San Romano el Melodista

 

San Romano el Melodista

1 de Octubre

Nacido en el poblado sirio de Emesa, sirvió como sacristán primero en Beirut y luego en la iglesia catedral de Constantinopla, en tiempos del patriarca Eufemio (490-496 d. C.) Analfabeta y sin entrenamiento musical, era despreciado por ciertos clérigos educados. San Romano oró con lágrimas a la Madre de Dios, y esta se le apareció en un sueño; entregándole un pedazo de papel, le ordenó que se lo comiera. El día siguiente era día de Navidad, y Román, subiendo al ambón, entonó con voz angelical el himno «Hoy la Virgen» [hoy el condaquio de la fiesta]. Todos se maravillaron por el contenido del himno y por la voz del cantor. Recibiendo así de la Madre de Dios el don poético, Romano compuso más de mil condaquios. Entró a su descanso siendo diácono de la Gran Iglesia de Constantinopla [Hagia Sophia]. Se unió al coro de los ángeles en el 510 d. C.

Tropario, tono 4

En ti fue conservada la imagen de Dios fielmente, oh Padre, pues tomando la cruz seguiste a Cristo; y practicando, enseñaste a despreocuparse de la carne, que es efímera, y a cuidar, en cambio, el alma inmortal. Por eso san Romano hoy tu espíritu se regocija junto con los ángeles.

Hieromártir Gregorio, Obispo e Iluminador de Armenia

Hieromártir Gregorio, Obispo e Iluminador de Armenia

30 de Septiembre

Gregorio era de familia noble, y estaba emparentado con las casas imperiales de Persia (Rey Artabán) y de Armenia (Rey Crosov). Cuando estas se declararon la guerra, Gregorio se retiró a Cesarea en Capadocia, donde tuvo su primer contacto con la fe cristiana, recibió el bautismo y se casó. Tuvo dos hijos de este matrimonio, Rostanes y Arístanes, a quienes dedicó al servicio de la Iglesia. Después de la muerte de su esposa, regresó a Armenia al servicio del Rey Tirídates. Gregorio sirvió a su rey fielmente y su rey le amaba, pero al descubrir que Gregorio era cristiano, el rey se enfureció grandemente y comenzó a presionarlo para que rechazara la fe cristiana y adorara los ídolos. No teniendo éxito en esto, Tirídates sometió a Gregorio a crueles torturas, lanzándolo luego a un profundo foso lleno de toda clase de reptiles venenosos con el objetivo de matarle. Pero Dios, que ve todas las cosas, preservó a Gregorio con vida en aquel lugar por 14 años. Tirídates continuó la persecución de cristianos en su reino, incluso atacando un monasterio de 37 monjas con su abadesa. Después de haberlas masacrado con terribles torturas, Tirídates perdió la razón y se volvió como un monstruoso jabalí salvaje. Un hombre apareció a la hermana del rey en un sueño, diciéndole que el rey no sería sanado de su locura hasta que Gregorio fuera sacado del foso. Una vez se hizo esto, Gregorio sanó y bautizó a Tirídates. Entonces Gregorio, de acuerdo con los deseos del rey, se convirtió en el obispo de Armenia; y con la ayuda del rey, pero sobre todo con la ayuda de Dios, iluminó con la fe cristiana a toda Armenia y sus áreas circundantes. San Gregorio llegó al final de su vida de esfuerzos en edad avanzada, alrededor del año 335 d. C.

Tropario, tono 4

Como partícipe de los caminos y sucesor del trono de los Apóstoles, oh inspirado por Dios, encontraste que la disciplina era un medio de ascenso a la visión divina. Por lo tanto, repartiendo rectamente la palabra de la verdad, sufriste hasta la sangre, Oh Hieromártir Gregorio. Intercede ante Cristo nuestro Dios para que salve nuestras almas.

