27/02
Vivió en el siglo VIII, en la época del emperador León III (717-741). Se caracterizó por su nobleza y valentía para defender la fe.
El Santo no se aisló en la soledad de su celda sino lo contrario: inspirado por las frases “Sé fuerte y ten buen ánimo! ¡No temas ni desmayes!” (1 Crónicas 22:13) vivía motivado y avanzaba con mucha determinación y valentía luchando en pro de la fe ortodoxa.
Procopio sobresalió en su posición contra los heréticos monofisistas y también apoyó la veneración de los iconos. El emperador León era un salvaje iconoclasta que persiguió y torturó a muchos que tenían la posición del Santo. Procopio vivió siempre perseguido luchando para extender la fe ortodoxa hasta el final de sus días.
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