El Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo

 

 
Nos ha buscado el Salvador, Oriente de lo Alto; quienes andábamos sin luz,
en sombra de la oscuridad, hemos hallado la Verdad,
pues de la Virgen hoy ha nacido nuestro Dios.
                                                                                                              (Exapostelario) 

Himnos de la liturgia

 Tropario de Navidad

 Tono 4

audioTu Nacimiento, oh Cristo nuestro Dios,
iluminó al mundo con la luz de la sabiduría,
pues los que adoraban a los astros,
por la estrella aprendieron a adorarte,
oh Sol de Justicia, y a conocerte,
Oriente de lo alto.  ¡Señor, gloria a Ti!

Condaquio de Navidad

Tono 3

audioHoy la Virgen da a luz al inefable verbo;
y la tierra ofrece al inasequible la gruta;
los ángeles con los pastores lo glorifican;
los magos con la luz del astro se encaminan.
Pues, por nosotros ha nacido el nuevo Niño, el eterno Dios.

Lecturas bíblicas

 Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas ( 4:4-7)

Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la filiación adoptiva. Y por cuanto son hijos, Dios ha enviado a sus corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

 Lectura del Santo Evangelio según (2:1-12)

Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.» Oyéndolo el rey Herodes, se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un Caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, les envió a Belén diciéndoles: «Vayan e indaguen cuidadosamente sobre ese niño; y cuando lo encuentren, comuníquenmelo, para ir también yo a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, lo adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron por otro camino a su país.

Mensaje pastoral

Dios está con nosotros

La Natividad del Señor es una de las fiestas más importantes de la Iglesia, por lo que se le prepara con el ayuno durante cuarenta días, y desde hace casi un mes se empieza a cantar el Condaquio navideño que dice: «Hoyla Virgenviene a dar a luz […] al sempiterno verbo.»

¿Por qué el «Hoy» de este himno si, cuando lo cantábamos, ni siquiera estábamos en el día del 25?

La fiesta de Navidad es mucho más que un recuerdo de un acontecimiento que tuvo lugar desde hace más de 2000 años –como si se festejara el descubrimiento de América o la independencia de México–, es decir, es más que un día célebre del calendario humano. Es el Día desde el cual miramos a toda la historia; y si bien pertenece al pasado, se extiende a lo largo del presente: «Dios está con y entre nosotros».

Todo lo anterior añoraba este día de «Hoy»; pues, la historia del Antiguo Testamento es el desarrollo de un diálogo entre la intervención de Dios en su creación, y la reacción del hombre ante dicha intervención. Dios hablaba a través de sus profetas, milagros y maravillas preparando la creación para tal día; y la Virgenes el fruto de toda esta preparación; como dice san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta: «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Gal 4:4). Es el momento desde el cual vivimos, los cristianos, no en la era d.C. (después de Cristo) sino la era «en Cristo.»

Dios ha encarnado, a saber, «se hizo carne y puso su morada entre nosotros» (Jn 1:14); Aquél a quien los antiguos buscaban con inquietud, se nos ha revelado realizandola Profecíade Isaías: «¡He aquí quela Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán de nombre Emmanuel que significa “Dios con nosotros”!»

Dios está con nosotros: ¡qué vergüenza, si seguimos buscándolo entre las ruinas de Egipto o los tesoros del Faraón!

¡Dios está entre nosotros, y nosotros andamos consultando filosofías e ideologías para saber si existe!

¡Dios está entre nosotros, y henos aquí actuando como si la vida estuviera en el poder y en el dominio, mientras la tierra se agitó y el sol ocultó su luz al ver al Señor en su gloria!

«Hoy la Virgen Viene a dar a luz […] al sempiterno Verbo»: confesamos que todos los tesoros, filosofías, ideologías y poderes ya son inútiles si no nos hacen prosternarnos ante Él, con los magos, con los pastores y los Ángeles que festejaban aquel día.

Que nuestros ojos lo vean, que nuestros oídos escuchen sus palabras; tanto con nosotros está al grado que lo comemos y lo asimilamos a fin de que, conforme a las palabras de san Pablo, en Él vivamos y nos movamos y existamos (Hch 17:28). Sólo así será nuestra vida «Noche Buena», Pero si el Bondadoso es ausentado de nuestras fiestas, la bondad será exclusiva del nombre nada más.

Que el Señor nos haga dignos de la alegría verdadera de su Nacimiento. Amén.

Navideñas

La fiesta de Navidad

Navidad es la segunda fiesta cristiana, en cuanto a importancia y a antigüedad, después de la Semana Santa y la Pascua, cuya origen se ubica en los  tiempos apostólicos, como indican los testimonios históricos.

