Visita pastoral de Su Eminencia a MéridaYucatán

Su Eminencia Reverendísima nuestro querido Señor Arzobispo Antonio visitó Mérida el pasado 15, 16 y 17 de Marzo despues de no haber podido celebrar la Tradicional Posada con la comunidad de Mérida Yucatán debido a la elección de nuestro Patriarca.

El viernes 15 de Abril se trasladó su Eminencia nuestro Arzobispo a Mérida Yucatán acompañado por Rv. Archimandrita Fadi Rabbat, el monje Sergio Semaan y el diputado de Puebla Ricardo Urzúa en un avión particular. Llegando a las 4 de la tarde donde fue recibido por el Rev. Archimandrita Cosme Andrade, el cónsul honrado de Líbano Roberto Abraham y miembros del consejo ortodoxo en Mérida.

En la noche ofreció el sr. Gabriel Abbud y su señora una cena en el honor de su Eminencia con la asistencia de 150 personas. Al inicio de la cena el sr. Abbud habló dando la bienvenida a su Eminencia y sus acompañantes y después contestó el sr. Arzobispo dando las gracias a la familia Abbud por su espléndida cena empojando a todos a la unión y al trabajo a favor de la Iglesia y de México.

El sábado 16 después de un recurrido en la ciudad se trasladó el sr. Arzobispo con su compañía a la casa del sr. Elías Musa quien ofreció una comida en su honor con la presencia del sr. Roberto Abraham y otras personalidades. Habló el sr. Musa dando la bienvenida a Sayedna y su compañía con unas palabras muy emotivas a las cuales contestó el sr. Arzobispo con otras palabras de agradecimiento con profundo cariño hacia la familia Musa.

A las 6 pm. Fue celebrada la santa Liturgia por el sr. Arzobispo ayudado por los archimandritas Cosme y Fadi y al final fue el sermón de su Eminencia sobre la cuaresma y como debe de ser limpiando los corazones para acercarnos más a Dios.

Terminando la Liturgia se trasladó de inmediato al jardín donde había preparado una cena para 400 personas con la asistencia del Sr. Gobernador del estado Rolando Rodrigo Zapata Bello acompañado por el presidente del congreso estatal y también por el secretario de la Reforma agraria formal y la secretaría general de partido de gobierno lic. Ivonne Ortega, su Excelencia el Arzobispo de Yucatán Emilio Belie y los dos cónsules de Líbano y Grecia Roberto Abraham y Raúl Abraham y otras personalidades.

Inició su discurso nuestro Arzobispo dando la bienvenida a los asistentes eclesiásticos y civiles y principalmente al sr. Gobernador y al gran amigo y hermano Arzobispo de Mérida Yucatán tocando el tema de las relaciones entre los descendientes libaneses y de los países árabes y México insistiendo en la lucha permanente de nuestro querido México y terminando inició su discurso el sr. Gobernador del estado agradeciendo al Arzobispo Chedraoui por su visita y por su lucha por México tomando el apóstol del amor y la paz en México.

El domingo 17 a las 12 de mediodía se trasladó su Eminencia junto con su compañía en un vuelo privado a México dando gracias a Dios que lo acompañó en su visita al querido pueblo de Yucatán.

 

¡POR MUCHOS AÑOS SEÑOR!

Boletín del 24/03/2013

Domingo de la Ortodoxia

La Restauración de los Santos Iconos

triunfo ortodoxia

 

Ahora las lanzas de la herejía adversaria han sido aniquiladas
y su memoria, desaparecida como el eco; 
pues contemplando tu templo, oh Purísima, 
adornado con esplendor por los venerables iconos,
todos nos llenamos de júbilo.
                                                                                                           Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 1

audio2Cuando la piedra fue sellada por los judíos
y tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador,
concediendo al mundo la vida. Por lo tanto,
los poderes celestiales clamaron a Ti: Oh Dador de Vida,
Gloria a tu Resurrección, oh Cristo, gloria a tu Reino,
gloria a tu plan de salvación, oh Único, Amante de la humanidad.

Tropario Domingo de la Ortodoxia

Tono 2

Nos prosternamos ante Tu Purísima Imagen,
oh Bondadoso,  suplicándote el perdón de nuestras faltas,
oh Cristo Dios.  Porque, por tu propia voluntad,
aceptaste ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz 
para salvar de la esclavitud del adversario a los que Tú creaste. 
Por lo tanto, agradecidos, exclamamos: 
“Has llenado todo de alegría, oh Salvador, al venir para salvar al mundo.”

Condaquio de Cuaresma

 Tono 8

A ti, María, te cantamos como victoriosa;
tu pueblo ofrece alabanzas de agradecimiento,
pues de los apuros, Theotokos, nos has salvado. 
Tú, que tienes invencible y excelsa fuerza, 
de los múltiples peligros libéranos. 
Para que exclamemos a ti: ¡Alégrate oh Novia, sin novio!

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos (11: 24-26, 32-40)

Hermanos: Por la fe, Moisés, ya adulto, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar el efímero goce del pecado, estimando como riqueza mayor que los tesoros de Egipto el oprobio de Cristo, porque tenía los ojos puestos en la recompensa.

Y, ¿a qué continuar? Pues me faltaría el tiempo si hubiera de hablar sobre Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. Estos, por la fe, sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones; apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; las mujeres recobraron resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cuevas y cavernas de la tierra. Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron la promesa. Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección.

Evangelio según San Juan (1: 43-51)

En aquel tiempo, Jesús determinó encaminarse a Galilea, y en el camino encontró a Felipe y le dijo: «Sígueme.» Era Felipe de Betsaida, patria de Andrés y de Pedro. Felipe halló a Natanael, y le dijo: «Hemos encontrado a Aquél de quien escribió Moisés en la Ley y anunciaron los profetas: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.» Le respondió Natanael: «¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?» Le dijo Felipe: «Ven y verás.» Vio Jesús venir hacia sí a Natanael, y dijo de él: «He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.» Le dijo Natanael: «¿De dónde me conoces?» Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Al oír esto Natanael, le dijo: « Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel.» Le replicó Jesús: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás.» Y le añadió: «En verdad, en verdad les digo: verán abierto el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sirviendo al Hijo del hombre.»

Mensaje Pastoral

La visión de Dios

En la lectura evangélica de hoy Felipe le dice a Natanael: «Hemos encontrado a Aquél de quien escribió Moisés en la Ley y anunciaron los profetas: Jesúsimages el hijo de José, el de Nazaret.»

El primer domingo de la Cuaresma, llamado el domingo de la Ortodoxia, recordamos el triunfo de la recta fe cuando, en el año 843, la emperatriz Teodora salió acompañada por el clero devoto y el pueblo piadoso en una procesión, levantando de nuevo los iconos después de una guerra tensa cuyo objeto incumplido era destruir todos los iconos y prohibir su uso en la devoción cristiana.

Aunque los iconoclastas eran apoyados por emperadores, no obstante, los fieles –monjes y casados, clero y pueblo– conservaron la veneración de los iconos como un tesoro precioso y los defendieron: algunos con palabras y refutaciones, y otros con  sangre y martirio.

¿Qué relación une el pasaje evangélico de hoy (el llamado a Natanael) con el recuerdo de la Restauración de los santos Iconos que hoy celebramos?

Si observamos el tema de la discusión entre los dos discípulos («Hemos encontrado a Cristo») y la frecuencia con la que aparece el verbo «ver» y sus sinónimos en el texto (siete veces), entendemos cómo la Iglesia relaciona la lectura de hoy con los iconos: ¡es un pasaje que santifica la visión!

La visión de Dios era siempre el deseo fervoroso del hombre del Antiguo Testamento, aunque este anhelo no se le cumplía aún. Las revelaciones divinas más claras en el Antiguo Testamento han sido otorgadas a Moisés y a Elías. Cuando Moisés pidió ver la divina gloria, Dios le dijo: «Al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado […] pero mi Rostro no se puede ver.» (Ex 33:21-23). Elías, por su parte, nada más escuchó su voz «en el susurro de una brisa suave», y «cubrió su rostro con el manto» (1Re 19:12-13). Es así como Dios comenzó a revelarse, cada vez más, hasta llegar la plenitud de los tiempos.

En el Antiguo Testamento, Dios no fue visto sino que se reveló al hombre por medio de sus acciones, intervenciones y orientaciones en la historia de la Salvación. Y con la prohibición del Decálogo: «No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos ni de lo que hay abajo en la tierra […] No te postrarás ante ellas ni les darás culto» (Ex 20:4-5), procuraba impedir que el hombre se hiciera víctima de la idolatría al querer hacer la representación de lo que no había visto ni conocido. Pero con la Encarnación del Hijo, Dios se  nos  ha  revelado  en cuerpo; lo hemos visto, «lo hemos encontrado», como lo dijo Felipe a Natanael; entonces, conforme a las palabras de san Juan Damasceno: «Esta prohibición no pertenece a la Iglesia del Nuevo Testamento ya que Dios ha aceptado la naturaleza humana y ha vivido en la tierra como hombre […] Ya que el Invisible se hizo visible por su encarnación, pueden pintar a quien se ha contemplado: pueden pintar a mi Salvador, su Nacimiento, Pasión, Crucifixión, Resurrección.»

