Boletín del 28/09/2014

1° Domingo de San Lucas

Jesús resucitado se aparece a los discípulos a orillas del mar

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

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Destruiste la muerte con tu cruz y abriste al ladrón el Paraíso;
a las Mirróforas los lamentos trocaste y a tus Apóstoles ordenaste predicar
que resucitaste, oh Cristo Dios, otorgando al mundo la gran misericordia.

 

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.  Sé presta en intervenir y
apresúrate con la súplica, oh Madre de Dios,
que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

2ª Carta de San Pablo a Los Corintios (6:1-10)

Hermanos: Como cooperadores de Dios que somos, les exhortamos a que no reciban en vano la Gracia de Dios. Pues dice Él: En el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. He aquí ahora el momento favorable; he aquí ahora el día de salvación.
A nadie damos ocasión alguna de tropiezo, para que no se haga mofa del ministerio, antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de
Dios: con mucha paciencia en tribulaciones, necesidades, angustias; en azotes, cárceles, sediciones; en fatigas, desvelos, ayunos; en pureza, ciencia, longanimidad, bondad, en el Espíritu
Santo, en amor sincero, en la palabra de verdad, en el poder de Dios; mediante las armas de la justicia, las de la derecha y las de la izquierda: por honra y por deshonra, por calumnia y por buena fama; considerados como impostores, siendo veraces; como desconocidos, aunque bien conocidos; como muertos, he aquí que vivimos; como castigados, pero no entregados a muerte; como afligidos, aunque siempre estamos alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque lo poseemos todo.

Evangelio según San Lucas (5: 1-11)

En aquel tiempo, estaba Jesús a la orilla del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno a Él para oír la palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro, y echa tus redes para pescar.» Simón le respondió:«Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada; mas, en tu palabra, echaré las redes.» Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes estaban a punto de romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca paraque vinieran en su ayuda. Vinieron,pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al ver esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador.»Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, acausa de los peces que habían capturado, y lo mismo les sucedió a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, lo siguieron.

Mensaje Pastoral

Reclamos de la pesca milagrosa

El lugar es la orilla del lago de Genesaret. Jesús encuentra a unos pescadores que lavan sus redes, uno de ellos es Pedro; El Señor entra en una de las dosla_pesca_milagrosaa barcas y dice a Pedro: «Lleva la barca mar adentro, y echa tus redes para pescar.» Pedro contesta: «Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada; mas, (confiando) en tu palabra, echaré las redes.»

Hoy, a la palabra dulce del Señor, la tenemos en la Biblia: ¿Quién de nosotros confía en ella? ¿Quién es conciente de que es «palabra de vida», que ha de acompañarnos, sea cual sea la ocasión?

Simón y sus compañeros, cuando correspondieron al mandato del Señor, alcanzaron gran cantidad de peces; así que llamaron a los de la otra barca para que les ayudaran. Felipe también, uno de los discípulos, apenas encontró a Jesús el Mesías, se apresuró a llamar a su amigo Natanael (Jn 1: 46). ¿Has cosechado tú algún fruto de las palabras del Señor, para llamar a tus amigos a que participen contigo de la Gracia?

Las dos barcas se llenaron a tal grado que casi se hundían. Cuando Pedro lo vio, se postró ante el Señor y dijo: «Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador.» Se dio cuenta de la incompatibilidad de sus pecados con la pureza de Jesús, se advirtió de la distancia entre su propia indignidad y la abundancia de la misericordia del Señor. ¿Quién de nosotros ha sido tan tajante en asimilar que no se trata de hacer convivir nuestros pecados con algunas ideas o ética cristianas? Nuestra religiosidad light no quiere detenerse de pedir, exigir y reclamar a Dios peces, grandes y pequeños, sin importarle que estemos en su Presencia. De tal manera los israelitas, en el Antiguo Testamento, reclamaban a Moisés y murmuraban contra su Dios: «¿Qué vamos a beber? ¿Qué vamos a comer?», en vez de bendecirlo por todo lo que les había hecho cuando los sacó de Egipto, y de llorar la pequeñez de su comportamiento ante la ternura de Dios para con su pueblo. No así Pedro. Él valoró y se prosternó.

El asombro se había apoderado de él (Pedro) y de cuantos con él estaban: La penitencia provoca también una admiración parecida; de hecho, admirar la belleza de Dios, su amor y su cercanía a nosotros forman la parte esencial de nuestra postración penitencial. San Teófano el Recluso dice: «Mientras la habitación esté inmersa en la oscuridad, jamás advertiremos su inmundicia; pero en cuanto sea iluminada con una luz vigorosa, podremos ver hasta el grano de polvo más minúsculo. Lo mismo pasa en la habitación de nuestra vida, la luz de Cristo que penetra en ella nos hace percibir de un modo verdadero nuestro pecado personal.»

A Pedro, purificado por su confesión, el Señor le dice: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.» Como si le dijera: «Como yo te he atraído a ti, tú atraparás a muchos… No temas el ambiente pecaminoso que te rodee: eres enviado de parte del Señor: Él te dará fuerza, paz y compasión para que conquistes al alma necesitada, y la atraigas a la presencia del Cristo, y quede admirada.»

Cuando los discípulos llegaron a tierra, dejándolo todo, lo siguieron. ¿Qué son las redes, y qué las barcas, ante la belleza y la luz de este Hombre? Y tú, oh alma, ¿acaso todavía sigues cautivada en las redes de tus deseos y vanagloria, o quieres ser capturada por Cristo,  pescador de hombres?

Nuestra  Fe y Tradición

Cantamos Himnos de Alabanza

Sabemos que cuando estamos felices o pasándola bien nos gusta cantar. Y es por eso que durante la Divina Liturgia cantamos himnos.

Fieles-de-Europa-oriental-y-ca_54085678378_342_226Las canciones que cantamos se llaman Himnos de Alabanza. Cuando una persona es muy agradable o buena la alabamos. Lo mismo hacemos con Dios. En nuestras canciones, le decimos a Dios cuan maravilloso es y le agradecemos todo lo que ha hecho por nosotros.

Las primeras canciones (o himnos) que cantamos durante la Divina Liturgia se llaman Antífonas. “La antífona” es un canto hecho por dos diferentes coros que se alternan;  así se hacia antiguamente. Sin embargo, hoy día, la mayoría de nuestras Iglesias tienen un solo coro, pero estas canciones aun llevan su antiguo nombre.

En nuestras Iglesias, la Primera Antífona comienza:

“Por las oraciones de la Madre de Dios, oh salvador,  Sálvanos”

En otros Iglesias, donde siguen las costumbres eslavas, la Antífonas se toman de la Biblia, del Libro de los “Salmos” como por ejemplo:

“Bendice, alma mía al Señor. Bendito eres Tú, oh Señor.”

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo el Padre Antonio: “Vi tendidas sobre la Tierra todas las redes del Maligno, y dije gimiendo:- ¿quién podrá escapar de ellas?. Y oí una voz que me dijo: – La humildad.
  • Dijo un hermano al Padre Antonio: “Ora por mí”. El anciano le dice: “no puedo hacer nada por tí, ni siquiera Dios, si no te comprometes tú mismo a orar a Dios”.
  • Decía el Padre Agatón: “Un hombre irascible, aunque hiciera resucitar a los muertos, no sería un hombre de Dios”.

Boletín del 21/09/2014

Domingo después de la Santa Cruz

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La  Cruz es guarda de todo el universo.
La Cruz es hermosura de la Iglesia,
fuerza de los cristianos y firmeza de los fieles.
La Cruz es gloria de los ángeles y herida de los demonios.
                                                                                                         Exapostelario 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la resurrección

Tono 6

audio24Los poderes celestiales aparecieron sobre
tu sepulcro; y los guardias quedaron
como muertos; María se plantó en
el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado
por él; y encontraste a la Virgen
otorgándole la vida. ¡Oh Resucitado
de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario Exaltación de la Santa Cruz

 Tono 1

Salva, oh Señor, a tu pueblo y bendice tu heredad;audio24
concede a los fieles la victoria sobre el enemigo
y a los tuyos guarda por el poder de tu Santa Cruz.

Condaquio de la exaltación de la Santa Cruz

Tono 4

Oh Tú que voluntariamente sobre la Cruz fuiste levantado,
ten misericordia del nuevo pueblo llamado por tu Nombre,
alegra con tu poder a los creyentes, oh Cristo Dios,
otorgándoles victoria sobre el enemigo y
que les sea tu auxilio un arma de paz y triunfo invencible.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (2: 16-20)

Hermanos: Conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley sino sólo por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús a fin de ser justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado. Ahora bien, si al buscar nuestra justificación en Cristo, resulta que también nosotros somos pecadores, ¿será que Cristo está al servicio del pecado? ¡De ninguna manera! Pues si vuelvo a edificar lo que una vez destruí, a mí mismo me declaro transgresor. En efecto, yo por la misma ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios; con Cristo he sido crucificado y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Evangelio Según San Marcos  (8:34-9:1)

En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente, a la vez que a sus discípulos, y les dijo: «Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por Mí y por el Evangelio, la salvará. Pues, ¿qué aprovecha al hombre si gana el mundo entero y pierde su vida? O, ¿qué recompensa dará el hombre por su vida? Porque quien se avergüence de Mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.»

Les decía también: «En verdad les digo, que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios.»

Mensajes Pastoral

¡La Cruz! Emblema de victoria Y poder de Dios

imagesSiendo la cruz un instrumento de tortura donde solo los malhechores eran ajusticiados, y por su aspecto y hechos patibularios era oprobio a los antiguos; quiso nuestro Señor Jesucristo cambiar su significado de humillación, en estandarte de triunfo sobre la muerte y el pecado (1ª Co. 15: 54-57). Dios en su omnipotencia, siempre deriva cosas buenas del mal. De la nada formó el universo, del cáos ordenó leyes que rigen las maravillas del cosmos (Gn. 1: 2 y ss.), de la rebeldía de Satanás destina la gloria para la humanidad. Así, a la humillante cruz transforma en cetro de poder y vida contra el mal.

Cuando Cristo dijo a sus oyentes: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, tome su cruz, y sígame” (Mc. 8:34 ). Nos está invitando a participar de su gloria, el negarse a uno mismo es hacer a un lado los afanes de este mundo para aspirar un mundo superior. Negarse a uno mismo equivale a no tomar gusto por los poderes de la tierra por llamativos que sean, sino anhelar los poderes celestiales. Tomar la cruz de Cristo y seguirle, significa que el alma humana desea enriquecerse de la gracia divina y “crecer a la altura de un varón perfecto” (Ef. 4:13). Tomar la cruz de Cristo y seguirle, es reconocer que necesitamos a Cristo, que por nuestros propios méritos no podemos tener esa gracia santificante, pues Cristo mismo dijo “separados de mí, nada podéis hacer” (Jn. 15:5).

Es bueno que siempre recordemos y pensemos en todos los medios que Dios no da para enriquecer nuestra alma y vivir en estado de gracia, es bueno que meditemos que Cristo, mediante su cruz, nos ha reconciliado con Dios (Ef. 2: 11-16). Es bueno que seamos agradecidos que mediante la cruz de Cristo nos podemos acercar al trono de la gracia de Dios para alcanzar misericordia. Pero no perdamos de vista que no solo en algún tiempo de recogimiento debemos hacer todo esto, sino durante toda nuestra vida; no esperemos el momento de una grande acción, sino brillemos en cualquier momento y en todo lugar como la luz del mundo que Cristo dijo que somos.

