Mártir Hermes de Comana.

Según algunos, este mártir luchó durante el reinado de Marco Aurelio, también llamado Antonino (161-180); según otros, fue durante el reinado de Antonino Pío (138-161). Ya anciano, el Santo fue llevado ante Sebastián, procónsul en Comana de Capadocia, y como no quiso renunciar a su confesión de Cristo, sus verdugos no mostraron reverencia a sus canas, le rompieron la mandíbula, le arrancaron la carne del rostro, le perforaron los ojos con un instrumento punzante, lo sometieron a muchos otros tormentos y finalmente, después de tres días de tales torturas, lo decapitaron.

Tropario tono 4, del común de Santos Mártires

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

San Isaac, fundador del Monasterio de  Dalmas.

Durante la persecución del emperador arriano Valente, un ermitaño llamado Isaac se sintió movido por Dios a abandonar la soledad para ir a reprender al emperador. Así pues, se trasladó a Constantinopla y advirtió varias veces a Valente que, si no interrumpía la persecución y devolvía a los cristianos las iglesias que había dado a los herejes, le aguardaba una gran catástrofe y un fin atroz. Valente se burló de las predicciones del ermitaño. En una ocasión en que Isaac cogió la brida del corcel en que el emperador cabalgaba por las afueras de la ciudad, ordenó a sus hombres que arrojasen al profeta en un pantano. Isaac escapó milagrosamente, pero como volviese a repetir su profecía, fue encarcelado. La profecía se cumplió poco después, ya que Valente fue derrotado y murió en la batalla de Andrinópolis.

 Teodosio, el sucesor de Valente, devolvió la libertad a san Isaac, a quien profesó siempre gran veneración. El siervo de Dios se retiró de nuevo a la soledad, a donde pronto fueron a unírsele varios discípulos. Como se negasen a abandonarle, a pesar de sus instancias, san Isaac fundó para ellos un monasterio, que fue, según se dice, el primero que hubo en Constantinopla. Dicho monasterio tomó después el nombre de san Dalmacio, discípulo y sucesor de san Isaac.

Nuestro santo asistió al primer Concilio de Constantinopla, que fue el segundo de los Concilios ecuménicos. Murió a edad muy avanzada.

Tropario tono 3

Cual modelo de la continencia * y sólido pilar de la Iglesia * te mostraste, Isaac, orgullo patrístico; * con las virtudes encendiste tu vida * y precisaste el mensaje de la recta fe. * Intercede ante Cristo Dios, oh justo padre, * para que nos otorgue la gran misericordia.

Jueves de la Ascención del Señor al Cielo; Santa Mártir Teodosia de Tiro; San Alejandro, patriarca de Alejandría.

El Señor Jesús pasó cuarenta días en la tierra tras su Resurrección, apareciendo continuamente en diversos lugares a sus discípulos, con quienes también habló, comió y bebió, demostrando así aún más su resurrección. Ese jueves, cuadragésimo día después de Pascua, se apareció de nuevo en Jerusalén. Tras haber hablado primero con los discípulos sobre muchas cosas, les dio su último mandamiento: que fueran y proclamaran su nombre a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Pero también les ordenó que, por el momento, no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran allí juntos hasta que recibieran poder de lo alto, cuando el Espíritu Santo descendiera sobre ellos.

Dicho esto, los condujo al Monte de los Olivos y, alzando las manos, los bendijo; y pronunciando de nuevo la bendición del Padre, se separó de ellos y fue llevado arriba. Inmediatamente, una nube de luz, prueba de su majestad, lo recibió; y, como en un carro real, fue llevado al cielo, y al poco tiempo desapareció de la vista de los discípulos, quienes permanecieron allí con la mirada fija en Él. En ese momento, dos ángeles con forma de hombres vestidos de blanco se les aparecieron y les dijeron: «Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá tal como le habéis visto ir al cielo» (Hechos 1:11). Estas palabras, de forma completa y concisa, declaran lo que se enseña en el Símbolo de la Fe acerca del Hijo y el Verbo de Dios. Por lo tanto, habiendo cumplido así toda su obra por nosotros, nuestro Señor Jesucristo ascendió en gloria al cielo y se sentó a la diestra de Dios Padre. En cuanto a sus santos discípulos, regresaron del Monte de los Olivos a Jerusalén, regocijándose porque Cristo les había prometido enviarles el Espíritu Santo.