El icono es un instrumento que nos enlaza con Dios, a Quien solemos olvidar durante la mayor parte del día. El icono nos coloca en la Presencia de Él y nos recuerda su llamado: «Estoy a la puerta y llamo» (Ap 3:20). Entonces, ¡cómo no venerarlo y exaltar su lugar en nuestra vida!

¡Ante Ti, oh santo Icono del Padre, Jesucristo, nos postramos en adoración!, pues «al Señor, tu Dios, adorarás y a Él solo servirás.»

Nuestra Fe y Tradición

La Restauración de los Santos Iconos

Icono_sobre_iconoEl 1er domingo de la Cuaresma, llamado el domingo de la ortodoxia, recordamos el triunfo de la recta fe cuando, en el año 843, la emperatriz Teodora salió con los fieles en una procesión levantando de nuevo los iconos en su postura de veneración después de una guerra tensa cuya objeto era destruir todos los iconos y prohibir que los fieles los usaran en su piedad.

Aunque los iconoclastas eran apoyados por los emperadores, no obstante los fieles, clero y pueblo, monjes y casados, conservaron la veneración a los iconos como un tesoro precioso, defendiéndolos, algunos con palabras y explicaciones, y otros, con  su sangre y vida.

Así los fieles, en el primer domingo de la Cuaresma del mencionado año 843 elevaron los iconos anunciando la fe ortodoxa, determinada por el Concilio Séptimo (787): no adoramos al icono, sino lo veneramos, y nuestra veneración y respeto se refiere a quien se representa, al Señor, a  la Virgen o a los santos. Pues, por el icono nuestros ojos comprenden y alientan con su presencia la profundidad del alma que ora.

Si alguien nos pregunta que ¡cómo sobrepasamos el orden del segundo mandamiento del Antiguo Testamento que prohíbe el presentar imágenes de Dios!, contestémosle con las palabras de San Juan Damasceno:

“esta prohibición no pertenece a la Iglesia del Nuevo Testamento, ya que Dios ha aceptado naturaleza humana y vivido en la tierra como hombre… Ya que el Invisible se hizo visible por su encarnación, pueden pintar a quien se ha visto: pueden pintar a mi Salvador, su nacimiento, pasión, crucifixión, resurrección… expresen todo esto con colores como lo han expresado con palabras, no tengan miedo, yo sé la diferencia entre los ídolos y los iconos.”

 Así pues, al oponerse a presentar al Señor en iconos, se rechaza la realidad de su encarnación.

Que queramos a los no ortodoxos no significa que compartamos sus desviaciones; soy ortodoxo, entonces me incorporo, con mis hermanos en la fe, cada domingo en la iglesia donde creceré en Gracia y fe y al encontrarme con el rostro del Señor, diré a los que están afuera lo que Felipe ha dicho a Natanael en el Evangelio de hoy: “ven y lo verás”

Vida de Santos

La Anunciación de la Santísima Virgen María.

25 de marzo

Esta gran fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de05-anunciacion Dios. Era el propósito divino dar al mundo un Salvador, al pecador una víctima de propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella —que debía permanecer virgen— un Hijo, y al Hijo de Dios una nueva naturaleza, una naturaleza humana capaz de sufrir el dolor y la muerte, a fin de que El pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras transgresiones. El Espíritu Santo, que para la Virgen estaba en el lugar del esposo, no se contentó con hacer que su cuerpo fuera capaz de dar la vida al Dios Hombre, sino que enriqueció su alma con la plenitud de la gracia, de suerte que pudiera haber una especie de proporción entre la causa y el efecto y, para que ella pudiera ser la criatura más cualificada para cooperar en este misterio de santidad; por lo tanto, el ángel se dirigió a ella, diciéndole: “Dios te salve María, llena eres de gracia.” Si María no hubiese estado profundamente arraigada en la humildad, esta forma de salutación y el significado del gran designio para el que se pedía su cooperación, fácilmente la habrían envanecido, pero en su humildad, Ella sabía que la gloria de cualquier gracia que poseyera pertenecía a Dios. Su modestia había sugerido una duda, pero una vez que ésta fue disipada, sin más investigación, dio su asentimiento para esa su misión celestial. “He aquí la sierva del Señor, hágase en Mí según Su palabra.” El mundo no iba a tener un Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su ¡Fiat! En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la tierra. En ese instante, el Verbo de Dios quedó para siempre unido a la raza humana: el alma de Jesucristo, producida de la nada, empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es escogida para cooperar con su libre consentimiento.

Nuestro propio ayuno según los Santos Padres

Abba Juan Colobos decía: “Si un rey quisiera apoderarse de una  ciudad de sus enemigos, comenzaría por cortar, el agua y los víveres y, de este modo, los enemigos, muertos de hambre, se le someterían. Lo mismo ocurre con las pasiones de la carne; si un hombre vive en el ayuno y el hambre, los enemigos de su alma se debilitan”.

Un día, Silvano y su discípulo Zacarías fueron a visitar un monasterio. Al despedirse, se les hizo comer un poco. Una vez que estuvieron en marcha, el discípulo halló agua en el camino y quiso beber: El Anciano le dijo: “Zacarías, hoy es día de ayuno”. Este preguntó: “Pero, ¿no hemos comido, padre?” Y el Anciano respondió: “Lo que comimos provenía de la caridad; pero nosotros, hijo mío, guardamos nuestro propio ayuno.”

El ayuno y el perdón

 
Arch BoulosPor Monseñor Pablo Yazigi
Metropolita de Alepo (Siria)
Texto extraido de:
El Libro de la Palabra, Volumen I, Período del Triodion y Pentecostario, Edición de la Arquidiócesis de Alepo, 2006, pp. 43-45.

“Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también su Padre celestial les perdonará a ustedes” (Mt 6:14)

Este es el cuarto y último domingo de la temporada preparativa a la Gran Cuaresma, y mañana iniciamos el período bendito de la Gran Cuaresma.

ayuno0En el domingo “del fariseo y del publicano”, Cristo abre las puertas del arrepentimiento e inicia el camino que conduce a la Gran Cuaresma, que es la humildad. En el domingo “del hijo pródigo”, se fija la mirada hacia el Padre, la meta de la Gran Cuaresma. En el domingo “del Día Juicio y de la abstinencia de la carne”, se medita sobre la importancia del prójimo, porque con él se realizarán los “actos de amor”. Y hoy, en el domingo “del perdón”, se da al prójimo el beso de amor para iniciar el ayuno con alegría, reconciliándose con Dios y con el prójimo, y por consiguiente consigo mismo.

* * *

En los oficios y oraciones de este domingo, como así también en el pasaje del Evangelio (Mt 6:14-21), dos temáticas sobresalen. La primera temática se trata de la conmemoración de la expulsión de Adán del Paraíso, quien se había quedado allí llorando. Los himnos y las lecturas bíblicas comparan entre la situación paradisíaca y la situación posterior a la caída, la cual merece realmente el llanto y el arrepentimiento, algo que los himnos reiteran a menudo.

La segunda temática se trata del perdón, o sea pedir perdón a Dios y perdonar al prójimo. Sobre eso nos habla el pasaje del Evangelio, – sobre el perdón de Dios a nosotros, y nuestro perdón a los demás -, justo antes de tratar el tema del ayuno. A través de esta celebración, la Iglesia termina, con el perdón, este período de preparación e inicia la Gran Cuaresma.

Así ambas temáticas, la del llanto por la expulsión de Adán del Paraíso, y la de pedir el perdón de Dios y perdonar al prójimo, se reúnen en un solo tema, que es el ayuno.

¿Acaso no es el hecho de no haber obedecido a Dios y de haber transgredido el mandamiento de ayunar (N.T.: o sea no comer del árbol prohibido) que era la razón que causó la expulsión de Adán del Paraíso? Ahora, el ayuno es la herramienta que va a permitir la reconciliación entre los seres humanos y Dios: el ayuno nos brindará el perdón de Dios a cambio de nuestra transgresión.

* * *

Este domingo nos hace recordar dos eventos. El primero es la expulsión de Adán del Paraíso: es el momento de la separación entre Dios y el hombre, cuya imagen en la Biblia es dura, pues Dios ha puesto un ángel para vigilar la puerta del Paraíso con una espada de fuego en su mano. Es una imagen que deja a entender que la puerta está cerrada ante cualquier intento de reconciliación con Dios, después de que Adán y Eva se descuidaron de “ayunar”. El segundo evento es un anuncio y anticipo del perdón de Dios, otorgado con la esperanza de que los hombres se perdonaran para que se cumpliera completa y definitivamente el perdón divino, como menciona la Biblia claramente. Este será el momento de la “reconciliación” con Dios.