Nuestra Fe y Tradición

La cruz en el Nuevo Testamento

Por Cristo, la cruz pasó de ser un instrumento de muerte vergonzosa a símbolo de la victoria de nuestro Señor sobre la muerte: la señal de nuestra Salvación. Para aquellos desorientados que nos acusan de honrar “el arma que mató al Maestro”, les aconsejamos que, con obediencia y lealtad, lean bien la fuente de nuestra fe, pues la Tradición de la Iglesia es un anciano sabio que renueva siempre su juventud alimentándose por la Verdad evangélica que es “ayer como hoy y para siempre.” (Heb. 13, 8).

Que lean a san Pablo cuando dice:cruz-icono-pintada-rusa_9813252b323c9179e7f9163f3e6ad658.image.330x330

“¡Dios me libre gloriarme si no es en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!” (Gal. 6, 14)

“La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salven -para nosotros- es fuerza de Dios.” (1Cor. 1, 18).

“Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles.” (1Cor. 1, 23).

El mismo Señor advierte: “El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.” (Mt.10, 38).

Tengamos confianza en nuestra auténtica fe: nosotros, que veneramos la Cruz de Cristo debidamente, seguimos los pasos de san Pablo y de los Santos de Dios que son los verdaderos testigos del Señor, que sellaron su testimonio no con falsedades e histerias sino con su sangre, imitando al Maestro: el verdadero Dios.

Frases Bíblicas

  • “El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.”(Mt. 10,38)
  • “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame…” (Mc. 8,34-35)
  • En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!(Ga 6,14)

Boletín del 14/09/2014

Exaltación de la Santa Honorable y Vivificadora Cruz

14 de Septiembre
 
La  Cruz es guarda de todo el universo.
La Cruz es hermosura de la Iglesia,
fuerza de los cristianos y firmeza de los fieles.
La Cruz es gloria de los ángeles y herida de los demonios. 
                                                                                                         Exapostelario  

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 5

Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación, alabemos,
oh fieles, y prosternémonos. Porque se complació en ser elevado
en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte,
y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Tropario Exaltación de la Santa Cruz

 Tono 1

Salva, oh Señor, a tu pueblo y bendice tu heredad;
concede a los fieles la victoria sobre el enemigo
y a los tuyos guarda por el poder de tu Santa Cruz.

Condaquio de la exaltación de la Santa Cruz

Tono 4

Oh Tú que voluntariamente sobre la Cruz fuiste levantado,
ten misericordia del nuevo pueblo llamado por tu Nombre,
alegra con tu poder a los creyentes, oh Cristo Dios,
otorgándoles victoria sobre el enemigo y
que les sea tu auxilio un arma de paz y triunfo invencible.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios  (1: 18-24)

Hermanos: La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan —para nosotros— es fuerza de Dios. Porque dice la escritura: Destruiré la sabiduría de los sabios, e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el sofista de este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la sabiduría del mundo? De hecho, como el mundo mediante su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina sabiduría, quiso Dios salvar a los que creen mediante la necedad de la predicación. Así, mientras los judíos piden señal y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los griegos; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

Santo Evangelio según San Juan (19: 6-20; 25-35)

En aquel tiempo, cuando los  sumos sacerdotes y los ancianos vieron a Jesús gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dijo Pilato: «Tómenlo ustedes y crucifíquenlo, porque yo ningún delito encuentro en él.» Los judíos lereplicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios.»Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más. Volvió a entrar al pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?» Pero Jesús no le dio respuesta. Entonces Pilato le dijo:«¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?» Respondió Jesús:«No tendrías contra Mí ningún poder,si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.» Desde entonces Pilato trataba de liberarlo.Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César.» Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Pilato dijo a los judíos: «He aquí a su Rey.» Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!»Les dijo Pilato: «¿A su Rey voy acrucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el Cesar.» Entonces se lo entregó para que fuese crucificado.Tomaron, pues, a Jesús y lo llevaron,y Él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado “de la Calavera”, que en hebreo se llama Gólgota, y allí lo crucificaron y con Él a otros dos, unoa cada lado, y Jesús en medio.Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: “Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.” Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad, y estaba escrita en hebreo, latín y griego.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a sumadre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre:«Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tumadre.» Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed.» Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado -porque aquel sábado era muy solemne-, rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice la verdad para que también ustedes crean.

Mensaje Pastoral

La señal de la cruz

El día 14 de septiembre, festejamos la Exaltación de la santa Cruz, cuando santa Helena (330 d.C.), la madre del rey Constantino, encontró en Jerusalén el precioso Madero de la Cruz sobre el cual nuestro Señor Jesucristo fue crucificado.

Cualquier persona que entre en un templo ortodoxo advertirá la importancia de la señal de la cruz en nuestro culto. ¿Cuándo nos persignamos y por qué?

Nos persignamos como una acción de gracias y diciendo: «¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!» Nos persignamos cuando comemos; cuando nos despertamos y antes de dormir; cuando salimos de la casa y cuando volvemos; antes y después de estudiar. La señal de la cruz acompaña todo nuestro día y todas nuestras acciones bendiciéndolas, santificándolas y purificándolas. También nos persignamos durante los servicios litúrgicos. En la ceremonia del Matrimonio, hacemos la señal de la cruz con las coronas sobre las cabezas de los novios. La bendición final de la Divina Liturgia es dada con la señal de la cruz y todos los elementos litúrgicos tales como el agua y el vino son bendecidos con esta señal.

En pocas palabras, persignarse es invocar la Gracia divina sobre las personas y los objetos. La señal es aquella luz que precede al trueno de la Gracia divina y a la presencia de su poder.

La señal de la cruz es también un golpe en contra de nuestro hombre viejo y un respiro para el hombre nuevo en Cristo Jesús; nos trae un gran cambio que la gracia divina otorga según se lo pedimos a través de este símbolo de la victoria.

En Cristo, la cruz pasó de ser un instrumento de muerte vergonzosa a símbolo de la victoria de nuestro Señor sobre la muerte: el emblema de nuestra Salvación. A aquellos desorientados que nos acusan de honrar «el arma que mató al Maestro», les aconsejamos que, con obediencia y lealtad, lean bien la fuente de nuestra fe, pues la Tradición de la Iglesia jamás inventa algo nuevo, sino que es como un anciano sabio que renueva siempre su juventud alimentándose por la Verdad evangélica que es «ayer como hoy y para siempre.» (Heb 13:8).

Que lean a san Pablo cuando dice:

«¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado  para  mí,  y  yo  para  el  mundo!»    (Gal 6:14).

«La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios.» (1Cor 1:18).

«Nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los griegos.» (1Cor 1:23).

El mismo Señor advierte: «El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.» (Mt 10:38).

Tengamos confianza en nuestra fe auténtica: nosotros, que veneramos la Cruz de Cristo debidamente, seguimos los pasos de san Pablo y de los Santos de Dios que son los verdaderos testigos del Señor, que sellaron su testimonio, no con falsedades e historias modificables, sino con su sangre imitando al Maestro: el verdadero Dios.

«Ante tu Cruz, oh Señor, nos prosternamos; y tu santa Resurrección glorificamos.»

Nuestra Fe y Tradición

¿Cómo persignarnos?

 Para persignarnos o hacer la señal de la cruz debemos juntar los tres primeros dedos de la mano derecha (pulgar, índice y medio). y los otros dos (anular y meñique), se doblan hacia la palma.

Los tres primeros dedos nos demuestran nuestra fe en la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Los dos dedos doblados, significan que el Hijo de Dios bajó a la tierra siendo Dios y se hizo hombre, demostrándonos sus dos naturalezas, la divina y la humana.

Al iniciar la señal de la cruz ponemos los tres dedos juntos en: la frente, para santificar nuestra mente; en la cintura para santificar nuestros sentimientos interiores; al hombre derecho y después al izquierdo, para santificar nuestras fuerzas corporales.

La señal de la cruz nos da fuerza para rechazar y vencer el mal. Tenemos que hacerlo correctamente, sin apuro, respetuosamente y conscientemente del acto que significa el persignarse.

En caso contrario estamos demostrando: falta de interés y negligencia al hacerlo, de esta manera sólo estamos logrando que los diablos se alegren por nuestra irreverencia, dice san Antonio el Grande.

Nos persignamos al iniciar, durante y al final de una oración; al reverenciar los iconos; al entrar y salir de la Iglesia; al besar la vivificante Cruz; también hay que hacerlo en los momentos críticos de nuestras vidas, en alegrías y pena, en dolor y congoja; antes y después de las comidas

Vidas de Santos

La Preciosa Cruz

14 de Septiembre

Hoy elevamos en el medio de la iglesia la Preciosa Cruz, recordando la triunfal entrada de la auténtica Santa Cruz a Constantinopla, en manos del emperador Heraclio y la Exaltación Universal de la Santa Cruz que fue realizada a continuación, proclamando al mundo la fe en el poder de Dios, revelado a través de Su Hijo unigénito, desde la sublime Pasión en la Cruz.

La importancia de la conmemoración no se reduce en el recuerdo del hecho histórico, es un acto simbólico que revela principalmente dos cosas: El amor de Dios para con el ser humano, que se reveló en la Cruz, y la respuesta de la gente a este amor que se manifestó con el anhelo del pueblo creyente de ver y venerar la Preciosa Cruz, esta vez rescatada de los saqueadores persas.

Elevamos pues, nosotros también la Preciosa Cruz de nuestro Salvador Cristo y la veneramos con fe y amor, sabiendo que hoy, para los creyentes, la Cruz es “fuerza de Dios y sabiduría de Dios”, mientras para otros no ha dejado de ser “escándalo” y “necedad”, tal como lo fue para los judíos y para los griegos de la época del Apóstol Pablo.

El punto crucial de nuestra vida es tomar o no la decisión de entregarnos a la fe de Cristo. Me entrego a la fe, significa, me libero de la ética superficial de los fariseos y de las necesidades lógicas de los pensadores. Aquellos que no se entregan a la fe, tropiezan siempre frente a la Cruz de Cristo, a veces como los judíos y otras como los griegos. Dicho de otro modo, la Cruz se les presenta a veces como un escándalo y otras como necedad.

Resulta evidente que la calidad de nuestra fe depende de nuestras dependencias internas. Es por eso que la fe que salva, está indisolublemente atada a la renunciación, al espíritu crucificado del sacrificio de todas las pasiones y al sacrificio de los aspectos que nos separan de Cristo.

Frases Bíblicas

  • “El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.”(Mt. 10,38)
  • “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame…” (Mc. 8,34-35)
  • En cuanto a mí ¡Dios me libre gloriarme si nos es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!(Ga 6,14)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Boletín del 07/09/2014

Domingo anterior a la Natividad de la Madre de Dios

y a la fiesta de la Exaltación de la Cruz

La Natividad de la Madre de Dios

Oh María, la Joven que dio a luz a Dios,
la Novia que no conoció matrimonio; Hoy, en Tu Natividad,
los confines de la habitada tierra se regocijan.
Porque por ella, soltaste del reproche
la dolorosa esterilidad de Tus padres;
Y con el Parto, anulaste la maldición de Eva, nuestra primera madre.
                                                                                                                           Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

audio24Las discípulas del Señor aprendieron del
Ángel el alegre anuncio de la Resurrección,
y la sentencia ancestral rechazaron y se
dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó
Cristo Dios y concedió al mundo la
gran misericordia!

Tropario de la Natividad de la  Madre de Dios

Tono 4

audio24Tu Nacimiento, oh Madre de Dios,
anunció la alegría a todo el universo,
porque de ti surgió resplandeciente el Sol de Justicia,
Cristo nuestro Dios, Quien disolviendo la maldición,
nos concedió la bendición, y pisoteando la muerte nos otorgó la vida eterna

Condaquio del Natividad de la Madre de Dios

 Tono 4

Por tu santo Nacimiento, oh Purísima, Joaquín
y Ana fueron librados de la pena de la esterilidad,
Adán y Eva, de la corrupción de la muerte,
y tu pueblo lo celebra siendo redimido
de la culpa de sus transgresiones al exclamar:
“La estéril da a luz a la Madre de Dios,
la alimentadora de nuestra vida.”