Tropario Tono 4

Ascendiste con gloria, oh Cristo Dios nuestro, * y alegraste a tus discípulos con la promesa del Espíritu Santo, * confirmándoles con tu bendición * que eres el Hijo de Dios, * el Salvador del mundo.

Condaquio Tono 6

Cuando cumpliste el plan de nuestra salvación * uniendo lo terrestre con lo celestial, * ascendiste con gloria, oh Cristo nuestro Dios, pero sin alejarte, * ya que permaneciste inseparable de los que te aman, * a quienes exclamaste: * «Con vosotros estoy: * nadie estará en vuestra contra».

 

Virgen mártir Teodosia de Tiro

 

La santa Virgen Mártir Teodosia nació en Tiro de Fenicia. A la edad de dieciocho años fue apresada en Cesarea de Palestina durante una persecución y llevada ante el gobernante Urbano. Debido a que se negó a ofrecer sacrificios a los ídolos, sus costados y sus pechos fueron raspados sin piedad hasta las partes internas y los huesos. Ella soportó esto en silencio con un coraje asombroso. Cuando Urbano volvió a pedirle que hiciera un sacrificio, ella se burló de él y, después de haber sido atormentada aún más horriblemente que antes, fue arrojada al mar en el año 308.

Tropario, tono 4 del común de Vírgenes Mártires

Tu oveja, oh Jesús, exclama con gran voz: * «Te extraño, Novio mío, y lucho buscándote; * me crucifico y me entierro contigo por el bautismo; * sufro por ti para contigo reinar * y muero por ti para que viva en ti.» * Acepta, como ofrenda inmaculada, * a Teodosia, sacrificada con anhelo por ti. * Por sus intercesiones, oh Compasivo, * salva nuestras almas.

San Alejandro, patriarca de Alejandría

 

 

El Patriarca Alejandro de Alejandría (muerto 326 o 328) fue el décimo noveno patriarca de Alejandría desde 313 hasta su muerte.

Poco se sabe de los primeros años de Alejandro. Durante su tiempo como sacerdote, experimentó las sangrientas persecuciones de los cristianos por los emperadores Galerio y Maximino Daia.

Ya como Patriarca, se enfrentó a tres problemas principales. El primero, era una secta cismática, que se disputaba la fecha de la Pascua, asunto que quedará resuelto finalmente en el Primer Concilio Ecuménico.

Su segunda gran preocupación era la cuestión de Melecio de Licópolis, que, calumniándolo, llegó al grado de presentar una denuncia formal ante el tribunal del emperador Constantino I, aunque sin que le creyeran. En el fondo Melecio tenía como fin favorecer a Arrio por lo que por su cuenta consagró obispos que fueran afines a sus posturas. Fue también en el Primer Concilio que se decide permitir a Melecio regresar a la iglesia, mientras finalizara su alianza con Arrio.

El último y más importante, de los problemas que enfrentó Alejandro fue el tema de Arrio mismo. El Antecesor de Alejandro, Aquiles, no sólo había permitido a Arrio volver a la iglesia, sino le había dado la iglesia más antigua de Alejandría, una posición que le permitió ejercer una gran influencia en la comunidad cristiana de Alejandría. De hecho, Arrio fue candidato para el puesto de patriarca de Alejandría a la muerte de Aquiles.