Nos reconciliaremos con Dios por medio del ayuno, el cual hemos de empezar perdonando al prójimo y reconciliándonos con él. Puede ser que sea más fácil ayudar a un pobre o compadecer con un extranjero. Pero lo más difícil es perdonar a nuestro prójimo, – el perdón entre fieles y prójimo -, pues la reconciliación ocurre cuando el amor llega realmente a superar nuestro amor a nosotros mismos y a toda dignidad personal. Es la prueba de que hemos puesto al prójimo no sólo por encima de algunas de nuestras posesiones, sino también por encima de nuestra dignidad, porque, al reconciliarnos con nuestro prójimo, logramos complacer al corazón divino y sentir la paz.

Por ello, la Iglesia estableció en su culto, – y el culto es la forma visible y práctica de vivir la fe -, que todos los cristianos se reunieran en el oficio de las Vísperas del domingo “del perdón”, para que los fieles intercambiaran, al final del oficio, el beso fraterno entre ellos y se abrazaran los unos a los otros, signo de reconciliación y de amor verdadero. Es que la tradición en las Iglesias Ortodoxas prevea que el obispo junto a todos los sacerdotes y fieles se congregaran, en la tarde de aquel día, para celebrar el oficio de las Vísperas, y que se pidieran mutuamente los unos a otros el perdón a fin de iniciar la Gran Cuaresma con alegría y fuerza.

* * *

Después de tratar la necesidad de perdonar al prójimo para obtener el perdón de Dios, el texto bíblico trata el ayuno, el cual debe estar acompañado con señales de alegría y no poner “cara triste” para parecer a la gente que estamos ayunando.

Sí, la Cuaresma no es un período en el que nos torturamos, ni que nos castigamos, tampoco se trata de “pagar” nuestras deudas a Dios. La Cuaresma es el período en el que predomina el amor fraterno, y el sentido de amor a Dios y la luz recibida de Él. El ayuno es el período en el cual nos llenamos de la gracia divina derramada en nuestros corazones y nos alegramos de la presencia de la Gracia en nosotros, a tal punto que “olvidamos de comer nuestro pan” (Salmos 102:4). La Cuaresma es el período en el cual no vivimos compitiendo por un pedazo de pan; es un período en el que nuestro “pan de cada día” se convierte en el pan de los ángeles – es decir la alabanza -, y también en dar a comer al prójimo – es decir el amor.

* * *

Así nos exhorta el oficio de las vísperas celebrado aquel domingo a la tarde: “Empecemos el período del ayuno con gozo, dejándonos libremente a nosotros mismos correr en el sendero de la lucha espiritual; purifiquemos nuestra alma; purifiquemos nuestro cuerpo ayunando de las pasiones tal como ayunaríamos de los alimentos. Gocemos, pues, de las virtudes del Espíritu”.

He aquí un tiempo propicio, he aquí el período del arrepentimiento, el cual podemos empezar con una palabra – “¡Perdóname, hermano mío!” -, e iniciar, con nuestro prójimo, la Gran Cuaresma con el beso de paz. Amén.

 

Boletín del 17/03/2013

Domingo del Perdón

Abstinencia del Queso

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“Ay de mí, yo miserable, que transgredí tu mandamiento,
oh Señor; pues, fui despojado de tu gloria,  marcado por la vergüenza
y exiliado de la felicidad del Paraíso. Ten piedad de mí,
quien justamente fui privado de tu bondad, oh Misericordioso.”
                                                                                                                            Exapostelario

Himnos de la Liturgia 

Tropario de la Resurrección

Tono 8

audio1Descendiste de las alturas, oh Piadoso,
y aceptaste el entierro de tres días para librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.

Condaquio del Domingo de la abstinencia del queso

 Tono 6

¡Oh Guía hacia la sabiduría, Dador de la inteligencia,
Instructor de los ignorantes y Protector de los pobres!,
fortalece, oh Señor, mi corazón y dale comprensión,
y concédeme la palabra, oh Palabra del Padre.
Pues heme aquí y mis labios no vacilan en exclamarte:
“Oh Misericordioso, ten piedad de mí, el caído.”

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (13:11 – 14:4)

Hermanos: La salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con decoro; nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revístanse más bien del Señor Jesucristo y no se interesen en la carne para satisfacer su concupiscencia.

Acojan bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones. Uno cree poder comer de todo, mientras el débil no come más que verduras. El que come, no desprecie al que no come; y el que no come, tampoco juzgue al que come, pues Dios le ha acogido. ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga sólo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo.

Evangelio según San Mateo (6: 14-21)

Dijo el Señor: «Si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su Padre celestial; pero si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco su Padre perdonará las de ustedes.

Cuando ayunen, no pongan cara triste como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo, que ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.

No acumulen tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Acumulen más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde está tu tesoro, ahí está también tu corazón.»

Mensaje Pastoral 

La expulsión de Adán

En el domingo presente, último antes de iniciar la Cuaresma, la Iglesia recuerda la expulsión de Adán del paraíso.

imagesEl engaño que Satanás planteó ante los ojos de Adán –y no ha dejado de hacerlo– es que el hombre es capaz de vivir sin Dios y de lograr su propia satisfacción. Y mientras la trampa, figurada en el relato bíblico en el fruto, es tan sólo un atractivo externo –«la mujer vio que el árbol era bueno para comer y apetecible a la vista» (Gn 3:6)–, el resultado del acceso a su seducción concluirá sin lugar a duda en amargura: es la amargura de la expatriación del hombre lejos de Dios y su propia excomunión.

El ayuno es una marcha de regreso que implica apartarse del egoísmo soberbio y dirigirse hacia Dios y los demás. El ayuno no es una condición requerida para obtener cierta justificación –error común que la parábola del fariseo y el publicano advirtió claramente– sino una invitación para un cambio: cambiar el amor propio (el yo) por el amor a quienes están fuera de mis limitaciones (Dios y los demás). Esto es lo que hace que el ayuno sea hoy más importante que nunca, ya que vivimos en la era del individualismo.

Cuando ayunamos, nos abrimos a los demás y a sus necesidades; cuando ayunamos, sentimos lo que es el hambre y comprendemos que «no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4:4). La esencia del ayuno es obtener esta hambre, no de comidas, sino de Dios; dejar a un lado el interés mundano –siempre justificado y natural– para disponer más espacio a la acción del Espíritu. La Cuaresma es un ambiente espiritual en el que vamos creyendo, más y más, y asimilando  que  «la  necesidad  es  de  uno  solo» (Lc 10:42): de Dios, Quien nos alimenta con su Gracia. Y cuando llega la Pascua, meta de toda la peregrinación cuaresmal, advertimos que, en Él, ya lo tenemos Todo.

El ayuno es más que una obligación, es una necesidad, un ejercicio espiritual que procura sensibilizarnos  y transformar la regla que suele regir nuestra vida «comer, consumir y recibir lo más que se pueda» en «ayunar y dar amor lo más que pueda yo».

Adán que atraído por lo «apetecible a la vista» ha perdido la dulzura del Paraíso, regresa con la vigilia de los sentidos y los deseos a ver la Luz, y su vida vuelve a ser el jardín donde «Dios se paseaba a la hora de la brisa» (Gn 3: 8) y a toda hora. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

La Confesión

¿Qué hacer cuando la conciencia tortura a la persona? ¿Qué hacer, cuando el alma se llena de angustia? La Iglesia Ortodoxa aconseja confesarse. La confesión es la denuncia del pecado, es la decisión de no repetirlo más.

Nosotros pecamos contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos.  Pecamos con los hechos, con palabras, hasta con el pensamiento. Pecamos por inducción del diablo, por influencia del mundo circundante, por propia voluntad. “No hay hombre que viva sobre la tierra y no peque”. Pero tampoco hay un pecado que no sea perdonado por Dios por medio de la confesión. Para la salvación de los pecadores Dios se hizo hombre, ha sido crucificado y resucito de los muertos. Los Santos Padres comparan la misericordia de Dios con el mar que apaga la más fuerte llama de iniquidad de los humanos.

En la confesión no hay que justificarse, quejarse de las condiciones cotidianas, enmascarar los pecados con frases nubladas como “he pecado contra el sexto mandamiento,” o contar sobre temas ajenos. En ningún caso se puede esconder, callar nada: el pecado se puede esconder al sacerdote pero no a Dios Omnisapiente.

En ciertos casos el sacerdote puede indicar a quien  se confiesa una penitencia en cierta forma una cura espiritual dirigida hacia la extirpación del pecado.