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (6: 11-18)

Hermanos: Miren con qué letras tan grandes les escribo de mi propio puño. Los que quieren ser bien vistos en lo humano, ésos los fuerzan a circuncidarse, con el único fin de evitar la persecución por la cruz de Cristo. Pues ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley; sólo desean verlos circuncidados para gloriarse en su carne. En cuanto a mí, ¡Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo! Porque en Cristo Jesús, nada cuenta, ni la circuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva creación. Y para todos los que se sometan a esta regla, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios.

En adelante, nadie me ocasione penas, pues llevo sobre mi cuerpo las señales del Señor Jesús. Hermanos, que la Gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con su espíritu. Amén.

Evangelio según San Juan (3: 13-17)

Dijo el Señor: «Nadie ha subido al Cielo, sino Aquél que descendió del Cielo, a saber, el Hijo del hombre que está en el Cielo. Y como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquél que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, a fin de que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que por su medio el mundo se salve.»

Mensaje Pastoral

La Natividad de la Virgen

8 de septiembre

Icono-Natividad-MariaDe acuerdo con el plan divino, Dios dejó a Joaquín y Ana sin descendencia hasta que pasaron la edad de la fertilidad. Mas posteriormente, por sus ruegos, lágrimas y oraciones, les otorgó lo que esperaron toda su vida; así vino María, la virgen, fruto de la gracia, bendición y ternura divinas.

Ciertamente, todo el Antiguo Testamento es la historia de la intervención de Dios con su pueblo, preparándolo para recibir la Divina Providencia. El nacimiento de la Virgen es cumplimiento de esta intervención, mejor dicho, es su plenitud. En verdad María es el objeto de la historia de la Salvación; es la conclusión de una historia de amor y obediencia; es la plenitud de una historia de  esperanza y respuesta.

La santidad de la antigüedad dio como fruto a la mujer por cuya humildad y entrega a la divina Voluntad, la naturaleza humana aceptaría la Encarnación de Dios.

Nuestra alegría con María, no es sino gozo en el Señor, pues su valor brota de que ella es la Madre de Dios. Por ello todos los cánticos e iconos de la Iglesia recuerdan a la Virgen siempre junto a su Hijo Dios, nunca sola, pues Él la hizo Madre de la Vida como a la Iglesia Fuente de Vida.

Los himnos en la fiesta de la Natividad de la Virgen expresan suma alegría, ya que con la resolución de la esterilidad de los abuelos del Señor, se resolvió la esterilidad de la humanidad. Si Ana y Joaquín fueron representantes del mundo estéril, María es la imagen del mundo fértil, de la nueva creación: de la Iglesia.

Nuestra Fe y Tradición

Sobre el Nacimiento de la Virgen María

 (8 de septiembre)

icono-de-la-natividad-de-la-santicc81sima-virgen-maricc81aEl ocho de septiembre, la Iglesia celebra la Natividad de la Virgen. Prácticamente con esta solemnidad gozosa, se abre el calendario eclesiástico ortodoxo –el día primero de este mes comienza el Año Nuevo litúrgico- y se da inicio a las grandes celebraciones que, a lo largo del año, conmemoran la realización de los misterios de salvación.

Hoy, nos dice San Andrés de Creta, alégrense en verdad todas las cosas y salte de gozo la naturaleza. Esta es la Madre de Dios, María, cuyo nombre fue pronunciado por Dios mismo y de cuyo vientre salió el Dios excelso hecho carne, en ella se construyó Él para sí un nuevo y maravilloso templo, pues ella, al dar a luz, no perdió la integridad de su seno y Él, para nacer, no precisó simiente. Era efectivamente Dios, si bien quiso nacer en la carne, aunque sin unión carnal, ni dolores de parto, de modo que siendo María de verdad madre, se libró de estas cosas propias de las madres, criando ella maravillosamente, con su leche, a Aquél al que había dado a luz sin concurso de varón.

Siendo virgen, concibió sin semilla alguna, permaneció virgen intacta y, aún después del parto, conservó íntegros los sellos de la virginidad. Por lo tanto, con razón es proclamada Madre de Dios, es glorificada su virginidad, es venerada su maternidad y Dios, unido a los hombres y manifestado en la carne, le entrega el honor de su propia gloria.

Exulte el cielo desde arriba y las nubes derramen la justicia; los montes destilen dulzura y regocíjense las colinas (Is. 45,8 y Jl. 3,18), porque el Señor ha tenido misericordia de su pueblo, habiendo suscitado para nosotros, en la casa de David su siervo, una fuerza de salvación (Lc.1,69) que es la Virgen purísima, que no conoció varón y de la cual nació Cristo, salvación y esperanza de los pueblos.

Vida de Santos

Justos Joaquín y Ana.

9 de septiembre

Al día siguiente del nacimiento de la Purísima Virgen María, la Iglesia conmemora el día de sus padres — justos Joaquín y Ana. Joaquín provenía del reySanti_gioacchino_e_anna David. Muchos descendientes de David vivían con la esperanza de que en la familia iba a nacer el Mesías, porque Dios le prometió a David que en su generación iba a nacer el Salvador del mundo. Ana descendía por parte de padre del sacerdote Aarón y por parte de madre del ramal de Judas.

Los esposos pasaron toda su vida en la ciudad de Galilea , Nazareth. Sobresalían por su vida virtuosa y buenas obras. Su mayor pena era la falta de hijos.. Sin embargo como lo dicen las profecías, Joaquín llevó sus ofrendas al templo de Jerusalén, pero el sumo pontífice se negó a recibirlo, acusando la ley, que no permite recibir ofrendas de personas que no dejasen descendencia en Israel. Muy duro fue soportar en el templo esta ofensa a los esposos, donde esperaban encontrar alivio para sus penas. Pero ellos a pesar de su edad madura, sin rencor continuaban pidiendo a Dios, hacer un milagro y enviarles un niño.

Al fin el Señor oyó sus oraciones y envió al arcángel Gabriel para avisar a Ana que ella iba a concebir un niño. Y realmente prontamente Ana concibió y nació una niña. Alegrándose los padres La llamaron María. De esta forma el generoso Dios gratificó la fe y paciencia de los esposos y les dio una Hija, quien trajo la bendición a todo el género humano!

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la obra».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios».
  • Decía un anciano: «La humildad no se enfada, ni enfada a nadie»

Boletín del 31/08/2014

12°  Domingo de Mateo

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales;
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo,
pisoteando la muerte con su muerte.
y Siendo el primogénito de entre los muertos,
nos salvó de las entrañas del Hades y concedió al mundo la gran misericordia.
 

Tropario del Cinturón de la Virgen 

Tono 8

Oh Madre de Dios Siempre Virgen y refugio de la humanidad, Tú habías otor­gado a Tu Ciudad,
por velo protec­tor Tu Túnica y el Cinto de Tu Cuerpo Puro, que con Tu Alumbramiento sin simiente,
ha­bían permanecido sin co­rrupción; por­que por Ti, el tiempo y la na­turaleza se re­nuevan.
Por eso, Te im­ploramos que otorgues la Paz a Tu Ciudad y a nuestras almas la gran misericordia.

Condaquio del Nacimiento de la Virgen

 Tono 4

Por tu santo Nacimiento, oh Purísima,
Joaquín y Ana fueron librados de la pena de la esterilidad,
Adán y Eva, de la corrupción de la muerte,
y tu pueblo lo celebra siendo redimido de la culpa de sus transgresiones al exclamar:
“La estéril da a luz a la Madre de Dios, la alimentadora de nuestra vida.”
 

Condaquio  del Cinturón de la Virgen 

Tono 4

“¡Oh Virgen Inmaculada!, con júbilo, la Iglesia celebra la colocación de Tu di­vino Cinturón;
y con las suplicas hacia Ti ex­clama: “Salva a todos de los asaltos del enemigo,
aplasta la altivez de los in­cré­dulos y guía nuestra vida para que ha­gamos la Divina Voluntad del Señor.”
 

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos  (9:1-7)

Hermanos: La primera Alianza tenía sus ritos litúrgicos y su santuario terreno. Porque se preparó la parte anterior de la tienda, donde se hallaban el candelabro y la mesa con los panes de la presencia, que se llama Santo. Detrás del segundo velo se hallaba la parte de la tienda llamada Santo de los Santos, que contenía el altar de oro para el incienso, el arca de la Alianza —completamente cubierta de oro— y en ella, la urna de oro con el maná, la vara de Aarón que retoñó y las tablas de la Alianza. Encima del arca, los querubines de gloria que cubrían con su sombra el propiciatorio. Mas no es éste el momento de hablar de todo ello en detalle.

Preparadas así estas cosas, los sacerdotes entran siempre en la primera parte de la tienda para desempeñar las funciones del culto. Pero en la segunda parte entra una vez al año, y solo, el sumo sacerdote, y no sin sangre que ofrecer por sí mismo y por los pecados del pueblo, cometidas en ignorancia.

Evangelio según San Mateo (19: 16-26)

En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un joven y le dijo: «Maestro bondadoso, ¿qué bien he de hacer para conseguir vida eterna?» Él le dijo: «¿Por qué me llamas “bondadoso”? Uno solo es el Bondadoso, quien es Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.» Le dijo él: «¿Cuáles?» Y Jesús respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.» El joven le dijo: «Todo eso lo he guardado desde temprana edad, ¿qué más me falta?» Le respondió Jesús: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.» Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad les digo, que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los cielos.» Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible.»

Mensaje Pastoral

Dura es la palabra de Dios

 En la lectura evangélica de hoy, un joven vino a donde Jesús buscando «la vida eterna». Cristo le dijo con el corazón en la mano: «Todo cuanto tienes véndelo y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego, ven y sígueme.» Se lo dijo porque supo que la riqueza fue para este joven –como lo es para muchos– un tropiezo en el camino. Luego dice Jesús a sus discípulos: «Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios.» Ellos se escandalizaron por la dureza de la palabra del Señor y, extrañados –al igual que nosotros–, dijeron: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Y en otra ocasión, los discípulos le reclamaron: «Dura es esta   doctrina,   ¿quién   puede   escucharla?»     (Jn 6:60).

Cuando el joven le respondió a Jesús: «Todo eso (los diez mandamientos) lo he guardado desde mi juventud», Jesús no lo justificó, como hubiera hecho cualquier maestro dela Ley, ni lo alabó, sino que «lo amó» –nos informa exclusivamente el Evangelista Marcos (Mc 10:21)–, y «al que ama el Señor, disciplina» (Heb 12:7). Cristo amó al Joven rico y, por eso, le ofreció esta vocación, que no era tanto el «vende todo y repártelo a los pobres», sino  el «ven y sígueme». Jesús, en su plena sabiduría, supo que el apego a lo material le impedía seguir la vocación.

Dice el Señor, por la boca del profeta Jeremías: «¿No es así mi palabra, como el fuego, y como un martillo golpea la peña?» (Jr 23:29). También dice: «He venido a arrojar un fuego sobre la tierra […] ¿Creen que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, se lo aseguro, sino división.» (Lc 12:49-51). El camino que Cristo ofrece no se identifica con una religiosidad ligera que busca «paz» que acaricia nuestras emociones religiosas; Él no adorna las dificultades para que aparezcan atractivas, sino que llama a las cosas por su propio nombre.

La verdad es que una persona rica en su dinero, a menudo se preocupa por éste a tal grado que llega a considerarlo como el «salvador»; y sin darse cuenta, la abundancia de riquezas lo va empujando hacia la idolatría, de donde caerá. Jesús dispone como salida de esta trampa repartir y compartir la riqueza con los necesitados. Es cierto que uno solo no puede resolver los problemas de la pobreza en el mundo, pero sí todos –estemos donde estemos– nos topamos con pobreza. Entonces compartamos con los que necesitan de nosotros, en cuyo camino Dios nos ha puesto; que nuestra ayuda sea verdadera y efectiva y no simbólica. La virtud de esta acción es doble: quema la adhesión al dinero que está en mi interior, y con la caridad afirma el amor hacia mis hermanos.