La disputa sobre el arrianismo se había convertido en un problema grave, que amenazaba con dañar la paz y la unidad de la iglesia y del imperio por lo que Alejandro reafirmó la excomunión de Arrio y la condena de los seguidores de Melecio, que, por supuesto, enfureció a los arrianos de Alejandría aún más. Arrio se quejó formalmente ante el emperador en su tratamiento por Alejandro. En respuesta, Constantino llamó a Arrio para defender su caso ante un concilio ecuménico de la iglesia, que se celebrará en Nicea , en Bitinia, el 14 de junio 325. Pero sabemos que el resultado no le fue favorable, pues en este primer gran concilio, la fe ortodoxa defendida por el patriarca Alejandro fue confirmada, mientras que Arrio, sus doctrinas y seguidores fueron condenados definitivamente.

Cinco meses después de regresar a Alejandría desde Nicea, descansó en el Señor, dejando como su sucesor a quien había sido su diácono, teólogo y consejero san Atanasio (2 de mayo)

Tropario, tono 4 del común de Santos Jerarcas

La verdad de tus obras * te ha mostrado a tu rebaño * cual regla de fe, icono de mansedumbre * y maestro de abstinencia. * Así que alcanzaste, por la humildad, alturas * y por la pobreza, riquezas. * ¡Oh santo padre Alejandro, * intercede ante Cristo Dios, * para que salve nuestras almas!

Miércoles Despedida de la Pascua; Eutiques, obispo de Melitina (mártir). San Andrés que aparentó locura por Cristo.

¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

El miércoles de la sexta semana, celebramos la despedida de la Fiesta de Pascua

Mientras que la mayoría de las Fiestas se despiden el octavo día, la Pascua, la Fiesta de las Fiestas, se despide el trigésimo noveno. El cuadragésimo día es la Fiesta de la Ascensión del Señor, que marca el fin de su presencia física en la tierra. Sin embargo, Él no nos abandona. Ha prometido estar con nosotros siempre, hasta el fin de los tiempos (Mt 20,28). Como cantamos en el condaquio de la Ascensión: «…ascendiste con gloria, oh Cristo nuestro Dios, pero sin alejarte, ya que permaneciste inseparable de los que te aman, a quienes exclamaste: «Con vosotros estoy: nadie estará en vuestra contra.»».

Hay un pensamiento similar expresado en el Tropario de la Dormición: «… en la dormición no descuidaste (abandonaste) el mundo, oh Madre de Dioss».

Los servicios de hoy se celebran igual que en el mismo día de Pascua. Las lecturas diarias de la Sagrada Escritura, por supuesto, varían. Tras la despedida en la liturgia, ya no se cantan los himnos pascuales. La oración «Oh Rey Celestial» no se reza ni se canta hasta Pentecostés. El santo epitafio se retira del altar y se coloca en su lugar correspondiente. Aunque hoy es miércoles, se permite el pescado, el vino y el aceite.

Tropario Tono 5

Cristo resucitó de entre los muertos * pisoteando la muerte con su muerte, * y otorgando la vida * a los que yacían en los sepulcros.

Condaquio  Tono 8 

Cuando descendiste al sepulcro, oh Inmortal, * destruiste el poder del Hades; * y al resucitar vencedor, oh Cristo Dios, * dijiste a las mujeres mirróforas: «¡Regocíjense!» * y a tus discípulos otorgaste la paz, * ¡oh Tú que concedes a los caídos * la resurrección!

Hieromártir Eutiques

 

Se ha perdido casi toda información acerca del Mártir Eutiques, excepto que se presentó ante los tiranos, se burló de los ídolos, sufrió muchos tormentos indecibles y finalmente fue ahogado en el mar en el siglo V.

Tropario Tono 4 del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Eutiques obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

San Andrés el que aparentó locura (justo).

 

Andrés era eslavo de nacimiento. De joven fue esclavizado y fue comprado por Teognosto, un hombre rico de Constantinopla, durante el reinado del emperador León el Sabio (hijo del emperador Basilio el Macedonio). Andrés era bello de cuerpo y alma. Teognosto le tomó cariño y le permitió ser libre.