El hombre es responsable de sus pecados desde los siete años de edad. El que se bautizó a edad madura, no tiene la necesidad de confesar lo referente a su vida previa al Bautismo, aunque se le recomienda una conversación  con un padre espiritual que le dé luz sobre como encaminar su vida.

Vida de Santos

Nuestro Padre entre los Santos Cirilo, Obispo de Jerusalem

18 de marzo

stciriljerusalem_fixed250Se ignora lo que San Cirilo hizo, antes de ser Obispo de Jerusalén, pero se sabe que Dios honró el principio de su Episcopado, con una maravilla, que causó admiración en todo el Imperio Romano. El día 7 de Mayo de 351 apareció en el aire una Cruz tan luminosa, que no podía oscurecerla ni el resplandor del Sol.

Se extendía esta Cruz desde el Monte Calvario hasta el de los Olivos, distante uno del otro cerca de tres cuartos de legua y era del mismo ancho. Todos los que se encontraban en Jerusalén, cristianos y paganos fueron testigos de esta maravilla, que comenzó a las nueve de la mañana y duró muchas horas.

Cirilo informó de este suceso al emperador Constancio, en una carta que aún se conserva. Se ignora lo que hizo San Cirilo desde esta aparición hasta el fin del año 357, en el cual fue depuesto por las intrigas y el odio de Acacio, Obispo de Cesarea, con quien estaba en entredicho, ya que pretendía que nuestro Santo usurpaba los derechos de la Metrópoli. Esta controversia aumentó por la diversidad de las opiniones, porque Acacio sostenía el arrianismo y San Cirilo seguía la doctrina de la Iglesia cristiana ortodoxa.

Acacio era un hombre inquieto, citó muchas veces a San Cirilo para juzgarlo, pero el Obispo de Jerusalén no compareció, porque no reconocía a Acacio como su superior. Pero éste tenía gran crédito en la corte y estaba apoyado por los Grandes y Prelados que pensaban como él, hizo deponer a San Cirilo por haberse rehusado a comparecer y responder las acusaciones formuladas contra él. Una de estas acusaciones sostenía que Cirilo había vendido los tesoros de la Iglesia. Es verdad, que hallándose afligido el territorio de Jerusalén, acosado por el hambre, el pueblo acudió a San Cirilo, un padre bueno y generoso, para solicitarle ayuda, y como Cirilo no tenía dinero, vendió algunos vasos sagrados y telas preciosas.

Cirio no hizo caso de su acusación por considerarla injusta y hecha contra las reglas, y apeló ante otro tribunal, remitiendo el acta de la apelación a los que lo habían depuesto.

Habiendo juntado los Obispos un Concilio en Seleucia, en el mes de Septiembre del año 359, Cirio se presentó y pidió que se hiciese justicia. Nuestro Santo fue escuchado favorablemente y restablecido en la Silla de Jerusalén, y Acacio, depuesto.

Pero al año siguiente, en 360, Acacio, que no había perdido su crédito, volvió otra vez en contra de San Cirio y logró deponerlo en un acuerdo en el que se hizo dueño por sus intrigas.

El Santo Obispo murió en 386, después de 35 años de Episcopado.

 Sobre el Ayuno

                                                                                                                                  San Isaac el Sirio

  • El hambre es una óptima manera para instruir los sentidos.
  • En un estómago lleno de comida no habrá lugar para conocer los misterios de Dios.
  • Apenas el hombre inicia el ayuno, la mente anhela convivir con Dios.

 

Felicitaciones por la elección del nuevo Papa Francisco

Personalmente y a nombre de la comunidad Ortodoxa Antioquena de México, Venezuela, Centroamérica y El Caribe quiero hacer extensa mi felicitación a todos los miembros de  la Iglesia Católica Romana por la elección del nuevo Papa Francisco.

Compartimos con gusto la gran alegría de la elección en la Santa Sede, que ha dado como resultado que el Señor Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Cardenal de Argentina, fuera elegido como el 266º Papa de nuestra hermana Iglesia Católica Romana, asumiendo el nombre de Francisco.

Pedimos a Dios por él nuevo Pontífice para que lo proteja, le guíe y le de sabiduría para conducir a su Iglesia  y rogamos a Cristo Nuestro Señor para que haya cooperación y unidad entre nuestras iglesias y exista un verdadero camino en la unidad dentro del Ecumenismo y esperamos que haya cooperación entre las dos iglesias para defender el Cristianismo que ha sido muy perseguido en estos días.

Nos da mucho gusto y orgullo que el Papa Electo  sea de Latinoamérica, recuerdo que en estos días en que se sucitó la renuncia de Benedicto XVI yo comentaba en varias ocasiones, de que ya era tiempo de que eligieran a un Papa de Latinoamérica.  También quiero felicitar  a nuestros hermanos Argentios que viven dentro y fuera de su país.

México D.F a 13 de Marzo del 2013

Antonio Chedraoui Arzobispo Mitropolitano

Purificación Espiritual por el Ayuno y la Misericordia

 

st_leo_I_papaDel sermón 6,1-2 sobre la Cuaresma,
de san León Magno (+461)

Siempre, hermanos, la misericordia del Señor llena la tierra, y la misma creación natural es, para cada fiel, verdadero adoctrinamiento que lo lleva a la adoración de Dios, ya que el cielo y la tierra, el mar y cuanto en ellos hay manifiestan la bondad y omnipotencia de su autor, y la admirable belleza de todos los elementos que le sirven está pidiendo a la criatura inteligente una acción de gracias.

Pero cuando se avecinan estos días, consagrados más especialmente a los misterios de la redención de la humanidad, estos días que preceden a la fiesta pascual, se nos exige, con más urgencia, una preparación y una purificación del espíritu.

Porque es propio de la festividad pascual que toda la Iglesia goce del perdón de los pecados, no sólo aquellos que nacen en el sagrado bautismo, sino también aquellos que, desde hace tiempo, se cuentan ya en el número de los hijos adoptivos.

Pues si bien los hombres renacen a la vida nueva principalmente por el bautismo, como a todos nos es necesario renovarnos cada día de las manchas de nuestra condición pecadora, y no hay nadie que no tenga que ser cada vez mejor en la escala de la perfección, debemos esforzarnos para que nadie se encuentre bajo el efecto de los viejos vicios el día de la redención.

Por ello, en estos días, hay que poner especial solicitud y devoción en cumplir aquellas cosas que los cristianos deben realizar en todo tiempo; así viviremos, en santos ayunos, esta Cuaresma de institución apostólica, y precisamente no sólo por el uso menguado de los alimentos, sino sobre todo ayunando de nuestros vicios.

Y no hay cosa más útil que unir los ayunos santos y razonables con la limosna, que, bajo la única denominación de misericordia, contiene muchas y laudables acciones de piedad, de modo que, aun en medio de situaciones de fortuna desiguales, puedan ser iguales las disposiciones de ánimo de todos los fieles.

Porque el amor, que debemos tanto a Dios como a los hombres, no se ve nunca impedido hasta tal punto que no pueda querer lo que es bueno. Pues, de acuerdo con lo que cantaron los ángeles: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor, el que se compadece caritativamente de quienes sufren cualquier calamidad es bienaventurado no sólo en virtud de su benevolencia, sino por el bien de la paz.

Las realizaciones del amor pueden ser muy diversas y, así, en razón de esta misma diversidad, todos los buenos cristianos pueden ejercitarse en ellas, no sólo los ricos y pudientes, sino incluso los de posición media y aun los pobres; de este modo, quienes son desiguales por su capacidad de hacer limosna son semejantes en el amor y afecto con que la hacen.

Boletín del 10/03/2013

Domingo de la abstinencia de la carne

Memoria del Juicio Final

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Al acordarme del terrible día del juicio
y de tu inefable gloria, tiemblo enteramente,oh Señor,
y con temor te exclamo:  “Oh Cristo Dios,
cuando vengas a la Tierra con gloria  a juzgar todo el universo,
libérame a mí, miserable, de todo castigo, 
y hazme digno de estar a tu diestra, oh Maestro.
                                                                                                           Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

audio1Destruiste la muerte con tu cruz y abriste al ladrón el Paraíso;
a las Mirróforas los lamentos trocaste y
a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste,
oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.
Condaquio del Domingo de la abstinencia de la carne.

Condaquio del Domingo del Juicio final

Tono 1

Cuando vengas con gloria a la Tierra,
oh Dios, temblará toda la creación:
el río de fuego fluirá  ante el Estrado,
los libros serán abiertos y lo secreto revelado.
Entonces, libérame del fuego inextinguible
y hazme digno de estar a tu Diestra, oh justo Juez.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios  (8:8 – 9:2)

Hermanos: No es la comida lo que nos acercará a Dios: ni somos menos porque no comamos, ni somos más porque comamos. Pero tengan cuidado que esa su libertad no sirva de tropiezo a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se pierde el hermano débil, por quien Cristo murió. Y pecando así contra los hermanos, hiriendo su conciencia, que es débil, pecan contra Cristo. Por tanto, si un alimento causa tropiezo a mi hermano, nunca comeré carne para no escandalizar a mi hermano.

¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? Si para otros no soy yo apóstol, para ustedes sí que lo soy; pues, ¡el sello de mi apostolado son ustedes en el Señor!

Evangelio según San Mateo (25: 31-46)

Dijo el Señor: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a verme.” Entonces los justos responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dirá: “En verdad les digo, que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron.”

 Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apártense de Mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me acogieron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y en la cárcel, y no me visitaron.” Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y Él entonces les responderá: “En verdad les digo, que cuanto dejaron de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejaron de hacerlo.” E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la Vida Eterna.»

Mensaje Pastoral

La báscula del juicio

Estando a las puertas de la Cuaresma, nuestra Iglesia conmemora el Día del Juicio, es decir, la segunda venida de nuestro Señorjuicioicon25 Jesucristo. La lectura del Evangelio enfatiza el criterio del Juicio Final, y lo que leemos está claro: seremos juzgados según la medida de nuestra misericordia, es decir, la medida de nuestro amor.

La palabra «amor» a menudo es manipulada o malentendida. El pasaje bíblico destaca las palabras de nuestro Señor Jesús cuando dice: «cuanto hicieron a uno de estos hermanos…» Entonces no se trata de un término abstracto ni de emociones y sentimientos sino de acción. Nosotros, pues, seremos separados entre ovejas y cabritos –como lo ilustra la imagen de la parábola– según nuestras obras de amor.

Erróneamente, el amor es limitado a tan sólo un afecto pasivo. Quizás podamos tener sentimientos de antipatía y rechazo hacia cierta persona, pero si nos comportamos con ella con delicadeza y amor, transformamos, a través de la lucha, nuestro odio en caridad y clemencia. Por otro lado, podemos tener en nuestro interior el sentimiento más delicado hacia alguien y sentirnos emocionalmente dependientes de él, pero a la vez tratarlo con hostilidad.

El amor significa, sin duda alguna, ceder a los demás el primer lugar, y el egoísmo es exactamente lo contrario, es decir, tomar para mí la primacía y dejar al prójimo lo último. Que yo ame a alguien equivale a que quiera y desee darle a él el primer lugar, amarle más de lo que me quiero a mí mismo y desearle el bien a él antes que a mí.

La Cuaresma, cuando va de la mano con las obras de la misericordia, constituye un gesto de abstinencia que nos lleva a abandonar nuestro egoísmo y nos estimula a despojarnos del hombre viejo y a proclamar al nuevo. En ella, dejamos atrás todos nuestros malos deseos, nos abstenemos de los intereses que nos llevan a la perdición, y aprendemos a ver y considerar a «los hermanos más pequeños» del Señor y apreciar en ellos su Presencia. Y así se inclina la balanza favorablemente: «Conviene que Él crezca, y que yo mengüe» (Jn 3:30).

Nuestra Fe y Tradición

Alimentos de la Vigilia

ayuno0Unos fieles preguntaron al anciano: “¿Padre, cuáles alimentos se nos permite comer en la Cuaresma, y cuáles no?”.

 Él comprendió que su preocupación se apegaba al “menú” cuaresmal y descuidaba el espíritu del ayuno que supera meros alimentos de vigilia. Les contestó así:

la Iglesia recomienda, en esta temporada, tres tipos de alimento que Jesús ha mencionado en su Evangelio. En realidad son alimentos adecuados para cualquier tiempo, pero en la cuaresma, con mucha más concentración:

1- Dijo el Señor: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4). Eso es el primer alimento. Sabemos que “toda palabra que sale de la boca de Dios” ha sido escrita en la Biblia. Y por ello nos dedicamos a estudiar la santa Escritura con anhelo y asiduidad.

2- Dijo el Señor: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (Jn 4:34). El mismo Jesús se ha alimentado de “hacer la voluntad de Dios Padre”, y a nosotros que llevamos su nombre, nos ha enseñado a gustar lo mismo, cada vez que clamemos desde el fondo del corazón: “hágase tu voluntad así la tierra como en el cielo”. Este alimento consiste en llevar a cabo lo que hemos leído en la Biblia.

3- Dijo el Señor: “mi Carne es verdadera comida, y mi Sangre es verdadera bebida, el que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en Mí y Yo en él.” (Jn 6:55). El tercer tipo de alimento lo buscamos cuando nos reunimos como una familia para comulgar a Aquél, a Quien hemos conocido en la santas Escrituras, y hemos luchado para obrar cuya Voluntad.”

Vida de Santos

San Sofronio Patriarca de Jerusalén

11 de marzo

Sofronio nació en Damasco y desde pequeño estudió tan excesivamente, que estuvo a punto de quedar ciego; pero gracias a eso elicono santo llegó a ser tan versado en la filosofía griega, que recibió el sobrenombre de “el sofista.” Junto con su amigo, célebre ermitaño Juan Mosco, viajó mucho por Siria, Asia Menor y Egipto, donde tomó el habito de monje, el año 580. Los dos amigos vivieron juntos durante varios años en la ” Laura” de san Sabas y en el monasterio de Teodosio, cerca de Jerusalén. Su deseo de mayor mortificación los llevó a visitara los famosos ermitaños de Egipto. Después fueron a Alejandría, donde el patriarca San Juan el Limosnero les rogó que permaneciesen dos años en su diócesis para ayudarle a reformarla y a combatir la herejía. En dicha ciudad fue donde Juan Mosco escribió el

” Prado Espiritual,” que dedicó a San Sofronió. Juan murió hacia el año 620, en Roma, a donde había ido en peregrinación. San Sofronio retornó a Palestina y fue elegido Patriarca de Jerusalén, por su piedad, saber y ortodoxia.

En cuanto tomó posesión de la sede, convocó a todos los obispos del patriarcado para condenar la herejía monotelita y compuso una carta sinodal, en la que exponía y defendía la doctrina ortodoxa. Esa carta, fue más tarde ratificada por el sexto Concilio Ecuménico, llego a manos de Papa Honorio y del patriarca de Constantinopla, Sergio, quien había aconsejado al Papa que escribiese en términos evasivos acerca de la cuestión de las dos voluntades de N.S.J.C. Parece que Honorio no se pronunció nunca sobre el problema; su silencio fue muy poco oportuno, pues daba la impresión de que el Papa estaba de acuerdo con los herejes. Sofronio, viendo que el emperador y muchos prelados del oriente atacaban la verdadera doctrina, se sintió llamado a defenderla con mayor celo que nunca. Llevó al Monte Calvario a su sufragéneo, Esteban, obispo de Dor y ahí le conjuró, por N.S.J.C Crucificado y por la respuesta que tendría que dar a Dios el día del juicio, “a ir a la Sede Apostólica, base de toda doctrina revelada, e importunar al Papa hasta que se decidiese a examinar y condenar la nueva doctrina.” Esteban obedeció y permaneció en Roma diez años, hasta que el Papa San Martín I, condenó la herejía monotelita, en el Concilio de Letrán, el año 649.

Pronto tuvo San Sofronio que enfrentarse con otras dificultades. Los sarracenos habían invadidos Siria y Palestina; Damasco había caído en su poder en 636; y Jerusalén en 638. El santo patriarca, había hecho cuanto estaba en su mano por ayudar y consolar a su grey, aun a riesgo de su vida. Cuando los mahometanos sitiaban la ciudad, San Sofronio tuvo que predicar en Jerusalén el sermón de Navidad, pues era imposible ir a Belén en aquellas circunstancias. El santo huyó después de la caída de la ciudad y, según parece, murió al poco tiempo, probablemente en Alejandría.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «El cuidado por agradar a los hombres hace perder todo el aprovechamiento espiritual y deja al alma seca y descarnada».
  • Dijo el abad Pastor: «Enseña a tu corazón a cumplir lo que a otros enseñas con tus palabras». Y  añadió: «Los hombres cuando hablan parecen perfectos. Al cumplir lo que dicen no lo son tanto».
  • Un  hermano se llegó al abad Teodoro y empezó a hablar e inventar cosas de las que no tenía ninguna experiencia. El anciano le dijo: «Todavía no has encontrado barco, ni has colocado en él tu equipaje, ni has empezado a navegar, y he aquí que ya has llegado a la ciudad de destino. Cuando hayas puesto por obra todo eso de lo que me has estado hablando, entonces podrás empezar a hablar de ello».

Nuevo Patriarca de Bulgaria

Nuevo Patriarca de Bulgaria

 

Sofía – Bulgaria, El pasado domingo 24 de febrero de 2013 en la Catedral Patriarcal San Alejandro Nevsky, el Metropolita Neófito fue electo Metropolita de Sofía y Patriarca de Bulgaria.