San Ciriaco el Ermitaño de Palestina

San Ciriaco el Ermitaño de Palestina

29 de Septiembre

 

Nació en Corinto, hijo del sacerdote Juan y de Eudoxia, y era pariente del obispo local, Pedro. Fue hecho lector por el obispo en la catedral cuando aún era muy joven. Leyendo las Sagradas Escrituras, el joven Ciriaco se maravillaba de cómo la providencia de Dios glorificaba a todo siervo verdadero del Dios vivo y ordenaba la salvación de la raza humana. A la edad de dieciocho años, su deseo por la vida espiritual le llevó a Jerusalén. Allí entro al monasterio de un piadoso hombre llamado Eustorgio, quien le cimentó en la vida monástica. Luego fue a san Eutimio, quien discernió su futura grandeza espiritual, le vistió con el Gran Hábito, y le envió al Jordán con san Gerásimo, donde Ciriaco permaneció nueve años. Después de la muerte de Gerásimo, regresó al monasterio de san Eutimio, donde permaneció en silencio por diez años. Después de esto iba de lugar en lugar, huyendo de la alabanza de los hombres. También vivió su labor ascética en la comunidad de san Caritón, donde terminó su curso terrenal, habiendo vivido ciento nueve años. Un glorioso asceta y obrador milagros, san Ciriaco tenía un cuerpo inmenso y fuerte, y permaneció así aún en edad avanzadísima, a pesar de sus estrictos ayunos y vigilias. En el desierto, a veces vivía por años comiendo sólo vegetales crudos. Tenía gran celo de la fe ortodoxa y denunciaba herejías, especialmente la herejía de Orígenes. De sí mismo decía que, mientras fue monje, el sol nunca lo vio comer ni estar airado con ningún hombre. (De acuerdo con la regla de san Caritón, los monjes comían sólo una vez al día, después de la puesta del sol.) Ciriaco fue una gran lumbrera, un pilar de la ortodoxia, la gloria de los monjes, un poderoso sanador de los enfermos, y un bondadoso consolador de los afligidos. Habiendo vivido por largo tiempo en al ascetismo y ayudando a muchos, entró en el gozo eterno de su Señor en el 557 d. C.

Tropario, tono 1

Has demostrado ser un ciudadano del desierto, un ángel en la carne y un obrador de maravillas, Oh Ciriaco, nuestro Padre Portador de Dios. Al ayunar, vigilar y orar, obtuviste dones celestiales, y sanas a los enfermos y las almas de los que recurren a ti con fe. Gloria al que te ha dado la fuerza. Gloria al que te ha coronado. Gloria al que hace sanaciones para todos a través de ti.

San Babila Mártir, Obispo de Antioquía

04/09

Es el Obispo duodécimo de Antioquia después del apóstol San Pedro; su obispado duró desde 237 hasta 250. El historiador Eusebio de Cesárea (340) en su libro “Historia Eclesiástica” nos platica de él este cuento: cuando el emperador rumano Felipe, siendo cristiano, deseó en la noche de Pascua participar con la muchedumbre en las oraciones de la iglesia y comulgar los Santos Cuerpo y Sangre del Señor, el obispo lo impidió por la multitud de crimines y pecados que había cometido condicionándole para que ofreciera una confesión abierta y sincera de sus pecados y que se incorporara con los arrepentidos. El emperador, a la sazón, se asumió a la exigencia del obispo.

Así, San Babila era conocido por su braveza, la que san Juan Crisóstomo alabó diciendo: “¿acaso había un sólo hombre al que San Babila pudo temer después de que se paró frente al emperador?; con eso dio a los reyes una lección sobre que no traten extender su autoridad más allá de lo que Dios permite; y, a la vez, dio a los varones de la Iglesia un ejemplo de que cómo se debe usar la autoridad otorgada a ellos.”

San Babila fue martirizado durante la persecución de los cristianos en el tiempo del emperador Dacio (250); así que murió en la cárcel por el maltrato y las torturas. Se dice que, antes de morir, había pedido que arrojaran en la tumba junto a él sus cadenas ya que le eran instrumento de victoria. Posteriormente, los cristianos construyeron una Iglesia sobre su sepulcro.

Sus reliquias se quedaron en Antioquia hasta que los cruzados las robaron y las trasladaron al occidente. Lo más probable es que estén ahora en la ciudad italiana Cremona. La Iglesia Ortodoxa festeja su recuerdo el día 4 de septiembre, así también la Iglesia Maronita, mientras la Iglesia Latina lo recuerda el día 24 de enero.

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