Quizás esta práctica turba a uno si las riquezas lo tienen sometido, pero recordemos que la bondad y la salvación cristianas requieren de fatigas, esfuerzo, sacrificio y dominio de sí, porque la palabra de Dios es «como fuego, como un martillo que golpea la peña.»

Vida de Santos

La colocación del cinturón de la Virgen

171433-pLa colocación del cinturón de la Santísima Madre de Dios en una iglesia del barrio de Chalcoprateia de Constantinopla tuvo lugar durante el reinado del emperador Teodosio el Joven. La reliquia sagrada, confiada al apóstol Tomás por la misma Madre de Dios, se mantuvo custodiada por los cristianos de Jerusalén después de su Dormición. Durante el reinado del emperador León el Sabio (886-911), su esposa Zoe era afligida por un espíritu inmundo, y rezó para que Dios la sanara.

La emperatriz tuvo una visión que iba a ser curada de su enfermedad si el cinturón de la Madre de Dios se colocaba sobre ella. El emperador le pidió al Patriarca que abriera el cofre. El Patriarca retiró el sello y abrió el cofre en el que se guardaba la reliquia, y el cinturón de la Madre de Dios se apareció completamente entero y sin daños producidos por el tiempo. El patriarca colocó el cinturón sobre la emperatriz enferma, y ella se liberó de su enfermedad. Cantaron himnos de acción de gracias a la Santísima Virgen, y luego colocaron el venerable cinturón de nuevo en el cofre y lo volvieron a sellar.

En conmemoración de esta visión milagrosa y la colocación del venerable cinturón, se estableció la “Fiesta de la colocación del Venerable Cinturón de la Santísima Madre de Dios”. Partes de este santo cinturón se conservan hasta hoy en el monasterio de Vatopedi en el Monte Athos, en el monasterio de Trier, en Georgia y en la Iglesia del Cinturón de la Virgen en Homs, Siria.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo también el abad Antonio: «Dios no permite que esta generación sufra el ataque del demonio porque sabe que son débiles y no lo pueden soportar».
  • Decía el abad Macario: «El recordar el mal que nos han hecho los hombres, impide a  nuestra mente el acordarnos de Dios. Pero si recordamos los males que nos causan los demonios, seremos invulnerables».
  • Dijo el abad Pastor: «No vivas en un lugar donde veas que existen algunos que te tienen envidia. No harás allí ningún progreso en la virtud».

Boletín del 24/08/2014

11°  Domingo de Mateo

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu divinidad,
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio del Nacimiento de la Virgen

 Tono 4

Por tu santo Nacimiento, oh Purísima,
Joaquín y Ana fueron librados de la pena de la esterilidad,
Adán y Eva, de la corrupción de la muerte,
y tu pueblo lo celebra siendo redimido de la culpa de sus transgresiones al exclamar:
“La estéril da a luz a la Madre de Dios, la alimentadora de nuestra vida.”

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (9: 2-12)

Hermanos: ¡El sello de mi apostolado son ustedes en el Señor! He aquí mi defensa contra mis acusadores: ¿Por ventura no tenemos derecho a comer y beber? ¿No tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer como hermana, al igual que los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas? ¿Acaso únicamente Bernabé y yo estamos privados del derecho de no trabajar? ¿Quién ha militado alguna vez a costa propia? ¿Quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿Quién apacienta un rebaño y no se alimenta de la leche del rebaño?

¿Hablo acaso al modo humano o no lo dice también la Ley? Porque está escrito en la Ley de Moisés: «No pondrás bozal al buey que trilla.» ¿Es que se preocupa Dios de los bueyes? O bien, ¿no lo dice expresamente por nosotros? Por nosotros ciertamente se escribió, pues el que ara, en esperanza debe arar; y el que trilla, lo hace con la esperanza de recibir su parte. Si en ustedes hemos sembrado lo espiritual, ¿es gran cosa que segaremos de ustedes lo material? Si otros participan de este derecho sobre ustedes, ¿cuánto más nosotros? Sin embargo, nunca hemos hecho uso de este derecho. Al contrario, todo lo soportamos para no crear obstáculo alguno al Evangelio de Cristo.

Evangelio según San Mateo (18: 23-35)

Dijo el Señor a sus discípulos: «El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.” Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. Al salir de allí, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien denarios; lo agarró y, ahogándolo, le decía: “Paga lo que debes.” Su compañero, cayendo a sus pies le suplicaba: “Ten paciencia conmigo que ya te pagaré.” Pero él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: “Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?” Y encolerizado su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que debía. Esto mismo hará con ustedes mi Padre celestial, si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.»

Mensaje Pastoral

¡Perdona nuestras deudas!

El rey que aparece en la parábola es el Señor, a Quien pertenece «el poder de la remisión de los pecados». Parece que el Reino de Dios requiere justicia, y que el Señor ajustará cuentas con los siervos. Pero los criterios de su juicio difieren de lo humano: la justicia de Dios es su amor, y eso explica la contradicción aparente en las dos frases del Salmo que leemos en el servicio de Completas: «atiéndeme con tu justicia / y no entres en juicio con tu siervo» (Sal 142:2). Pues «atiéndeme con tu justicia» –a saber, con tu misericordia– remata con «no entres en juicio con tu siervo», ya que nadie tiene el mérito y la dignidad sino por la Gracia de Dios.

En la parábola, el amo juzgó a su siervo de la misma manera; pues si lo hubiera juzgado según nuestra justicia humana, hubiera sido vendido «él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía». Pero la diferencia entre los juicios del Señor y los nuestros es tan grande como la diferencia entre misericordia y derechos, entre amor e intereses, entre perdón y venganza.

Los números que la parábola menciona son dignos de atención. Pues mientras el siervo debía al Señor diez mil talentos (diez mil era el número más grande de aquel tiempo), el otro siervo le debía solamente cien denarios. ¿Qué es lo que un hombre le puede deber a otro? Algún dinero, servicio o maltrato; pero a Dios le debemos todo. Si contempláramos la grandeza de los divinos dones para con nosotros, comprenderíamos lo inalcanzable que es su amor y que nuestra deuda es imposible de pagar.

La parábola deja en claro porqué el Rey condenó al siervo: no por estar endeudado sino por ser «siervo malvado»; no por la gran deuda que debía sino por la pequeña que no perdonaba.  Nuestro pecado consiste en que no tratamos al prójimo de la manera con la que Dios nos atiende.

«Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.» Nuestra actitud horizontal (con nuestros deudores) condiciona nuestra petición vertical (perdona nuestras deudas). Cada vez que digamos esta frase en el «Padre nuestro», cuidemos que nuestra petición no sea propia condenación sino un gemido que atraiga la ternura de Dios y ablande la dureza de nuestro corazón.

«No será justificado ante Ti ningún viviente» (Sal 142:2) sino el que se apiada del prójimo y olvida sus ofensas. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

El Altar

El Altar o Santa Mesa es el corazón y el punto central del templo ortodoxo. Aquí se ofrecen los dones eucarísticos de pan y vino al Padre como Cristo nos mandó hacer. El Santo Altar, generalmente de forma poliédrica rectangular, esta separado de los muros y usualmente cubierto de manteles. Al centro se pone un tabernáculo, con la Santa Comunión reservada para los enfermos, y detrás de él, los candelabros. El Libro de los Evangelios se encuentra siempre en la Santa Mesa, aun cuando la Divina Liturgia no se esté celebrando. En el Santuario detrás de la Santa Mesa, hay una Cruz grande, frecuentemente con la figura de Cristo pintada en ella.

Vida de Santos

La Decapitación de San Juan Bautista

29 de Agosto

La ardiente predicación del Bautista y su santidad y milagros, atrajeron la atención de los judíos sobre él y algunos empezaron a considerarle como el Mesías prometido. Pero Juan declaró que él no hacía más que bautizar en el agua a los pecadores para confirmarlos en el arrepentimiento y prepararlos a una nueva vida, pero que había Otro, que pronto se manifestaría entre ellos, que los bautizaría en la virtud del Espíritu Santo y cuya dignidad era tan grande, que él no era digno de desatar las correas de sus sandalias. No obstante eso, el Bautista había causado tal impresión entre los judíos, que los sacerdotes y levitas de Jerusalén fueron a preguntarle si él era el Mesías esperado. Y San Juan confesó y no negó y dijo: “Yo no soy el Cristo”, ni Elías, ni uno de los profetas. Juan proclamó la mesianidad de Cristo en el bautismo y, precisamente al día siguiente de aquél en que los judíos habían ido a interrogarle, llamó a Jesús “el Cordero de Dios.”

Y Cristo declaró que Juan era más grande que todos los santos de la antigua ley y el más grande de los nacidos de mujer. Heredes Antipas, el tetrarca de Galilea, había repudiado a su esposa y vivía con Herodías, quien era juntamente su sobrina y la esposa de su medio hermano Filipo. San Juan Bautista reprendió valientemente al tetrarca y a su cómplice por su conducta escandalosa y dijo a Herodes: “No te es lícito vivir con la mujer de tu hermano.” Herodes temía y respetaba a Juan, pues sabía que era un hombre de Dios, pero se sintió muy ofendido por sus palabras. Aunque le respetaba como santo, le odiaba como censor y fue presa de una violenta lucha entre su respeto por la santidad del profeta y su odio por la libertad con que le había reprendido. Finalmente, la cólera del tetrarca, azuzada por Herodías, triunfó sobre el respeto. Para satisfacer a Herodías y tal vez también por temor de la influencia que Juan ejercía sobre el pueblo, Herodes le encarceló en la fortaleza de Maqueronte, cerca del Mar Muerto. Cuando el Bautista se hallaba en la prisión, Cristo dijo de él: “¿A quién fuisteis a ver? ¿A un profeta? En verdad os digo, a un profeta y más que un profeta. De él es de quien está escrito: He aquí que envío a mi ángel delante de ti para que te prepare el camino. En verdad os digo, no hay entre los nacidos de mujer ninguno más grande que Juan el Bautista.”

Pero Herodías no perdía la ocasión de azuzar a Herodes contra Juan y de buscar la oportunidad de perderle. La ocasión se presentó con motivo de una fiesta que dio Herodes el día de su cumpleaños a los principales señores de Galilea. Salomé la hija de Herodías y de Filipo, danzó ante los comensales con tal arte, que Herodes juró concederle cuanto le pidiera, aunque fuese la mitad de sus dominios. Herodías aconsejó a su hija que pidiese la cabeza del Bautista y, para impedir que el tetrarca tuviese tiempo de arrepentirse, sugirió a Salomé que exigiese que la cabeza del santo fuese inmediatamente traída en una fuente, el tirano dio inmediatamente la orden de que le decapitasen en la prisión y de que trajesen en una fuente su cabeza a Salóme. La joven no tuvo reparo en tomar el plato en sus manos y ofrecérselo a su madre. Así murió el gran precursor del Salvador, el profeta más grande “de cuantos han nacido de mujer.” En cuanto se enteraron de la noticia, los discípulos del Bautista recogieron su cuerpo, le dieron sepultura y fueron a contarlo a Jesús. “Y habiéndolo oído, Jesús se retiró… a un sitio del desierto.”

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo también el abad Antonio: «Dios no permite que esta generación sufra el ataque del demonio porque sabe que son débiles y no lo pueden soportar».
  • Decía el abad Macario: «El recordar el mal que nos han hecho los hombres, impide a  nuestra mente el acordarnos de Dios. Pero si recordamos los males que nos causan los demonios, seremos invulnerables».
  • Dijo el abad Pastor: «No vivas en un lugar donde veas que existen algunos que te tienen envidia. No harás allí ningún progreso en la virtud».

