14/02

San Euxencio, de origen sirio, sirvió en la corte del emperador Teodosio el Joven (418-450). Fue conocido como un virtuoso sabio y prudente. Y era, además, amigo de muchos de los hombres piadosos de su época.

Perturbado por la vanidad mundana, San Euxencio fue ordenado al sacerdocio santo y luego recibió la tonsura monástica. Después de esto se fue a Bitinia y encontró un lugar solitario en el monte Oxia, no lejos de Calcedonia  y allí comenzó la vida de un ermitaño (Esta montaña fue llamada después  monte  Ausencio).  El lugar de los esfuerzos del santo fue descubierto por los pastores en busca de su oveja perdida. Se dijo a los demás acerca de él  y la gente comenzó a acercarce a él para sanar. San Euxencio sanó a muchos de los enfermos en el nombre del Señor.

En el año 451 San Euxencio fue invitado al  IV Concilio Ecuménico de Calcedonia, que denunció las herejías eutiquiana y nestoriana. Con estudios  teológicos y  familiarizado con la Sagrada Escritura, San Euxencio superó fácilmente a los oponentes que le debatieron en el concilio. Tras el final del Consejo, San Euxencio regresó a su celda solitaria en la montaña. Con su visión espiritual supo del reposo de San Simeón el Estilita (459) desde una gran distancia.

San Euxencio murió alrededor del año 470, dejando tras de sí discípulos y muchos monasterios en la región de Bitinia. Fue enterrado en un monasterio de Siria. Sus intercesiones sean por nosotros. Amén.

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Padre Juan R. Méndez ()

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