Los mártires Carpo obispo de la Iglesia de Tiatira en Asia Menor, su diácono Papilo, junto con Agatodoro su sirviente y Agatonica, hermana de san Papilo, sufrieron en Pérgamo durante la persecución de Decio en el siglo III.
El gobernador del distrito donde vivían los santos descubrió que Carpo y Papilo no celebraban las fiestas paganas. Ordenó que los arrestaran y los convenciera de que aceptaran la religión pagana romana. Los santos respondieron que nunca adorarían a dioses falsos. El juez ordenó entonces que los ataran con cadenas de hierro y los condujeran por la ciudad, para luego atarlos a caballos y arrastrarlos hasta la cercana ciudad de Sardis.
Santa Agatonica fue estrangulada hasta la muerte con tendones de buey y los santos Carpo, Papilo y Agatodoro fueron decapitados en Sardis.
Durante su vida, san Papilo fue conocido por su don de curar a los enfermos. Desde su martirio, ha concedido la curación a todos los que le rezan con fe.
Tropario tono 4, del común de mártires
Tus mártires, oh Señor, * han obtenido de ti * coronas de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * han vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.