A mediados del siglo II, y por primera vez, se festejó el Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo junto con su Bautizo por manos de Juan el Bautista, el 6 de enero en la fiesta que se le llamaría “Epifanía” o “Teofanía” que significa la divina Manifestación, ya que en el nacimiento de Cristo, Dios “se hizo carne y puso su morada entre los hombres.” (Jn. 1, 14), y en el Bautizo, se manifestó la Trinidad: El Padre da testimonio del Hijo bautizado, y el Espíritu Santo en forma de paloma confirmó la revelación. Hasta el siglo IV, todavía la Navidad se festejaría en el Oriente el 6 de Enero.

El año 330, en Roma, fue la primera vez que la Navidad se celebró independientemente de la fiesta de la Epifanía. Se escogió el 25 de diciembre no porque fuera el día más verosímil para el histórico nacimiento, sino porque era el día del solsticio de aquel entonces. En este día los gentiles festejaban el nacimiento del sol invencible, el triunfo de la luz sobre la oscuridad (ya que a partir de esta fecha, empieza el día a crecer a costa de la noche). La Iglesia de Roma, muy sabiamente, sustituyó esta fiesta pagana por la festividad del Nacimiento de la Luz verdadera, del Sol de Justicia, de Cristo que brilla desde el vientre de la Virgen e ilumina la humanidad y la arrebata de la oscuridad y sombra de muerte. Esta sustitución tuvo tal excito que, en pocos años, la fiesta de Navidad se difundió en todo el mundo cristiano de aquella época; y en el siglo sexto todas las Iglesias del Oriente ya festejaban este día, salvo la Iglesia Armenia que hasta la fecha celebra el Nacimiento de Cristo Junto con la Epifanía el 6 de enero.

El icono de Navidad

El icono nos describe, con colores, la reunión del cielo y la tierra al festejar “la llegada de la plenitud de los tiempos”.

El ángel se inclina hacia los pastores, gente humilde y marginada,  anunciándoles el suceso, mientras los magos se dirigen hacia el Rey representando la participación de los páganos que no se habían preparado por ninguna historia profética, mientras los judíos si.

Se acercan al niño nacido un buey y un asno que, participando en esta celebración universal, nos recuerdan la profecía de Isaías: “conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne.” (Is.1:3).

Un hombre vestido de lana está platicando con José; ha de ser el tentador (Satanás) tratando de alentar las dudas de José sobre este inefable parto: “¿Qué es este suceso, oh María, el cual veo en ti? … En lugar de honor me has traído vergüenza; en lugar de alegría, tristeza; …”. Mas Dios, quien no permite tentaciones que sobrepasen nuestros esfuerzos, iluminó al justo José, enseñándole la pureza dela Virgen.

He aquí quela Madrede Dios está acostada en la entrada de la gruta, rodeada con un nimbo que parece grano de trigo, ¡cómo no, ella es la madre dela Vida!La Virgen“guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lu.2:19). También, está mirando a cada uno de nosotros invitándole a que, por su parte, dé a luz a Cristo.

En medio del esplendor de este festejo sobresales, oh Señor, con tu divina quietud, y tu pesebre nos parece como un sepulcro: el primero lleva ala Vidapara que del segundo nos brote la vida.

“nos prosternamos ante tu Nacimiento, oh Cristo, muéstranos tu divina Epifanía”

Los Magos

La tradición más firme señala que los magos vinieron de Persia, otras señalan que su origen fue Arabia o el desierto sirio. La Tradición en el occidente, aunque no está mencionado en los Evangelios, enfatiza que eran reyes del Oriente, quizás considerando que la profecía del salmo 71 se ha cumplido con la prosternación de los magos ante el Niño nacido: “Los reyes de Tarsis y las islas traerán regalos, los reyes de Sabá y de Seba  ofrecerán dádivas, todos lo reyes se postrarán ante él, y le servirán todas las naciones” (Septuaginta).

Los regalos que los magos ofrecieron –nos dice san Ireneo–, expresaron su fe en Jesús, el niño dormido en el pesebre, como Rey (oro), como Dios (incienso) y como Redentor que padecería la Pasión para salvar a Adán (Mirra). Otra interpretación nos dice que el oro indica la virtud, el incienso la oración, y la mirra, el sufrimiento.

Los magos volvieron a su tierra como testigos de todo lo que vieron: la estrella, la cueva, la Virgen y el Niño nacido ante Quien se postraron y nos prosternamos.

NOTICIAS

El mensaje de los Patriarcas del Oriente a sus hijos y compatriotas en Siria

Sus Santidad y Beatitud, los señores Patriarcas: Ignacio IVº Hazim, Patriarca de Antioquía y todo Oriente de los Greco-Ortodoxos, Mar Ignacio Zakka Iº Iywas, Patriarca de Antioquía y Todo Oriente de los Siríacos Ortodoxos y Gregorio IIIº Lahhám, Patriarca de Antioquía y todo Oriente, Alejandría y Jerusalén de los Greco-Melquitas, se reunieron en el Monasterio … (más)

About the Author

Padre Juan R. Méndez ()

Compartir
Compartir