San Sansón nació en Roma, hijo de padres ricos, pero devotos y virtuosos. Recibió una excelente educación, estudiando filosofía y medicina, entre otras materias. Desde su más tierna infancia vivió una vida cristiana ejemplar. Tras la muerte de sus padres transformó la finca familiar en una clínica para enfermos. Se corrió la voz de sus habilidades curativas, y tanta gente acudió a él que tuvo que contratar personal para atender al creciente número de personas que buscaban su ayuda. Cuando tuvo el personal adecuado, donó toda su riqueza a la clínica y se contentó con vivir en la pobreza.

San Sansón fue a Constantinopla, donde esperaba pasar el resto de su vida en el ascetismo. Sin embargo, descubrió que había tanta necesidad de su habilidad en Constantinopla como la había habido en Roma. Compró una casa modesta y comenzó a tratar a los enfermos. Dios bendijo la obra de San Sansón y le concedió la gracia de obrar milagros. Sanó a los enfermos no sólo con su habilidad médica, sino también como alguien lleno de la gracia de Dios. Las noticias de San Sansón se difundieron rápidamente por todas partes.

Su piedad y amor por el prójimo llamaron la atención del Patriarca Menas de Constantinopla (25 de agosto), quien lo ordenó al santo sacerdocio. Cuando el emperador Justiniano enfermó y sus médicos no pudieron brindarle ningún alivio, el patriarca Menas sugirió que enviara a buscar a Sansón, quien curó al emperador. Justiniano le ofreció oro y plata como muestra de su gratitud, pero el santo se negó, diciendo que ya había regalado todas sus riquezas. En cambio, le pidió a Justiniano que construyera un hospicio para viajeros.

San Sansón reposó tranquilamente, tras una breve enfermedad, en el año 530 en una edad avanzada. Fue enterrado en la iglesia de San Mocio, construida por San Constantino el Grande.

En la tumba de San Sansón se han producido muchos milagros de curación.

Tono 8 (plagal del tono 4)

En tu paciencia has logrado tu recompensa, oh padre justísimo, * perseverando asiduamente en la oración, * amando a los pobres y atendiendo sus necesidades. * Intercede ante Cristo Dios, dichoso Sansón iluminado, * para que salve nuestras almas.

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