estas amables personalidades de México, a quienes dirijo mi agradecimiento porque me honraron con su presencia. Gracias por la medalla, gracias Su Eminencia porque nos unió en su casa, que es casa de todos los mexicanos y libaneses. Es un gran honor estar en esta bendita casa y desde aquí mando saludos a Su Beatitud el Patriarca Ignacio.” Y continuó: “los cristianos no son minoría en el Medio Oriente, pues existen allá desde hace dos mil años; ellos como ciudadanos tienen todos los derechos al igual que todas las obligaciones.” Y explicó Su Beatitud con respecto a la llamada Primavera Árabe que existe más bien “La primavera Cristiana” como él la llama, que siempre empieza cuando los cristianos reconocen su responsabilidad hacia su patria y cuando entienden la importancia que ellos tienen y han tenido en estos dos mil años, porque ellos aportaron su espíritu intelectualmente, económicamente, y políticamente. Por lo tanto el mundo debe estar consciente de no se trata de proteger unas minorías cristianas que viven allá, sino de defender la ciudanía y los derechos civiles en los países del Medio Oriente. Y dijo Su Beatitud que los cristianos jamás van a dejar de existir allá, pero si disminuye su influencia en el mundo árabe bajará también el valor de cada ser humano cualquiera que sea su religión. Los cristianos tienen que predicar el misterio del hombre tal como lo enseña el Evangelio. Si los cristianos viven verdaderamente su primavera cristiana entonces la primavera árabe puede ser una primavera verdadera.