Andrés oraba fervientemente a Dios y asistía con amor a los oficios de la Iglesia. Obedeciendo a una revelación celestial, adoptó la ascesis de la locura en Cristo, es decir aparentar públicamente ser loco renunciando así a la estima o cualquier posición entre la gente.

Una vez, cuando iba al pozo a por agua, se arrancó la ropa y la cortó con un cuchillo, fingiendo locura. Entristecido por esto, su antiguo amo Teognosto lo encadenó y lo condujo a la Iglesia de Santa Anastasia la Liberadora de los Venenos, para que se hicieran oraciones por él. Pero Andrés no mejoraba, y su amo lo liberó por enfermo mental. Andrés fingía la locura durante el día, pero oraba a Dios durante toda la noche. Vivió sin techo. Incluso pasaba las noches a la intemperie, caminando medio desnudo con una sola prenda hecha jirones, y solo comía un poco de pan, cuando los hombres de bien se lo daban. Compartía todo lo que recibía con los mendigos, y se burlaba de ellos para que no le agradecieran nada, pues quería que su recompensa solo procediera de Dios. Así pues, la grandísima gracia de Dios entró en él y fue capaz de discernir los secretos de los hombres, percibir ángeles y demonios, exorcizar a los demonios de los hombres, y corregir a los hombres de sus pecados. Andrés tuvo una maravillosa visión del paraíso y de los poderes celestiales. También vio a Cristo el Señor sentado en su trono de gloria; y con su discípulo Epifanio, vio a la Santísima Theotokos, en la Iglesia de las Blanquernas, cómo cubría a los cristianos con su velo protector. Esta aparición se celebra en la fiesta de la Protección de la Theotokos. Después de una vida de incomparable dureza en la ascesis, san Andrés entró en el descanso de la gloria de su Señor en el año 911.

Tropario, tono 4

Fingiste actitud de demente por Cristo el Señor; *mostraste, realmente, la insensatez del sagaz, * Andrés sapientísimo; * y cruzaste la lucha, * pese a muchos murmullos; * Cristo te dio, entonces, por morada el cielo. * A Él suplícale por quienes te honran.

Hieromártir Eladio; San Juan el Ruso

De San Eladio poco se sabe salvo que fue un obispo que se negó a sacrificar a los ídolos, y que durante su martirio nuestro Señor Jesucristo se le apareció y lo curó de sus heridas, tras lo cual fue arrojado al fuego y fue preservado ileso, sufrió más tormentos y finalmente fue asesinado a golpes de puño

Tropario Tono 4 del común de Hieromártires

Al volverte sucesor de los apóstoles * y partícipe en sus modos de ser, * encontraste en la práctica * el ascenso a la contemplación, oh inspirado por Dios. * Por eso, seguiste la palabra de la verdad * y combatiste hasta la sangre por la fe. * Eladio obispo mártir, intercede ante Cristo Dios * para que salve nuestras almas.

Juan el Ruso (confesor)

 

El Santo Nuevo Confesor Juan, originario de Rusia, fue capturado durante la campaña rusa contra los turcos en 1711 y posteriormente vendido como esclavo en Asia Menor. En esta condición luchó por servir a Dios con piedad incluso mientras servía a su amo terrenal en todo lo necesario.

Permaneció firme en la fe cristiana frente a las muchas tentaciones que los musulmanes le proporcionaron para atraerlo a su error, y se le concedió la gracia de obrar milagros mediante sus oraciones. Descansó en paz en 1730. Sus reliquias permanecen incorruptas y se encuentran en Evia en Grecia.

Tropario, tono 4

El que de la tierra a sus moradas te llamó, * conserva incorrupto tu cuerpo, Juan Justo, pese a la muerte. * Guiado al cautiverio * en las tierras de Asia, * ganas, por recompensa, * cual amigo, a Cristo. * Entonces, suplícale * que salve nuestras almas.