Boletín del 17/08/2014

Despedida de la Dormición de la Madre de Dios

Apóstoles, reúnanse de todas las regiones,
acá en el pueblo de Getsemaní,
acuesten mi cuerpo; y Tú,
Dios mío e hijo, recibe mi alma.
                                                                                  Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 1

Cuando la piedra fue sellada por los judíos y
tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador,
concediendo al mundo la vida. Por lo tanto,
los poderes celestiales clamaron a Ti:  Oh Dador de Vida,
Gloria a tu Resurrección, oh Cristo, gloria a tu Reino,
gloria a tu plan de salvación, oh Único, Amante de la humanidad.

Tropario de la Dormición

Tono 1

En el parto conservaste la virginidad y
en la Dormición no descuidaste al mundo, oh Madre de Dios;
porque te trasladaste a la vida por ser la madre de la Vida. 
Por tus intercesiones, salva de la muerte nuestras almas.

Condaquio de la Dormición

Tono 2

A la Madre de Dios, que no descuida su intercesión,
la esperanza indesairable de quienes piden su protección,
no pudieron retenerla ni el sepulcro ni la muerte;
porque siendo la Madre de la Vida fue trasladada a la vida
por Quien habitó en su seno conservándola siempre Virgen.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (4: 9-16)

Hermanos: Pienso que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha asignado el último lugar, como condenados a muerte, puestos a modo de espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Nosotros, necios por amor a Cristo; ustedes, sabios en Cristo. Débiles nosotros; mas ustedes, fuertes. Ustedes honrados; mas nosotros, despreciados. Hasta el presente, pasamos hambre, sed, desnudez. Somos abofeteados, y andamos errantes. Nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Si nos insultan, bendecimos. Si nos persiguen, lo soportamos. Si nos difaman, rogamos. Hemos venido a ser, hasta ahora, como la escoria del mundo y el desecho de todos.
No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino más bien para amonestarlos como a mis hijos queridos. Pues aunque hayan tenido miríadas de pedagogos en Cristo, no han tenido muchos padres: pues yo los engendré en Cristo Jesús, por medio del Evangelio. Les ruego, pues, que sean mis imitadores.

Evangelio según San Mateo (17: 14-22)

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, arrodillándose ante Él, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo que es epiléptico y sufre demasiado, pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarlo.» Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo habré de soportarlos? ¡Tráiganmelo acá!» Jesús le increpó y el demonio salió de él, y quedó sano el niño desde aquel momento. Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?» Les respondió: «Por su poca fe, porque en verdad les digo, que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y se desplazará, y nada les será imposible. Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración y el ayuno.» Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y al tercer día resucitará.»

Mensaje Pastoral

La “mostaza” de las obras y las “montañas” de la gracia

“Si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: ‘Pásate de aquí allá,’ y se pasará; y nada les será imposible”

Homilía de Monseñor Pablo Yazigi, Arzobispo de Alepo

Parece ser que la expulsión del demonio del epiléptico, en el relato del Evangelio de hoy, es una piedra fundamental para revelar la profundidad de la fe o su carencia. Jesús mostró su insatisfacción, y explicó que la imposibilidad de expulsar a los demonios se debe a la “falta de fe”. También llamó a aquella generación “perversa e incrédula”. Tal fe que Jesús reprendió es incapaz de resolver los asuntos de la fe y sus problemas, tanto físicos como espirituales. Tal fe no satisface a Jesús, ni responde a las necesidades del ser humano, tampoco a sus cuestionamientos, y no puede ayudarlo. La pregunta que nos hacemos en este texto y que Jesús expresa en duros términos es: ¿Cuál es la verdad de la fe, no la que conocemos nosotros como generación incrédula, sino la que conoce Jesús?

La comparación de Jesús entre el grano de mostaza (la magnitud de la fe) y las montañas (la magnitud de las obras) revela una verdad profunda y la naturaleza de la fe de la cual habla el Señor. Si tuviéramos la fe del tamaño de un grano de mostaza, podríamos hacer obras de la magnitud de las montañas.

“El grano de mostaza” representa el tamaño de lo que podemos ofrecer, mientras que “las montañas” representan el tamaño de lo que el Señor puede realizar. La primera imagen se refiere a nuestra debilidad, mientras que la segunda se refiere a lo que Su Gracia hará en nosotros. La fe que Jesús quiere es la que se funda en la fe en la obra del Señor en nosotros. Es tal lo que el Apóstol Pablo le pidió al Señor que sacara el aguijón que tenía en la carne, y a lo cual el Señor le respondió: “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” (II Co 9:12). La verdadera fe es la fe que la Gracia del Señor actúa en nosotros, aun teniendo una fe y un anhelo que igualen a un grano de mostaza. La fe, pues, no es sólo una mera creencia, sino la fe en la persona de Jesucristo. ¡Tal fe es la fe de Pablo al decir que todo lo puede, pero en Cristo que lo fortalece (Cf. Fil 4:13)! En fin, la fe es unirse al Señor y poner en Él nuestra esperanza.

“La fe perversa” es creer en uno mismo o en creencias. Esta fe es inoperante y no satisface las necesidades humanas para la vida. La fe viva sabe que Dios es quien cumple todo y que “sin Él, nada podemos hacer” (Jn 15:5). La verdadera fe reconoce que somos seres humanos débiles, pero también creyentes fuertes. Somos, según las palabras del Apóstol Pablo, “un vaso para honra y otro para deshonra” (Rom 9:21). El ser humano es una vaso para honra cuando es “templo del Espíritu Santo” (I Co 6:19), mientras que es un vaso para la deshonra cuando carece de la Gracia. El ser humano se distingue entre todos los seres vivientes porque es el único que puede recibir la gracia divina, dirigirse al Eterno y cambiar en la fe en Él, puesto que “el justo por la fe vivirá” (Rom 1:17). La singularidad del ser humano consiste en que él puede “recibir” la gracia que viene de lo alto, por medio de su fe. La fe, aun siendo como un grano de mostaza, es el canal que capta la frecuencia del Espíritu que obra en nosotros las cosas buenas.

“Lo que es nacido de la carne, carne es” (Jn 3:6). ¿Qué puede hacer un ser viviente de cosas que están por encima de los asuntos del cuerpo y la sobrevivencia? Los seres vivientes se reproducen y mueren dentro de un tiempo determinado, en un circuito cerrado. Incluso el ser humano cuando se limita nada más que a las preocupaciones del mundo, no las puede superar. Agregará lo que llamamos civilizaciones y desarrollo, pero todo esto es del orden de lo creado, y todo va a volver a la tierra. Pero el ser humano es quien dignifica su humanidad y le da toda su dimensión cuando eleva su corazón y sus manos hacia el cielo y se convierte en un canal de la Gracia de Dios. Un grano de mostaza de las cosas de la carne engendrará un grano de mostaza, mientras que un grano de mostaza de fe mueve montañas, a causa de la Gracia divina que opera en él.

Por lo tanto, para finalizar, el ser humano verdadero no mueve montañas sino solo como “embajador de Cristo” (II Co 5:20) en el mundo. Se dirige al mundo no en su propio nombre, sino en nombre del Señor por quien todo lo puede, tal como lo hace un embajador en cualquier país. El ser humano alcanza la perfección sólo cuando lleva el honor de su misión; y quien lleva sobre sus hombros dicha misión con fe, la Gracia lo sostiene y el Señor guía sus pasos. Entonces, esta persona se vuelve un medio divino, una luz en el mundo, y un grano de mostaza que mueve montañas. La fuerza de este grano no proviene de sí mismo, sino de la fe que está en él. La persona creyente es una mano de Dios que opera en el mundo que necesita un grano de mostaza que pueda atraer el poder de la gracia divina hacia el mundo sediento. El creyente es aquel que exclama con el Apóstol Pablo en cada momento: “Porque no nos ha dado Dios un espíritu de temor, sino de poder, y de amor, y de templanza” (II Tim 1:7), es decir el espíritu del Hijo quien realiza todo por nosotros, mientras que Le entregamos ofrendas iguales en tamaño a un grano de mostaza para que Él pueda realizar por nosotros obras iguales en tamaño a montañas. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Lo que creemos sobre la Dormición

La Iglesia ha sostenido siempre que el cuerpo de María se vio libre de la corrupción, que su alma se reunió nuevamente con él y que la Virgen fue transportada al cielo, como símbolo único de la resurrección que espera a los hijos de Dios. La preservación de la corrupción y la Asunción de María son una consecuencia lógica de la pureza absoluta de la Madre de Dios. Su cuerpo no había sido nunca manchado por el pecado, había sido un templo santo e inmaculado, en el que había tomado carne el Verbo Eterno. Las manos de María habían vestido y alimentado en la tierra al Hijo de Dios, quien la había venerado y obedecido como madre. Lo que no sabemos con certeza es si la Virgen murió o no; la opinión más general es que sí murió, ya fuese en Éfeso o en Jerusalén. Aun en el caso de que la fiesta de hoy sólo conmemorase la Asunción del alma de María, su objeto seguiría siendo el mismo; porque, así como honramos la llegada del alma de los santos al cielo, así, y con mayor razón todavía, debemos regocijarnos y alabar a Dios el día en que la Madre de Jesucristo entró en posesión de la gloria que su Hijo le tenía preparada.

Vida de Santos

San Tadeo el Apóstol

21 de Agosto

El Apóstol era judío, de la ciudad de Edesa, de un profundo conocimiento de las Sagradas Escrituras; peregrinó a Jerusalén en tiempo de Juan el Bautista. Al escuchar Tadeo la prediga del Precursor y viendo la vida angelical que llevaba, lo impresiono tanto que fue bautizado por Juan. Sin embargo, al oír la enseñanza y al ver los milagros de nuestro Señor Jesucristo lo siguió a él. Luego de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo regresó a su ciudad natal Edesa, curando a muchos de la lepra, e iluminando con la Palabra de la Verdad, construyo Iglesias en Siria llegando hasta Beirut. Tadeo también en Beirut con la gracia de Dios enseño el Evangelio y bautizó a muchos. Por último, entregó su espíritu a Dios de paz, después de que en su vida aplicara plenamente el mandato otorgado por Nuestro Señor Jesucristo a los Apóstoles: “Id, pues, y enseñad a todos las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que observen todo cuanto os he ordenado.” (Mateo 28:19)

 Frases Biblicas

  • Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día. (Jn 6:54.)
  • Jesús le contestó: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá (Jn 11:25)
  • Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, ya no tendrá más hambre, y el que cree en mí, jamás tendrá sed (Jn 6:35)

Boletín de la Dormición

La Dormición de la Madre de Dios

15 de agosto

dormicion_americano

Apóstoles, reúnanse de todas las regiones,
acá en el pueblo de Getsemaní, y acuesten mi cuerpo;
y Tú, Dios mío e hijo, recibe mi alma.
                                                                                    Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Dormición

Tono 1

audio127En el parto conservaste la virginidad
y en la Dormición no descuidaste al mundo,
oh Madre de Dios; porque te trasladaste
a la vida por ser la madre de la Vida.  
Por tus intercesiones, salva de la muerte nuestras almas.

Condaquio de la Dormición

Tono 2

A la Madre de Dios, que no descuida su intercesión,
la esperanza indesairable de quienes piden su protección,
no pudieron retenerla ni el sepulcro ni la muerte;
porque siendo la Madre de la Vida fue trasladada a la vida
por Quien habitó en su seno conservándola siempre Virgen.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses (2: 5-11)

Hermanos: Haya en ustedes este mismo pensar que en el Cristo Jesús; el cual, teniendo la condición de Dios, no consideró como usurpación el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y apareciendo en su porte como hombre, se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo que Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre. Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.