 

Su Santidad Neófito (Simón Nicolaiev Dimitrov)

Nació el 15 de octubre de 1945 en Sofía – Bulgaria,

 

En 1965, se graduó en el seminario.

 

En 1971, se graduó en la Academia Teológica de Sofía, tras lo cual fue enviado a estudiar en la Academia Teológica de Moscú donde obtuvo el título de Candidato de Teología, junto con la Escuela de Posgrado donde se

especializó en dirección coral y música eclesiástica.

 

A su regreso a Bulgaria, el 1º de septiembre 1973, fue nombrado profesor de música oriental y director del coro estudiantil de la Academia Teológica de Sofía.

 

03 de agosto 1975, en el Monasterio de Troyan, fue tonsurado como monje con el nombre de Neófito.

 

El 15 de agosto de 1975 fue ordenado diácono y, el 25 de marzo de 1976, sacerdote.

 

El 15 de julio 1977, regresó a la docencia en la Academia Teológica de Sofía como maestro mayor de la música de la iglesia oriental y prácticas litúrgicas, que mantuvo hasta 1980.

 

El 21 de noviembre de 1977, fue elevado al rango de Archimandrita.

 

El 01 de enero de 1981 fue nombrado protosingelo de la Metrópolis de Sofía.

 

El 08 de diciembre de 1985, fue consagrado obispo de Levkiysk y vicario de la metrópolis de Sofía.

 

El 1º de diciembre de 1989, fue nombrado rector de la Academia Teológica de Sofía que, el 1º de julio 1991, se convirtió en la Facultad de Teología de la Universidad de Sofía, siendo su primer decano.

 

El 27 de enero de 1992, fue nombrado secretario general del Santo Sínodo de la Iglesia ortodoxa búlgara.

 

El 27 de marzo de 1994, nombrado Metropolita de Dorostolskim Cherven y, después de la división de la diócesis, el 17 de diciembre de 2001, Metropolita de Ruses.

 

Desde el 28 de octubre de 2009 al 24 de enero de 2010, temporalmente, tuvo bajo su cargo la diócesis de Dorostol.

Boletín del 03/03/2013

Domingo del Hijo Prodigo

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 La riqueza de la gracia que me has dado, oh Salvador, 
la he derrochado vanamente, yo miserable, en mi pésima partida.
Pues, viviendo en el despilfarro con los demonios,
la dilapidé en la malicia. Por eso a Ti regreso, oh Padre compasivo:
acéptame como al hijo pródigo y sálvame.
                                                                                               Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

audio1Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti
 

Condaquio del Hijo Prodigo

 Tono 3

 Al dejar tu gloria paterna con ignorancia,
derroché vanamente la riqueza que me otorgaste.
Clamo a Ti como el pródigo, oh Compasivo:
“He pecado contra el cielo y ante Ti, oh Padre;
acéptame como arrepentido, y admítame como uno de tus jornaleros.

Lecturas Bíblicas

 Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6: 12-20)

 Hermanos: Todo me es lícito, mas no todo me conviene. Todo me es lícito, mas no me dejaré dominar por nada. La comida para el vientre y el vientre para la comida, mas Dios destruirá aquél y ésta. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.

 ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo! ¿O no saben que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con Él.

 ¡Huyan de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

 ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de Dios, y que no se pertenecen, pues han sido comprados? Glorifiquen, por tanto, a Dios en su cuerpo y en su espíritu que pertenecen a Dios.

 Evangelio según San Lucas (15: 11-32)

 Dijo el Señor esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y volviendo en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: “Padre pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus siervos: “Traigan aprisa el mejor vestido y vístanlo, pónganle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; llamó a uno de los criados y le preguntó qué era aquello. Él le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le suplicaba. Pero él replicó: “Hace tantos años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” Pero él le dijo: “Hijo, tu siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”.

Mensaje Pastoral

Ejemplo de penitencia

«Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.»

¡Cómo se parece la mentalidad del hijo menor a la nuestra! Pues, ¡cuántas veces nos expresamos rebeldemente –«Es mifilsprodigue vida, la paso a mi modo; haré lo que yo quiera y cuando quiera», etc.– y rechazamos ser obedientes en cualquier cosa como si la obediencia limitara y lastimara nuestro ser! También, respecto a la ética y la doctrina cristianas, a menudo se escuchan objeciones insubordinadas: «Y, ¿quiénes son los Santos Padres para que me expliquen la Biblia? Yo también tengo el Espíritu Santo que me enseña directamente.» Es la «libertad» que el joven de la parábola pide y que Dios nunca se niega a dar: porque el amor paterno es incapaz de forzarnos y de impedirnos la partida a un «país lejano»; se queda siempre a la espera de nuestra permanencia y regreso a la sombra del cuidado paterno.

La Iglesia, estando a los umbrales de  la Cuaresma, nos plantea esta parábola como un ejemplo de arrepentimiento de tal rebeldía. Pues el arrepentimiento no consiste en contar pocas o muchas faltas que se han cometido –aunque éste es un ejercicio necesario en nuestra vida espiritual– sino en cambiar el criterio o la filosofía de vivir, y obtener lo que san Pablo denomina «el pensamiento de Cristo» (1Cor 2:16). De hecho, la palabra griega «μετανοία» Metania –traducida como arrepentimiento o penitencia– significa literalmente cambiar la mente y la vida.

Este cambio lo podemos observar, en la parábola del Hijo Pródigo, en la transformación de la filosofía de quien «se marchó a un país lejano» en una actitud penitencial: «me levantaré, iré a mi padre».

«Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió…» Pues aunque el hijo se marchó, estaba «todavía lejos»: el encuentro se hizo porque el padre «corrió»; si el arrepentimiento es algo que comienza con una reacción nuestra «volviendo en sí mismo», no obstante es una Gracia de Dios, un rayo de luz que penetra en nuestro corazón deleitándolo con gozo infinito, siempre y cuando lo busquemos.

Nuestra Fe y Tradición

El Icono

562589_2987702687433_354511643_nLa palabra icono proviene del griego: “Eikon” que significa imagen. En la historia del arte se reserva éste término para una clase de pintura, de género sagrado, hecha sobre una plancha de madera con una técnica especial y de acuerdo con una tradición secular. En él se representan histórica y fidedignamente los acontecimientos sagrados. Se pinta a Cristo, a la Virgen María, ángeles, santos y otros temas religiosos. En ellos se refleja la imagen de un hombre purificado, deificado, revestido de la belleza incorruptible del Reino de Dios, de una persona humana que ha llegado a ser un icono viviente de Dios.

El icono es la Palabra de Dios plasmada en pintura; hace misteriosamente presente a la persona que representa y la realidad de esta presencia se basa en el parecido con su prototipo.

El icono significa para nosotros una guía para una comprensión mas profunda del Misterio cristiano y para la oración mediante la contemplación. “Belleza divina”, “Canal de gracia”, “Visión de lo invisible”, “Ventana a la eternidad”, el icono deja una luz: la de un Reino a tener siempre en el corazón.

Para los ortodoxos, la función fundamental de un icono no es la didáctica, es decir, la enseñanza religiosa global fácilmente comprensible para todos, sino que el icono es un sacramental, es decir, un signo de gracia, no como los sacramentos que son eficaces en virtud de la institución de Cristo, sino por el poder y la oración de la Iglesia. Por lo tanto es una ayuda para la vida espiritual del cristiano que los usa con fe y respeto. La Iglesia bendice la imagen para que tenga una fuerza expresiva en la Gracia y la presencia que comunica. Si la imagen es auténtica, tiene que ser bella, expresiva y teológicamente exacta para que pueda representar el misterio o la imagen de una persona.

 Es casi imposible entender el icono fuera del medio en que fue creado, o sea, el ámbito de la Iglesia. El punto de partida para comprender el icono se encuentra en el fundamento de la Iglesia. Ese fundamento es la Santísima Trinidad. La Santísima Trinidad es el fundamento para la vida de la Iglesia, para su orden canónico, para el carácter de su pensamiento teológico, para su espiritualidad y para su creación artística.

Vida de Santos

San Gerásimos del Jordán

4 de Marzo

San Gerásimos nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la vida eremítica. Después pasó a Palestina y, durante algúnGerasimosJordan tiempo cayó en los errores eutiquianos, pero San Eutimio le devolvió a la verdadera fe. Más tarde, parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a Palestina, donde se hizo íntimo amigo de San Juan el Silencioso, de San Sabas, de San Teoctisto y de San Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus discípulos, que el santo fundó una Monasterio de sesenta celdas, cerca del Jordán y un convento para los principiantes. Sus monjes guardaban silencio casi completo, dormían en lechos de juncos y jamás encendían fuego dentro de las celdas, a pesar de que las puertas tenían que estar siempre abiertas. Se alimentaban ordinariamente de pan, dátiles y agua y dividían el tiempo entre la oración y el trabajo manual. A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era de suyo severa, San Gerásimos la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la cuaresma, su único alimento era la Sagrada Eucaristía. San Eutimio le profesaba tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. La fama de San Gerásimos sólo cedía a la de San Sabas. El año 451, durante el Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. El Monasterio que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.