Apóstol Carpo de los Setenta

El Santo vivió en la época del emperador Nerón, es considerado como uno de los setenta discípulos del señor, fue colaborador de Pablo, podemos encontrar referencia de esto en 2ª epístola a Timoteo 4:13 que dice: “Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo; trae también los libros, especialmente los pergaminos”. Trabajó para difundir el Evangelio en Troas, luego fue nombrado Obispo en Tracia, donde con su Santa vida y con la iluminación del Espíritu Santo iluminó, se convirtió en una estrella espiritual, iluminando con la enseñanza divinas a toda su diócesis.

El Santo por su gran trabajo sufrió muchas tentaciones y adversidades que las afronto con valor y paciencia, enfrentando a la tiranía no tuvo miedo al dolor, ni midió consecuencias, llevando siempre la Palabra de Dios.

El Santo murió en forma pacífica, iluminando a muchas personas con su ejemplo.

Tropario, tono 3 del común de Santos Apóstoles

Oh santo apóstol Carpo, * interceded ante Dios misericordioso * para que otorgue el perdón de las transgresiones a nuestras almas.

Tercer hallazgo de la Preciosa Cabeza de san Juan Bautista

El día 24 de febrero se recuerda el Primero y segundo hallazgo. Hoy se recuerda el tercer encuentro de la cabeza del Precursor, Juan Bautista. Ésta por vicisitudes de aquella época se perdió una vez más. Estuvo enterrada por muchos años y fue encontrada por una revelación de un sacerdote, pero no en una vasija especial de barro sino en un recipiente de plata sepultada en un lugar sagrado (Comana de Capadocia). De aquí la reliquia fue trasladada a Constantinopla y recibida con gran respeto, solemnidad y alegría por el Emperador, el Patriarca, el clero y toda la ciudad. Confirmando lo que dice el Salmo 34:19-20 “Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas; le protegerá todos los huesos, y ni uno solo le quebrarán”.

Tropario, tono 4

Nos ha revelado tu cráneo Cristo el Señor * cual santo tesoro ocultado en la tierra, * profeta y precursor. * Todos hoy, reunidos * por su digno hallazgo, * con himnos inspirados, * al Salvador alabamos: * ¡nos ha salvado de la corrupción * por tus ruegos, Bautista!

San Simeón Estilita (el Joven) de la Montaña Milagrosa

San Simeón el Estilita nació en el año 521 en Antioquía, Siria, de padres piadosos: Juan y Marta.

 Cuando Simeón tenía seis años, se produjo un terremoto en la ciudad de Antioquía, en el que falleció su padre. Simeón se encontraba en la iglesia en el momento del terremoto. Al salir de la iglesia, se extravió y pasó siete días al abrigo de una mujer piadosa. San Juan Bautista se apareció de nuevo a Santa Marta y le indicó dónde encontrar al niño perdido. La madre del santo encontró a su hijo perdido y se mudó a las afueras de Antioquía después del terremoto.

Simeón, de seis años, se adentró en el desierto, donde vivió en completo aislamiento. Durante este tiempo, un ángel portador de luz lo protegió y alimentó. Finalmente, llegó a un monasterio, dirigido por el abad Juan, quien vivía en ascetismo sobre una columna. Acogió al niño con amor.

Después de un tiempo, San Simeón le pidió al anciano Juan que le permitiera también luchar sobre una columna. Los hermanos del monasterio, con la bendición del abad, erigieron una nueva columna cerca de la suya. Tras completar la iniciación del niño de siete años en el monacato, Abba Juan lo colocó sobre esta columna. El joven asceta, fortalecido por el Señor, creció espiritualmente rápidamente, superando en sus esfuerzos incluso a los de su experimentado instructor. Por sus esfuerzos, san Simeón recibió de Dios el don de la sanación.

La fama de las hazañas del joven monje comenzó a extenderse más allá de los límites del monasterio. Monjes y laicos acudían a él desde diversos lugares, deseosos de escuchar su consejo y recibir sanación de sus enfermedades. El humilde asceta continuó su ascetismo con las instrucciones de su mentor espiritual, Abba Juan.