Santo Evangelio según San Lucas (10: 38-42, 11: 27-28)

En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.» Jesús le respondió y dijo: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas, mientras que una sola es la necesaria. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»

Y sucedió que, cuando Él decía estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.»

Mensaje Pastoral

La Dormición de la Virgen

Apóstoles reúnanse, de los confines todos, en el pueblo de Getsemaní, y acuesten mi cuerpo; y tu, Dios mío e Hijo, recibe mi espíritu.

Si la muerte de un santo es el día óptima para su conmemoración, entonces la Dormición de la santísima Madre de Dios es la fiesta más481989_507805385902509_1949596483_n resplandeciente de ella. La Iglesia se prepara para la fecha del 15 de agosto con vigilia de 15 días, durante los cuales cantamos según nuestra fuerza el canon de Paráclesis (súplicas a la Madre de Dios) implorando la intercesión de la Venerabilísima: «Aquieta el huracán de mis pasiones y la tempestad de mis pecados.»

La celebración es la invocación de la presencia de la Madre de Dios cuya Dormición no ha sido sino un traslado «de la muerte a la vida». Los cantos de la Fiesta resumen dos acontecimientos: el primero es la muerte de la Virgen y la reunión de la Iglesia —los apóstoles, los obispos y los fieles junto con los ángeles— alrededor de su féretro con una tristeza resplandeciente parecida a la del Viernes Santo. (En la tradición de la Iglesia Griega, el día 15 de agosto se cantan a la Virgen Lamentaciones paralelas a las de la Sepultura del Señor). El segundo evento es el traslado de la Virgen en cuerpo a los Cielos. El Condaquio de la Fiesta dice: «A la Madre de Dios […] no pudieron retenerla ni el sepulcro ni la muerte.» y el Tropario: «[…] porque te trasladaste a la vida por ser la madre de la Vida.» Si bien los cuatro Evangelistas —concentrados totalmente en la prédica del Señor, su Pasión y  su Resurrección— no mencionaron nada sobre la Dormición de la Virgen y su Asunción, la Tradición de la Iglesia, desde los primeros siglos, tomó de los evangelios apócrifos los elementos y los detalles de la Fiesta. Nuestra Iglesia Ortodoxa jamás ha considerado el Traslado de la Virgen al Cielo en el cuerpo como un dogma, pero sí, una devoción eclesiástica indudable. Con otras palabras, la Asunción de la Madre de Dios no fue una necesidad salvífica en la Economía Divina, sino un fruto de su culminación en Pentecostés: el Espíritu Santo descendió sobre la Iglesia y se presentó en ella para elevarla al Cielo, y la Asunción de la Virgen no es sino la primicia y la imagen de esta ascensión humana. Por eso la presente Fiesta viene como sierre del año litúrgico que termina en agosto.

Alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.»

Algunos de los que leen apresurada y seleccionadamente este pasaje evangélico tienden a criticarnos en nuestra fe poniendo en duda la veneración a la Virgen María, como si Jesús regañara a la mujer que veneraba a su Madre. La Iglesia lee precisamente este texto bíblico en las Fiestas de la Madre de Dios —Nacimiento, Presentación en el Templo y Dormición— para alumbrar la lectura correcta del mismo. ¿Es lógico que el Evangelista Lucas, quien menciona el saludo del Ángel a María «Bendita eres entre las mujeres», y recita la oración de la Virgen «desde ahora todas la generaciones me llamarán bienaventurada», y la reverencia de Elizabeth «de donde a mí que la Madre de mi Señor venga a mí», pregunto, es lógico que Lucas muestre que Jesús rechace la veneración a la Virgen? Desde luego que no: Cristo en su respuesta a la mujer atribuye la bienaventuranza de su Madre, antes que todo, al hecho de que ella es de «los que oyen la Palabra de Dios y la guardan.» La selección de la Virgen por Dios para que fuera el instrumento de la encarnación divina no fue accidental, sino porque ella por la oración y vida consagrada «oyó» la palabra de Dios y por la pureza «la guardó», de una manera que sus entrañas volvieron un lugar amplio para recibir al Autor de la creación, y que sus seños dieron de mamar al Alimentador de mundo entero. Entonces la respuesta de Jesús es, más bien, confirmación de la santidad de su Madre, quien «lo guardaba todo en su corazón».

«Se presentó la Reina a tu diestra, adornada y envuelta en vestido entretejido de oro.» Al contemplar la belleza de su virtud, se enciende en nosotros el celo hacia su pureza de tal modo que le pedimos fervorosamente: «Inunda de alegría mi corazón, oh Virgen, que recibiste la plena alegría». Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Sobre el Icono de la Dormición de la Madre de Dios

DormitionEl icono de la “Asunción de la Santa Madre de Dios” presenta la dormición de la Virgen Maria y su asunción al cielo por parte de Jesucristo. En el icono de la “Asunción de la Madre de Dios” de Pskov, del siglo XIII, la Virgen, que se ha dormido, se encuentra rodeada por los apóstoles dolientes. Más allá de los apóstoles, están también los santos obispos. En las ventanas vemos a las mujeres, que lloran. En el icono prevalecen tonalidades oscuras y sombrías. Pero el manto sobre el que la Virgen se encuentra es luminoso y esto nos comunica que ella acepta con serenidad y alegría su muerte. En la base de la composición está el triángulo. Los personajes principales son la Madre de Dios, cuyo cuerpo está extendido sobre un catafalco, y Jesucristo, que se yergue sobre de ella y tiene en las manos a un niño fajado de vestidos resplandecientes de color blanco como la nieve. Este niño representa el alma inmaculada de la Virgen María.

La figura de Cristo Salvador es muy vertical. Con ello se afirma la contraposición y la superioridad de la vida inmortal en el reino de los cielos, con la muerte y la limitación de la vida sobre la tierra.

Golpea el dolor de los apóstoles: no entienden todavía la grandiosidad de lo que está sucediendo, del triunfo de la inmortalidad sobre la perfección de la vida terrenal de la Madre de Dios. Solía llevarse el icono de la Dormición a la casa de los moribundos. Esta imagen consolaba y daba paz: en el icono se afirma la inmortalidad del alma y la vida eterna.

La representación, en el mismo icono, al mismo tiempo, de más acontecimientos, fue una práctica normal y no suponía ninguna dificultad en la veneración de la imagen. Tal tradición también existió en el arte europeo, pero se extinguió hacia finales del siglo XV.

La Dormición de la Madre de Dios tuvo lugar en la casa de Juan Evangelista, dónde vivía después de la crucifixión de Cristo. Como es habitual, según la tradición y los cánones del lenguaje simbólico de la iconografía, no se representa la parte interior de la casa, sino las columnitas que marcan el edificio en que se está produciendo el hecho.

En el icono de la Dormición se representan dos espacios distintos. Uno es real: a él pertenecen el lecho de la Virgen, los apóstoles, los santos y el fondo arquitectónico; el otro es místico, es el de Cristo. Ambos espacios están vinculados a la acción mística, la asunción del alma de María: el espacio místico permanece invisible para los que están alrededor del lecho de María.

El Hijo de Dios, nacido de la Virgen, ha tomado semblante corporal y humano, ha venido a tierra y ha vivido en el normal espacio terrenal. Después de la crucifixión y la muerte sobre la cruz, ha resucitado y ha entrado en otro espacio “que no es de este mundo”, y que se indica en los iconos con la mandorla, la aureola, llena de fuerzas celestes: los ángeles “invisibles”.

Vida de Santos

La Dormición de la Virgen

15 de Agosto

Según la Tradicion: Aconteció una vez que la Santísima Virgen María se encontraba orando en el Monte de Eleón (cerca de Jerusalén)Icon_Dormition_02-300x225 cuando se le apareció el Arcángel Gabriel con una rama de palma del Paraíso en sus manos y le comunicó que en tres días su vida terrenal iba a llegar a su fin y que el Señor se La llevará consigo. El Señor dispuso que, para ese entonces, los Apóstoles de distintos países se reunieran en Jerusalén. En el momento del deceso, una luz extraordinaria iluminó la habitación en la cual yacía la Virgen María. Apareció el propio Jesucristo, rodeado de Ángeles y tomó Su purísima alma. Los Apóstoles enterraron el purísimo cuerpo de la Madre de Dios, de acuerdo a Su voluntad, al pie de la montaña de Eleón, en el jardín de Getsemaní, en la gruta donde se encontraban los cuerpos de Sus padres y el de San José. Durante el entierro ocurrieron muchos milagros. Con sólo tocar el lecho de la Madre de Dios, los ciegos recobraban la vista, los demonios eran alejados y cualquier enfermedad se curaba.

Tres días después del entierro de la Madre de Dios, llegó a Jerusalén el Apóstol Tomás que no pudo arribar a tiempo. Se entristeció mucho por no haber podido despedirse de la Virgen María y, con toda su alma, expresó su deseo de venerar Su purísimo cuerpo. Cuando se abrió la gruta donde fue sepultada la Virgen María, Su cuerpo no fue encontrado y sólo quedaron las mantas funerarias. Los asombrados Apóstoles retornaron a su vivienda. Al anochecer, mientras rezaban, oyeron un canto angelical y al levantar la vista pudieron ver a la Virgen María suspendida en el aire, rodeada de Ángeles y envuelta en un brillo de gloria celestial. Ella les dijo a los Apóstoles: “¡Alégrense! ¡Estaré con ustedes todos los días!”

Sentencias de los Padres del Desierto

Caminar de la vida Espiritual

  • El abad Pambo preguntó al abad Antonio: «¿Qué debo hacer?». El anciano contestó: «No confíes en tu justicia; no te lamentes del pasado y domina tu lengua y tu gula.
  •  Dijo San Gregorio: «De todo bautizado Dios exige tres cosas: una fe recta para el alma, dominio de la lengua; castidad para el cuerpo».
  •  El abad Pastor dijo: «La guarda del corazón, el examen de si mismo y el discernimiento, son las  tres virtudes que guían al alma»

Boletín del 10/08/2014

9° Domingo de Mateo

 

Oh Señor, cuando entraste estando las puertas cerradas,
llenaste de tu Santísimo Espíritu a tus discípulos,
soplando sobre ellos diciéndoles: “Atad y desatad los pecados”
y después de ocho días a Tomás mostraste tus manos y costado.
Nosotros junto con él te clamamos: Tú eres el Señor y Dios.
                                                                                                               Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 8

audio129Descendiste de las alturas, oh Piadoso,
y aceptaste el entierro de tres días para
librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.
 

Condaquio de la Transfiguración

Tono 7

Te transfiguraste en el monte, oh Cristo Dios,
y tus discípulos contemplaron tu Gloria según pudieron soportarla;
para que, cuando te viesen crucificado,
percibieran que tu Pasión fue voluntaria
y proclamaran al mundo que Tú eres verdaderamente el Resplandor del Padre.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (3:9-17)

Hermanos: Nosotros somos colaboradores de Dios, entonces ustedes, labranza de Dios, edificación de Él. Conforme a la Gracia de Dios que me fue dada, yo, como hábil arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye! Pues nadie puede poner otro  cimiento que el ya está puesto: Jesucristo. Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la  recompensa; mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá la  pérdida. Él, no obstante, se salvará, pero como a través del  fuego.

¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios  mora en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo  destruirá a él; porque sagrado es el templo de Dios, que lo son  ustedes.