En el “Prado Espiritual” Juan Mosco nos ha dejado una anécdota encantadora. Un día en que el santo se hallaba a orillas del Jordán, se le acercó cojeando penosamente un león. Gerásimos examinó la zarpa herida, extrajo de ella una aguda espina y lavó y vendó la pata de la fiera. El león se quedó desde entonces con el santo y fue tan manso como cualquier otro animal doméstico. En el monasterio había un asno, que los monjes utilizaban para ir a traer agua, y éstos hacían que el león cuidara del asno cuando iba a pastar; pero un día, unos mercaderes árabes se lo robaron y el león volvió sólo y muy deprimido al convento. A las preguntas de los monjes, el león respondía con miradas lastimeras. El abad le dijo: “Tú te comiste al asno. Bendito sea Dios por ello. Pero de ahora en adelante tú harás el trabajo del asno.” El león tuvo que acarrear agua para la comunidad. Poco tiempo después, los mercaderes árabes pasaron de regreso con el asno y tres camellos; el león les puso en fuga, cogió entre los dientes la brida del asno y lo llevó triunfalmente al monasterio, junto con los camellos. San Gerásimos reconoció su error y dio al león el nombre de Jordán. Cuando murió el anciano abad, el león estaba desconsolado. El nuevo abad le dijo: “Jordán, nuestro amigo nos ha dejado huérfanos para ir a reunirse con el Amo a quien servía; pero tú tienes que seguir comiendo.” Pero el león siguió rugiendo tristemente. Finalmente el abad, que se llamaba Sabacio, condujo al león a la tumba de Gerásimos y, arrodillándose junto a ella, le dijo: “Aquí está enterrado tu amo.” El león se echó sobre la tumba y empezó a golpearse la cabeza contra la tierra; nadie pudo apartarle de ahí y pocos días más tarde le encontraron muerto. Según algunos autores, el león que se ha convertido en el símbolo de San Jerónimo era en realidad el de San Gerásimos. La confusión se originó probablemente de la grafía “Geronimus” de ciertos documentos.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • El abad Jacobo dijo: «Así como una lámpara ilumina una habitación oscura, así el temor de Dios, cuando irrumpe en el corazón del hombre, le ilumina y le enseña todas las virtudes y mandamientos divinos».
  • Dijo un anciano: «Así como siempre llevamos con nosotros, dondequiera que vayamos, la sombra de nuestros cuerpos, del mismo modo debemos, en todo lugar, tener con nosotros las lágrimas y la compunción».
  • Sinclética, de santa memoria, dijo: «A los pecadores que se convierten les esperan primero trabajos y un duro combate y luego una inefable alegría.

Sobre la Muerte y la Resurrección de Cristo

Alexander_SchmemannProtopresbitero Alexander Schmemann

La Iglesia antigua sabia, y lo sabia aun antes de poder explicar y expresar su conocimiento bajo forma de teorías racionales y coherentes, que en el bautismo nosotros realmente morimos y resucitamos con el Cristo, porque tal era su experiencia intima del misterio bautismal. Actualmente, si queremos que el bautismo reencuentre en el seno de la Iglesia el lugar y la función que tenia en su origen, debemos volver a este conocimiento sacramental que iluminaba toda la vida de la Iglesia antigua con un gozo inefable y la tornaba pascual y bautismal.

Y entonces, surgen algunas preguntas, preguntas capitales: ¿como hacemos para morir a semejanza del Cristo? ¿Como hacemos para resucitar a la manera de Su Resurrección? ¿Y por que eso y solo eso nos permite entrar en la vida nueva en El y con El?

 La respuesta a estas preguntas nos la provee esta revelación esencial que con-cierne a la propia muerte del Cristo, muerte voluntaria. “…Yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Jn 10:17-18) La Iglesia nos enseña que en Su humanidad sin pecado, el Cristo no estaba naturalmente sujeto a la muerte, que El estaba enteramente liberado de la mortalidad humana, que es nuestro destino común e inevitable. El no tenia que morir, si murió es simplemente porque El quería morir, había elegido morir, había decidido morir. Es el carácter voluntario de esta muerte, la muerte del Inmortal, lo que hace de ella una muerte redentora que logra nuestra salvación, la llena de poder redentor. Pero antes de responder a la pregunta relativa a la relación entre la muerte del Cristo y nuestra propia muerte bautismal debemos volver a reencontrar la significación real del deseo de morir del Cristo.

Resurrección

Digo volver a encontrar porque, por extraño que parezca, la gran herejía de nuestro tiempo trata justamente sobre la muerte. Es allí, en esa preocupación tan evidentemente esencial para la fe y la piedad, que una metamorfosis paradojal, aunque casi inconsciente, parece haberse producido y que prácticamente ha ocultado a nuestros ojos la noción y la experiencia esencialmente cristianas de la muerte. Para hablar en términos simples, y tal vez demasiado simples, esta herejía reside en el abandono progresivo por los cristianos del sentido y del contenido espirituales de la muerte – de la muerte en cuanto realidad esencialmente espiritual y no solamente biológica; para una mayoría impresionante de cristianos la muerte significa únicamente la muerte física, el fin de esta vida.

Entonces mas allá de este fin, postulamos y afirmamos otra vida puramente espiri-tual y sin fin – la vida del alma inmortal, y así la muerte es un pasaje natural de una a la otra. En esta concepción que no es de hecho para nada diferente de toda la tradición platónica e idealista y espiritualista, lo que se torna cada vez menos comprensible, cada vez menos existencial y que impregna cada vez menos la fe, la piedad y la vida, es la afirmación cristiana inicial de la destrucción de la muerte por el Cristo “Él ha vencido la muerte por la muerte,” el gozo propiamente cristiano tan manifiesto en la Iglesia antigua ante la abolición de la muerte (“…La muerte ha sido sorbida en victoria. Sepulcro, donde esta tu victoria? Muerte, ¿donde esta tu aguijón?” 1 Co 15:54-55), tan manifiesta todavía en nuestra tradición litúrgica (“El Cristo ha resucitado y nadie mas permanece en la tum-ba”) Es como si la Muerte y la Resurrección del Cristo fueran acontecimientos en si mis-mos que deben ser recordados, celebrados, festejados sobre todo el Viernes Santo y en Pascua, pero sin ninguna relación realmente existencial con nuestra propia muerte y después de la muerte a la cual nosotros nos acercamos, y que concebimos en una perspectiva completamente distinta de la muerte natural o biológica, y de una inmortalidad igualmente natural, aunque espiritual. La muerte concierne al cuerpo, la in-mortalidad al alma y el cristiano al no rechazar abiertamente la fe inicial y al encomendarse a ella, no sabe en realidad qué hacer con la destrucción de la muerte y con la resurrección del cuerpo; no sabe cómo relacionar estas nociones con su propia experiencia de vida y su universo mental, que a menudo combina (como sucede en los movimientos pseudo-espirituales de nuestro tiempo) el positivismo y el espiritualismo, pero que es casi totalmente cerrado a la experiencia cósmica y escatológica de la Iglesia primitiva.

Las razones de estas divergencias, de esta herejía tan general, aunque casi in-consciente, son bastante evidentes. Son para emplear un termino moderno, semánticas, aunque a un nivel profundamente psicológico y espiritual. El hombre moderno, aun cristiano, para quien la muerte es un fenómeno puramente biológico, no entiende la afirmación del Evangelio sobre el tema de la destrucción y la abolición de la muerte, porque en este nivel biológico la muerte del Cristo no cambio la muerte. La muerte no ha sido ni destruida ni abolida, sigue siendo la misma ley inevitable tanto para los santos como para los pecadores, para los creyentes como para los ateos, el mismo principio orgánico de la existencia misma del mundo. El Evangelio cristiano no parece aplicar la muerte tal como la comprende el hombre moderno, de manera que este ultimo deja tranquilamente el Evangelio de lado y vuelve a la antigua dicotomía que el juzga mucho mas aceptable: mortalidad del cuerpo, inmortalidad del alma.