A los once años, Simeón decidió dedicarse al ascetismo en una columna más alta, cuya cima se elevaba a doce metros del suelo. Los obispos de Antioquía y Seleucia acudieron al lugar donde se encontraba el monje y lo ordenaron diácono. Luego le permitieron ascender a la nueva columna, en la que san Simeón trabajó durante ocho años.

Tras la muerte de su anciano maestro, la vida de san Simeón siguió un patrón determinado. Desde la salida del sol hasta media tarde, leía libros y copiaba las Sagradas Escrituras. Luego se levantaba y oraba toda la noche. Al comenzar el nuevo día, descansaba un poco y luego comenzaba su Regla de oración habitual.

San Simeón concluyó sus esfuerzos en la segunda columna y, por la gracia de Dios, se asentó en la Montaña Maravillosa, habiéndose convertido en un Anciano experimentado para los monjes de su monasterio. El ascenso a la Montaña Maravillosa estuvo marcado por una visión del Señor, de pie sobre una columna. San Simeón continuó sus esfuerzos en este lugar donde vio al Señor, primero sobre una piedra y luego sobre una columna.

En el año 560, el santo asceta fue ordenado sacerdote por Dionisio, obispo de Seleucia. A los setenta y cinco años, San Simeón fue advertido por el Señor de su inminente fin. Convocó a los hermanos del monasterio, les dio unas palabras de despedida y durmió en paz en el Señor en el año 596, tras haber trabajado como estilita durante sesenta y ocho años.

Tropario, tono 1 del común de Santos Ascetas

Al morar en desierto cual un ángel en cuerpo, * has realizado milagros, Simeón, padre teóforo. * Con ayuno, pues, vigilia y oración, * has tomado celestes dádivas, * ya que curas los malestares de las almas, * que a ti acuden con fervor: * ¡Gloria al que te ha fortificado! * ¡Gloria, que la corona te ha dado! * ¡Gloria, que por tu medio, * ha brindado curación a todos!

San Miguel el Confesor, obispo de Sínadas

San Miguel era de Sínadas en Frigia de Asia Menor. En Constantinopla conoció a san Teofilacto (ver 8 de marzo); El santo patriarca Tarasio, al enterarse de que Miguel y Teofilacto deseaban convertirse en monjes, los envió a un monasterio en el Mar Negro. Debido a su gran virtud, san Tarasio los animó después a aceptar la consagración episcopal, Teofilacto como obispo de Nicomedia y Miguel como obispo de su Sínadas natal.

Debido a que san Miguel confesó valientemente la veneración de los santos iconos, fue desterrado por el emperador iconoclasta León V el Armenio, que reinó del 813 al 820. Después de ser expulsado de un lugar a otro, entre muchas penurias y amargos dolores, san Miguel murió en el exilio en el año 826.

Tropario, tono 4

De muy temprana edad, te entregaste a Dios, * te proclamaron pastor, jerarca del Señor, * oh Miguel honorable. * Así que soportaste, * en exilios, tristezas, * por haber venerado * el icono de Cristo. * Y ahora nos brindas a todos curación generosa.

Mártir Basilisco de Comana

El mártir Basilisco era de la ciudad de Amasia en el Mar Negro, era sobrino de San Teodoro(febrero. 17). Al enterarse el gobernador de Capadocia, Agripas, que Basilisco era cristiano lo mando apresar, y comenzó con diferentes modos a presionarlo para que deje el cristianismo, pero el siguió con su fe firme. Puesto ya en prisión comenzó a orar al Señor, diciéndole, que no era digno de tener el final de su vida como los mártires, y el Señor se le apareció, así pudo liberarse de la cárcel, y le dijo que valla a la casa de su pariente. Cuando se supo que él había dejado la prisión, los soldados lo buscaron y lo apresaron llevándolo a Comana de Capadocia, obligándolo andar con zapatos de hierro con clavos. Fue decapitado en Comana, y su cuerpo fue lanzado al río, durante el reinado de Diocleciano (284-305).

Tropario, tono 4 del común de Santos Mártires

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

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