Evangelio según San Mateo (Mt. 14: 22-34)

En aquel tiempo, Jesús obligó a  los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la  gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba allí solo. La  barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios,  zarandeada  por las olas, pues el viento era  contrario. Y en la madrugada vino Él  hacia ellos, caminando sobre el mar.  Los discípulos viéndolo caminar  sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se  pusieron a gritar. Pero al instante les  habló Jesús diciendo: «¡Ánimo, que  soy Yo! No teman.» Pedro le  respondió: «Señor, si eres Tú,  mándame que vaya hacia Ti sobre  las aguas.» «¡Ven!», le dijo. Bajó  Pedro de la barca y se puso a  caminar sobre las aguas yendo hacia  Jesús. Pero, viendo la violencia del  viento, le entró miedo y, como  comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor,  sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo  la mano, lo agarró y le dijo: «Hombre  de poca fe, ¿por qué dudaste?»  Subieron a la barca y amainó el  viento. Y los que estaban en la barca  se postraron ante Él diciendo: «Verdaderamente eres el Hijo de  Dios.» Terminada la travesía,  llegaron a tierra en Genesaret.

Mensaje Pastoral

Fe dinámica

 En la lectura evangélica de este día, Jesús ratifica a sus discípulos lo que les había mostrado en la multiplicación de los panes. Dios, Quien proveyó  awalking_on_waterl Israel en el Antiguo Testamento y envió el maná para sostenerlo, una vez más da de comer a su nuevo pueblo; y he aquí que viene caminando sobre las aguas, «y quería pasarles de largo», dice san Marcos (Mc 6:48); una imagen que recuerda el paso de la Gloria de Dios ante Moisés y Elías (Ex 33:19, 1Re 19:11). Cuando los discípulos lo vieron, se asustaron; entonces Jesús les dijo: «¡Yo Soy!, no tengan miedo.» (Jn 6:20). «¡Yo Soy» es el Nombre con el que Moisés identificó a Dios en el Monte Horeb (Ex 3:14) y con el que Jesús, cada vez más, se mostraba a sus discípulos y, por medio de ellos, a toda la Iglesia. No cabe duda que Éste que provee a su pueblo y muestra su Gloria es «verdaderamente el Hijo de Dios», tal como los Doce en el barco exclamaron.

El recuadro del milagro nos coloca intensamente ante la realidad de la fe en Cristo Dios: la fe de los discípulos que luchan en el mar, la fe de Pedro que camina sobre las aguas, y la fe de él mismo, que duda y se arrepiente:

•             Lucha: Cristo envió a los discípulos delante de Él. Quería que estuvieran solos, y «el viento era contrario». Ellos tenían que seguir luchando para llegar al otro lado. Algunas veces, el Señor dispone que estemos solos, o nos lo da a entender o sentir, y con ello nos instruye en la fe. San Siluan de Athos tuvo una experiencia parecida del abandono divino; llegó a sentir que la Gracia divina lo dejó y que estaba solo en un abismo de perdición; en medio de su grito y plegaria escuchó la voz divina diciéndole: «Guarda tu mente en el Hades y no te desesperes.» La soledad en los apuros y el abandono forman parte de la instrucción del Padre compasivo para con sus hijos, que no permite «seáis tentados sobre vuestra fuerza» (1Cor 10:13). Por lo que la lucha constante y la paciencia forman la primera piedra de la fe en Cristo.

•             Consuelo: en la marcha espiritual, Dios no deja a sus amados sin consuelo. Que Jesús camine sobre el agua es natural para la fe primigenia de los discípulos que han visto muchas señales; pero que Pedro lo haga (caminar sobre el agua), con el mandato del Señor, ya es un consuelo que los confirma –a él y a sus compañeros– en la lucha: «quien crea en Mí, ése hará también las obras que Yo hago y hará mayores aún»           (Jn 14:12). Si Dios nos educa con cierto castigo o abandono, también suele asistirnos con su dulce mirada, confortación e intervención poderosa que nos hace advertir la virtud de la fe. ¿Qué es lo que ha impulsado a millares de testigos hacia el martirio de sangre y de vida diaria –«por amor de Ti estamos muriendo todo el día» (Rom 8:36)–, si no es la certeza del consuelo presente que se tiene a lo largo de la «vida en Cristo»?

•             Penitencia: Pedro caminó sobre las aguas, más bien, sobre las olas de la fe; pero, «viendo la violencia del viento, le entró miedo». ¿Cuántas veces la fuerza de las preocupaciones nos distrae de Aquél en quien hemos puesto nuestra confianza? ¿Cuántas veces la violencia de las tentaciones nos hace olvidar las promesas y las esperanzas?, y nos caemos. Pero el mérito de Pedro se encuentra en que, ahogado, supo exclamar: «¡Señor, sálvame!». En uno de los relatos monásticos, el demonio se quejaba amargamente: todo el trabajo que elaboraba con perfección y constancia se echaba a perder con la humildad y el arrepentimiento sinceros del monje.

La fe no es un ejercicio racional o ideológico: es una marcha de ahínco y esfuerzo. La marcha implica tropiezos y caídas; las caídas provocan penitencia («¡Señor, sálvame!»); la penitencia y la confesión atraen al corazón consuelo y Gracia. Un caminar paciente y progresivo hasta que «el viento amaine» y la barca llegue al puerto de la Salvación.

Nuestra Fe y Tradición

Sobre el Icono de la Dormición de la Madre de Dios

DormitionEl icono de la “Asunción de la Santa Madre de Dios” presenta la dormición de la Virgen Maria y su asunción al cielo por parte de Jesucristo. En el icono de la “Asunción de la Madre de Dios” de Pskov, del siglo XIII, la Virgen, que se ha dormido, se encuentra rodeada por los apóstoles dolientes. Más allá de los apóstoles, están también los santos obispos. En las ventanas vemos a las mujeres, que lloran. En el icono prevalecen tonalidades oscuras y sombrías. Pero el manto sobre el que la Virgen se encuentra es luminoso y esto nos comunica que ella acepta con serenidad y alegría su muerte. En la base de la composición está el triángulo. Los personajes principales son la Madre de Dios, cuyo cuerpo está extendido sobre un catafalco, y Jesucristo, que se yergue sobre de ella y tiene en las manos a un niño fajado de vestidos resplandecientes de color blanco como la nieve. Este niño representa el alma inmaculada de la Virgen María.

La figura de Cristo Salvador es muy vertical. Con ello se afirma la contraposición y la superioridad de la vida inmortal en el reino de los cielos, con la muerte y la limitación de la vida sobre la tierra.

Golpea el dolor de los apóstoles: no entienden todavía la grandiosidad de lo que está sucediendo, del triunfo de la inmortalidad sobre la perfección de la vida terrenal de la Madre de Dios. Solía llevarse el icono de la Dormición a la casa de los moribundos. Esta imagen consolaba y daba paz: en el icono se afirma la inmortalidad del alma y la vida eterna.

La representación, en el mismo icono, al mismo tiempo, de más acontecimientos, fue una práctica normal y no suponía ninguna dificultad en la veneración de la imagen. Tal tradición también existió en el arte europeo, pero se extinguió hacia finales del siglo XV.

La Dormición de la Madre de Dios tuvo lugar en la casa de Juan Evangelista, dónde vivía después de la crucifixión de Cristo. Como es habitual, según la tradición y los cánones del lenguaje simbólico de la iconografía, no se representa la parte interior de la casa, sino las columnitas que marcan el edificio en que se está produciendo el hecho.

En el icono de la Dormición se representan dos espacios distintos. Uno es real: a él pertenecen el lecho de la Virgen, los apóstoles, los santos y el fondo arquitectónico; el otro es místico, es el de Cristo. Ambos espacios están vinculados a la acción mística, la asunción del alma de María: el espacio místico permanece invisible para los que están alrededor del lecho de María.

El Hijo de Dios, nacido de la Virgen, ha tomado semblante corporal y humano, ha venido a tierra y ha vivido en el normal espacio terrenal. Después de la crucifixión y la muerte sobre la cruz, ha resucitado y ha entrado en otro espacio “que no es de este mundo”, y que se indica en los iconos con la mandorla, la aureola, llena de fuerzas celestes: los ángeles “invisibles”.

Vida de Santos

La Dormición de la Virgen

15 de Agosto

Según la Tradicion: Aconteció una vez que la Santísima Virgen María se encontraba orando en el Monte de Eleón (cerca de Jerusalén)Icon_Dormition_02-300x225 cuando se le apareció el Arcángel Gabriel con una rama de palma del Paraíso en sus manos y le comunicó que en tres días su vida terrenal iba a llegar a su fin y que el Señor se La llevará consigo. El Señor dispuso que, para ese entonces, los Apóstoles de distintos países se reunieran en Jerusalén. En el momento del deceso, una luz extraordinaria iluminó la habitación en la cual yacía la Virgen María. Apareció el propio Jesucristo, rodeado de Ángeles y tomó Su purísima alma. Los Apóstoles enterraron el purísimo cuerpo de la Madre de Dios, de acuerdo a Su voluntad, al pie de la montaña de Eleón, en el jardín de Getsemaní, en la gruta donde se encontraban los cuerpos de Sus padres y el de San José. Durante el entierro ocurrieron muchos milagros. Con sólo tocar el lecho de la Madre de Dios, los ciegos recobraban la vista, los demonios eran alejados y cualquier enfermedad se curaba.

Tres días después del entierro de la Madre de Dios, llegó a Jerusalén el Apóstol Tomás que no pudo arribar a tiempo. Se entristeció mucho por no haber podido despedirse de la Virgen María y, con toda su alma, expresó su deseo de venerar Su purísimo cuerpo. Cuando se abrió la gruta donde fue sepultada la Virgen María, Su cuerpo no fue encontrado y sólo quedaron las mantas funerarias. Los asombrados Apóstoles retornaron a su vivienda. Al anochecer, mientras rezaban, oyeron un canto angelical y al levantar la vista pudieron ver a la Virgen María suspendida en el aire, rodeada de Ángeles y envuelta en un brillo de gloria celestial. Ella les dijo a los Apóstoles: “¡Alégrense! ¡Estaré con ustedes todos los días!”

Sentencias de los Padres del Desierto

Caminar de la vida Espiritual

  • El abad Pambo preguntó al abad Antonio: «¿Qué debo hacer?». El anciano contestó: «No confíes en tu justicia; no te lamentes del pasado y domina tu lengua y tu gula.
  •  Dijo San Gregorio: «De todo bautizado Dios exige tres cosas: una fe recta para el alma, dominio de la lengua; castidad para el cuerpo».
  •  El abad Pastor dijo: «La guarda del corazón, el examen de si mismo y el discernimiento, son las  tres virtudes que guían al alma»

Boletín del 03/08/2014

La Transfiguración de nuestro Señor Jesucristo

80 Domingo de San Mateo 

Oh Verbo Luz inmutable, Luz del Padre sin nacimiento:
con tu luz, que apareció hoy en el Monte Tabor,
hemos visto al Padre Luz y al Espíritu Luz que iluminan toda la creación.
                                                                                                                   Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

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Destruiste la muerte con tu cruz
y abriste al ladrón el Paraíso;  
a las Mirróforas los lamentos trocaste
y  a tus Apóstoles ordenaste predicar
que resucitaste,  oh Cristo Dios,
otorgando al mundo la gran misericordia.

Tropario de la Transfiguración

Tono 7

Te transfiguraste en el Monte, oh Cristo Dios,
revelando a los discípulos tu Gloria según pudieran soportarla.
¡Que tu eterna luz resplandezca sobre nosotros, pecadores!
Por la intercesión de la Madre de Dios, oh Dador de Luz, ¡gloria a Ti

Condaquio de la Transfiguración

Tono 7

Te transfiguraste en el monte, oh Cristo Dios,
y tus discípulos contemplaron tu Gloria según pudieron soportarla;
para que, cuando te viesen crucificado,
percibieran que tu Pasión fue voluntaria
y proclamaran al mundo que Tú eres verdaderamente el Resplandor del Padre.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios   (1: 10-17)

Hermanos: Les ruego, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengan todos un mismo hablar, y no haya entre ustedes divisiones; antes bien, estén unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. Porque, hermanos míos, estoy informado de ustedes, por los de Cloe, que existen discordias entre ustedes. Me refiero a que cada uno de ustedes dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo.» ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue Pablo crucificado por ustedes? ¿O han sido bautizados en el nombre de Pablo? ¡Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de ustedes fuera de Crispo y Gayo! Así, nadie puede decir que han sido bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas. Por lo demás, no creo haber bautizado a ningún otro.
Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio; y no con sabiduría de palabras, para no desvirtuar la cruz de Cristo.

