Según la antigua tradición de la Iglesia, los padres de la Madre de Dios fueron Joaquín, descendiente del linaje real de David, de la tribu de Judá; y Ana de la tribu de Leví, hija del sacerdote Matán y de María su esposa.
Ambos, aunque eran justos, permanecieron sin hijos hasta la vejez, ya que santa Ana era estéril. Ella y su esposo Joaquín. Por lo tanto, tristes, rogaron a Dios con la promesa de que, si Él les concedía el fruto del vientre, le ofrecerían su descendencia como una ofrenda. Y Dios, escuchando su súplica, les informó a través de un ángel sobre el nacimiento de la Virgen Santísima.
Y así, según la promesa de Dios, Ana concibió de acuerdo con las leyes de la naturaleza, y fue considerada digna de convertirse en la dichosa madre de la Madre de Dios.
Tropario tono 4
Hoy las cadenas de esterilidad se disuelven, * pues Dios escucha a Joaquín y Ana, * y les da promesa clara * de que, más allá de lo esperado, * fecundarán a una niña divina; * y de ella nace el Inefable cual mortal; * quien ordena al ángel llamarle: * ¡Alégrate, oh llena de gracia, * el Señor está contigo!