Lo que el hombre moderno no comprende, a lo que se ha vuelto sordo y ciego, es a la visión cristiana fundamental de la muerte según la cual la muerte biológica o física no es toda la muerte, ni siquiera su esencia ultima. En esta visión cristiana, en efecto, la muerte es ante todo una realidad espiritual que podemos conocer mientras que estamos en esta vida y de la cual podemos liberarnos cuando estamos acostados en la tumba. La muerte, aquí, es el hecho de separarse de la vida, lo que significa separarse de Dios, quien es el único Donador de vida, ya que El mismo es la Vida. La muerte es lo contrario no de la inmortalidad – ya que así como el hombre no se creo a si mismo, el hombre no tiene el poder de aniquilarse a si mismo, de volver a esa nada de la cual el ha sido traído a la existencia por Dios y en este sentido es inmortal, sino de la verdadera vida “que era la luz de los hombres” (Jn 1:4) Esta verdadera vida, el hombre tiene el poder de rechazarla y así morir de manera de que su inmortalidad misma se vuelve muerte eterna. Y esta vida, él la ha rechazado: allí esta el pecado original, la catástrofe cósmica inicial que conocemos no en el plano de la historia, no racionalmente, sino por medio del sentido religioso, de esta misteriosa certeza interior en el hombre de que ningún pecado podrá jamas destruir, que lo empuja siempre y en todas partes a buscar la salvación.

De esta manera la muerte total no es el fenómeno biológico de la muerte, sino la realidad espiritual cuyo “aguijón de la muetre es el pecado” (1 Co 15:56) – el rechazo por el hombre de la única vida verdadera que le ha sido dada por Dios. “El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte” (Rm 5:12) No hay otra vida que la vida en Dios, aquel que la rechaza muere porque la vida sin Dios es muerte. Eso es la muerte espiritual, la que llena toda la vida del sentimiento de la muerte y que, al ser separación de Dios, transforma la vida del hombre en soledad, sufrimiento, temor e ilusión, servidumbre del pecado y odio, sin sentido, avidez y vacío. Es esta muerte la que hace que el hombre muerto físicamente este verdaderamente muerto, consecuencia ultima de una vida cargada de muerte, horror de el más allá (scheol) bíblico o la sobrevida en si misma, la inmortalidad en si misma no son mas que “presencia de la ausencia,” separación total, soledad total, tinieblas totales. Y en tanto nosotros no volvamos a encontrar esta visión y este sentido cristianos de la muerte, de la muerte en tanto que ley y poseedores horribles de nuestra “vida muerta” (y no solamente de nuestra muerte), de la muerte “que reina en este mundo” (Rm 5:14), no estaremos en situación de comprender el significado de la Muerte del Cristo para nosotros y para el mundo, ya que el Cristo vino para destruir y suprimir esta muerte espiritual, para salvarnos de esta muerte espiritual.

Recién ahora que hemos comprendido esto es que podemos percibir el significado crucial de la muerte voluntaria de Cristo, de su deseo de morir. El hombre muere porque ha querido la vida por ella misma y en si misma, dicho de otra manera, porque se amo a si mismo y ha amado a su vida mas de lo que ha amado a Dios. Esta voluntad es el objeto mismo de su pecado y entonces es la razón profunda de su muerte espiritual, su aguijón. La vida del Cristo, al contrario, esta hecha enteramente, totalmente, exclusivamente, de su deseo de salvar al hombre, de liberarlo de esta muerte en la cual él ha transformado su vida, de devolverle esta vida que él ha perdido por el pecado. Su voluntad de salvar es la fuerza misma de este amor perfecto por Dios y por el hombre, de la total obediencia a la Voluntad de Dios, cuyo rechazo ha arrastrado al hombre al pecado y a la muerte. Entonces Su vida es realmente ejemplo de muerte. No hay muerte en ella porque ella esta enteramente llena del único deseo de Dios, porque ella es toda entera en Dios y en el amor de Dios. Y como Su deseo de morir no es mas que la expresión y la realización ultima de este amor y de esta obediencia, como Su muerte no es otra cosa que amor, nada mas que voluntad de destruir la soledad, la separación de la vida, las tinieblas y la desesperanza de la muerte, nada mas que amor por aquellos que están muertos, no hay “muerte” en la muerte del Cristo al ser Su muerte la manifestación ultima del amor en tanto que vida, y de vida en tanto que amor, retira de la muerte el aguijón del pecado y destruye verdaderamente la muerte en tanto que poder de Satán y del pecado sobre el mundo.

El Cristo no suprime, no destruye la muerte física, porque El no suprime este mundo cuya muerte física es no solo una parte, sino el principio mismo de vida y de crecimiento. Pero El hace mucho mas: al retirar de la muerte el aguijón del pecado, al abolir la muerte en tanto que realidad espiritual, al llenarla de Si mismo, de Su amor, y de Su vida, El hace de la muerte, que era realmente separación de la vida y perversión de la vida – un gozoso y resplandeciente pasaje – la Pascua hacia una vida mas plena, una comunión mas total, un amor mas absoluto “Para mí, dice S. Pablo, el vivir es Cristo y el morir es ganancia” (Flp 1:21) El no habla de la inmortalidad de su alma, sino del sentido nuevo, totalmente nuevo de la muerte – de la muerte en el sentido de ser con el Cristo, de la muerte en el sentido en que ella se transforma en nuestro mundo mortal en la manifestación de la victoria del Cristo. Para aquellos que creen en Cristo y viven en El, no hay ya muerte, “Sorbida es la muerte en victoria” (1 Co 15:54) y cada tumba contiene no a la muerte sino a la vida.

Volvamos ahora al bautismo y a la cuestión que nos hemos planteado sobre su asimilación a la muerte y a la resurrección del Cristo y sobre la significación real de esta asimilación. Porque recién ahora podemos comprender que esta asimilación – antes de ser cumplida por el rito – esta en nosotros, en nuestra fe en Cristo, en nuestro amor por El y en consecuencia en nuestro deseo de aquello que El ha deseado. Creer en Cristo significa y siempre ha significado no solo confesarlo, no solo recibirlo, sino ante todo darse a El. Tal es el sentido de Su mandamiento según el cual debemos seguirlo. Y no hay otra manera de creer en El, que la de aceptar Su fe como nuestra fe, Su amor como nuestro amor, Su deseo como nuestro deseo, ya que no hay un Cristo fuera de esta fe, de este amor, de este deseo; solo al compartirlo con El podemos conocerlo, a El que es esta fe y esta obediencia, este amor y este deseo. Creer en El y no creer en aquello en lo que El ha creído, no amar lo que El amo y no desear lo que El deseo, es no creer en El. Separarlo del contenido de Su vida, esperar de El milagros y una ayuda sin hacer lo que El hace y finalmente llamarlo “Señor” y adorarlo sin hacer la voluntad de Su Padre no es creer en El. Nosotros estamos salvados, no porque creemos en Su poder “sobrenatural” –¡tal fe El no la desea! – sino, porque aceptamos con todo nuestro ser y hacemos Suyo el deseo que llena Su vida, que es Su vida y que al fin de cuentas lo lleva a descender a la muerte y a suprimirla.

El deseo de cumplir, de realizar la fe de tal manera que pueda ser realmente califi-cada y sentida como muerte y resurrección, es entonces el primer fruto, el primer efecto de la fe en si misma, de la asimilación a la fe del Cristo: en efecto, es imposible conocer al Cristo sin desear estar completamente liberados de este mundo, que el Cristo nos revelo como esclavizado por el pecado y la muerte y al cual El mismo al vivir en el, ha estado realmente muerto, suficientemente muerto a “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida” (1 Jn 2:16) que llenan y determinan este mundo y a la muerte espiritual que reina en el. Es imposible conocer al Cristo sin desear estar con El donde El esta. Y El no esta en este mundo que pasa, este mundo no le pertenece. El subió a los cielos – no a algún otro mundo ya que el cielo, en la fe cristiana, no es en otro lugar, sino la realidad misma de la vida en Dios, de la vida totalmente liberada del estado que conduce a la muerte, de ese estado de separación de Dios, que es el pecado de este mundo. Estar con Cristo es tener esta nueva vida – con Dios y en Dios, que no es de este mundo y seria imposible al menos como lo dice San Pablo – en términos tan sencillos y sin embargo tan incomprensibles para el cristiano moderno, “habeis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios” (Col 3:3) Para terminar, es imposible conocer al Cristo sin desear beber de la copa de la que El bebió y ser bautizado con el bautismo que fue el Suyo (Mt. 20:22), sin desear en otros términos este ultimo encuentro y este ultimo combate con el pecado y la muerte que lo hizo dar Su vida para la salvación del mundo.

De esta manera, la fe en si misma no solo nos impulsa a querer morir con Cristo, sino que es ella misma este deseo. Sin este deseo la fe no es mas la fe sino una simple ideología tan sujeta a caución, tan aleatoria como cualquier otra. Es la fe que llama al bautismo, es la fe que sabe que el bautismo es realmente la muerte y la resurrección con el Cristo.

P. Alexander Schmemann

Extraído del libro De agua y de Espíritu: Estudio litúrgico del bautismo.

 

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