El Santo Mártir Julián de Tarso nació en Diocesarea, en la provincia de Cilicia. Era hijo de un senador pagano, pero su madre era cristiana. Después de la muerte de su padre, se mudaron a Tarso, donde fue bautizado y criado en la piedad cristiana. Cuando Juliano cumplió dieciocho años, el emperador Diocleciano (284-305) comenzó a perseguir a los cristianos, emitiendo un decreto según el cual todos debían ofrecer sacrificios a los ídolos. Si se negaban, serían torturados. Entre los detenidos se encontraba San Julián. Lo llevaron ante el eparca Marciano para ser juzgado y durante mucho tiempo lo instaron a renunciar a Cristo. Ni los tormentos, ni las amenazas, ni las promesas de regalos u honores pudieron convencer al devoto joven de sacrificar a los ídolos y negar a Cristo, por lo que el santo confesor se mantuvo firme en su fe.

Durante todo un año condujeron al mártir por las ciudades de Cilicia, sometiéndolo por todas partes a interrogatorios y torturas, tras lo cual lo encarcelaron. La madre de San Julián siguió a su hijo y oró para que el Señor lo fortaleciera. En la ciudad de Egea, suplicó al eparca que le permitiera visitar la prisión, aparentemente para persuadir a su hijo de que ofreciera sacrificios a los ídolos. Cuando lo vio, hizo todo lo contrario. Pasó tres días en prisión con San Julián, exhortándolo a permanecer fuerte hasta el final.

Una vez más, San Julián fue llevado ante el eparca. Pensando que su madre había persuadido a su hijo a obedecer el decreto imperial, Marciano trató de convencerla de que ofreciera sacrificios, pero ella continuó confesando a Jesucristo y denunció audazmente el politeísmo. Marciano ordenó entonces que le cortaran los pies, ya que había seguido a su hijo desde Tarso.

Luego metieron a San Julián en un saco lleno de arena y serpientes venenosas y lo arrojaron al mar. El cuerpo del mártir fue llevado por las olas hasta las costas de Alejandría. Allí su cuerpo fue enterrado por cierto cristiano piadoso. La muerte de San Julián se produjo hacia el año 305. Posteriormente, sus reliquias fueron trasladadas a Antioquía.
La gente piados, reza a San Julián para que proteja los jardines y campos de los reptiles, las serpientes y los insectos dañinos.

Tropario, tono 4

Tu mártir, oh Señor, * ha obtenido de ti * corona de incorrupción * en su lucha, Dios nuestro. * Al tener, pues, tu fuerza, * ha vencido a tiranos * y aplastado de los demonios * su abatida insolencia. * Por sus intercesiones, oh Cristo Dios, * salva nuestras almas.

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Santoral Santoral ()

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