Evangelio según San Mateo (14: 14-22)

En aquel tiempo, vio Jesús mucha gente y sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos. Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «Éste es un lugar desierto y se hace tarde. Despide, pues, a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren comida.» Mas Jesús les dijo: «No tienen porqué marcharse; denles ustedes de comer.» Ellos le dijeron: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.» Él dijo: «Tráiganmelos acá.» Y ordenó a la gente sentarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente.

Mensaje Pastoral

Eucaristía

Parece que el milagro de la multiplicación de los panes tuvo una importancia excepcional en la conciencia de la Iglesia primitiva, que los multiplicación-de-los-panescuatro Evangelistas lo mencionan y, más aún, Mateo y Marcos nos cuentan que el acontecimiento sucedió dos veces: en la primera, Jesús dio de comer a cinco mil hombres (Mt 14:13-21, Mc 6:31-44) y en la segunda, a cuatro mil hombres (Mt 15:32-38, Mc 8:1-10). Además, la multiplicación de los panes es una de las siete señales que san Juan expone en su Evangelio y que siempre las tiene vinculadas a cierta enseñanza; en el presente caso, el relato de san Juan (6:1-15) está ligado estrechamente con el Sermón de Jesús acerca del Pan de la vida (Jn 6:22-66): «Yo soy el Pan vivo, bajado del cielo», «el que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna». Entonces el lugar privilegiado que esta señal obtiene en la tradición bíblica se debe a su sentido eucarístico, y lo confirma el hecho de que los cuatro evangelistas describen la acción milagrosa del Señor –«levantando los ojos al cielo, bendijo, y partiendo los panes, se los dio a los discípulos»– de una manera casi igual a lo sucedido en la Última Cena ((Mt 26:26).

La lectura profunda del milagro, a la luz de su referencia eucarística, nos proporciona tres observaciones importantes:

Antes de efectuar el milagro, Jesús pidió a sus discípulos: «Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc 6:31). Como si les estuviera preparando antes del evento sublime que seguiría: cierto aislamiento del ruido del mundo; descanso para el alma «con Él», lejos de la agitación de las responsabilidades cotidianas; un «alto» para examinar lo que se ha hecho. Esta actitud preparatoria (serenidad, examen de conciencia profundo y penitencia) es indispensable para todo feligrés que se aproxima al santo Cáliz. La comunión frecuente, como una práctica propicia, no debe conducir a negligencia, ligereza y, en consecuencia, a menosprecio ante el «terrible Misterio». Parte de esta preparación es también el ayuno eucarístico: la multitud siguió a Cristo sin importarle las necesidades del cuerpo; sabían que ya la noche llegaba y que no tenían comida; sin embargo, la palabra de Jesús les hizo dejar de lado el pan de cada día, a semejanza de David: «Me olvidé de comer mi pan» (Sal 102:4). El ayuno antes de la Comunión es este olvido que provoca en el alma sed de la palabra de Dios, hambre del Pan de vida.

Podemos observar también que la muchedumbre ofreció todo lo poco que tenía (cinco panes y dos pescados) y recibió mucho más de lo que esperaba (sobraron doce canastos llenos). Así la Gracia sobreabunda en nuestra vida que la ofrecemos sinceramente en el santo Altar junto con el pan y el vino. ¡Es indigna y miserable! No importa: a partir de la penitencia, confesión y santa Comunión será injertada con la vida de Cristo.

Y el tercer punto digno de reflexión es que Cristo pretendió que los discípulos participaran en el milagro cuando «les mandó que acomodaran a todos por grupos sobre la verde hierba, y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta» (Mc 6:39). «Hágase todo con decoro y orden», dice san Pablo (1Cor 14:40). Y por medio de ellos, repartió el pan a todos los presentes: «los iba dando a los discípulos para que se les fueran sirviendo» (Mc 6:41); sin embargo, Él fue Quien efectuó el milagro. No es el sacerdote quien «da misa» sino que es meramente el «ministro del Misterio» tal como los discípulos lo fueron: Cristo mismo es el Sumo Sacerdote «que ofrece y es ofrecido». La Divina Liturgia, en su totalidad –gestos litúrgicos, vestimenta sacerdotal, cánticos y rúbricas–, procura colocarnos en esta realidad del gran milagro de la Eucaristía.

La preparación, el ayuno, el servicio y la ofrenda personal es lo que nos toca hacer ante la Cena milagrosa, Cristo se encarga de la multiplicación: de su Presencia desborda la Gracia en abundancia que el alma, jubilosa, exclama con lágrimas las palabras de san Isaac el Sirio: «Calma en mi las olas de tu Gracia.»

Nuestra Fe y Tradición

La Transfiguración y la Cruz

Si contemplamos el icono que está en la parte oriental de la Catedral Bizantina de San Apolinario en Ravinna, Italia del Norte, podemos admirar el icono de la Transfiguración que se remonta al siglo XI donde la iconografía todavía se prestaba del simbolismo que dominaba en los primeros Siglos del arte cristiano. En presentación del Cristo Transfigurado podemos ver una Cruz adornada, con una medalla en medio con el Rostro de Jesús, acompaña la Cruz del lado superior la escritura griega ΗΧΘΥΣ (pez) cuyas letras son las iniciales de (Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador) y de lado inferior la frase latina “Salusmundi” (Salvación del mundo). Abajo podemos ver tres ovejas que simbolizan a los tres discípulos que participaron en el evento divino: Pedro, Juan y Santiago; y a los dos lados de la cruz están presentados de un modo iconográfico Moisés y Elías tal como el texto bíblico lo ilustra.

Es digna de reflexión la presentación de Cristo Transfigurado como una Cruz. En realidad la Transfiguración ocurrió durante la última subida de Jesús a Jerusalén, eso es, previamente a la Pasión. (De hecho en la Tradición de la Iglesia Católica Romana la lectura evangélica de la Transfiguración se ubica en el Segundo Domingo de la Cuaresma, o sea, previamente a la Semana Santa). Además hay interesantes elementos de similitud entre lo sucedido en el monte y lo sucedido en Getsemaní: en ambas situación Jesús llevó consigo a los mismos tres discípulos y en la noche. Los mismos que “contemplaron su gloria” tenían que presenciar su agonía. La Cruz y la Transfiguración forman un camino único.

El contexto bíblico confirma este sentido espiritual esencial de la Transfiguración. Al iniciar los el Evangelistas el relato de la Transfiguración diciendo “Seis días después” (Lucas dice: “Ocho días después”), ilustran una relación estrecha con lo acontecido previamente. Pedro confiesa que Jesús es “el Cristo, el Hijo de Dios vivo”, luego Jesús anuncia la Pasión y la crucifixión, además exhorta a sus seguidores a la negación de sí mismo: “Si alguno quiere venir atrás de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” Y la consecuencia final es hablarles de “algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.”

“Seis días después”… la Transfiguración. Pues, “algunos” (Pedro, Santiago y Juan) apreciaron en la Transfiguración “al Hijo del hombre venir en su Reino”. Este Reino no es alcanzado sino por asumir la Cruz. Durante la Transfiguración aparecieron Moisés y Elías y, según San Lucas, hablaban con Él sobre “su partida que iba a cumplir en Jerusalén”. Entonces no podemos entender la Transfiguración sino a la luz de la Pasión y viceversa. Dice el Condaquio de la Fiesta: “Te transfiguraste en el monte… para que, cuando te viesen crucificado, percibieran que tu Pasión fue voluntaria.”

Efectuada la Transfiguración, como experiencia dulce y gloriosa, los discípulos querían extender su estancia más tiempo –o todo el tiempo– sobre el monte de Tabor: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías» (Mc 9: 5). Pero el Señor ignoró su propuesta y decidió bajar del monte de la Transfiguración con ellos para encontrarse con el epiléptico, con el hombre y sus angustias. La Gloria de Cristo, que se manifestó entre los discípulos –y por ellos sobre toda la Iglesia–, no es una ilusión pasiva y apática que satisface los sentimientos y emociones del hombre sino una Luz activa que enfrenta al mundo: enfrenta al dolor y lo transforma en consuelo y curación, enfrenta a la tristeza y la convierte en esperanza, enfrenta a la pasión y la transmuta en amor a Dios y al prójimo.

Cristo no pretende con llevarlos a Tabor a  que se aíslen del sufrimiento del mundo, más bien, que se involucren en él. No se trata entonces de un escape de la realidad de este mundo sino de un acompañamiento salvador “Aunque ande en medio de la sombra de la muerte, miedo no tendré, porque conmigo estás (Salmo 22). Entonces, “cualquier visión de una transfiguración cósmica que no viene a través de la asunción de la cruz, de la negación propia y de una compasión práctica es mero sentimentalismo”, dice el obispo Kallistos Waire.

Los iconos vistos desde la Transfiguración

Al hablar de los iconos, es necesario hacerlo de “una gracia que lleva la luz de Cristo”. En la iconografía ha encontrado su expresión una ciencia ortodoxa, el hesicasmo: Dios es desconocido en su esencia. Pero este Dios se manifiesta con su gracia a través de una energía divina que Él infunde en el mundo. Dios emana luz en el mundo.

Como enseñaba San Gregorio Palamas (1296-1359), Jesucristo es la Luz, y su enseñanza es la iluminación de los hombres. De una forma aceptable para los hombres, esta luz divina fue manifestada por Jesucristo a sus discípulos más próximos sobre el monte Tabor: “… Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías, que conversaban con él” (Mt 17,1-3).

La luz de la Trasfiguración sobre el Tabor no era ni sensual ni material, y los apóstoles iluminados por ella eran dignos de ver la no carnal “luz sobrenatural”.

La luz en la ortodoxia, bajo la influencia del hesicasmo, ha adquirido un significado especial y un sentido específico. Todo lo que hay que hacer con Dios está penetrado por un esplendor divino y lleva a la luz. El mismo Dios en su inaccesibilidad e incomprensibilidad es una “oscuridad sumamente clara”.

¿Cómo mostrarlo, aunque podamos usar el lenguaje de los símbolos? ¿Cómo podemos representar este “esplendor blanco como la luz” en la escena de la Trasfiguración? Los pintores de los iconos han intentado hacer lo imposible. Si han tenido éxito, podemos juzgarlo por las imágenes de la “Trasfiguración” que han llegado hasta nosotros.

Las energías divinas han agitado la tierra, y más sutilmente se hacen evidentes los bordes de las colinas del icono, “…una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle”. Y los apóstoles cayeron por tierra llenos de miedo, tapándose los ojos con las manos.

La figura de Cristo emana una luz increible, que lleva al mundo la gracia y la iluminación espiritual. Sus rayos están diseñados en el icono con pinceladas doradas, que se propagan radialmente desde su Fuente inexplicable.

Vida de Santos

La Transfiguración de Nuestro Salvador

6 de agosto

Los Evangelistas Mateo, Marco y Lucas relatan la Transfiguración de Jesucristo sobre el monte Tabor, cuando Su aspecto cambió y se hizo luminoso. He aquí, como relata el Evangelista Mateo la Transfiguración del Salvador:

“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien he mostrado mi complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se echaron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó, los tocó y dijo: Levantaos y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos. Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: En verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista” (Mat. 17:1-12).

Sentencias de los Padres Desierto

Virtud
  • El abad Zenón, discípulo del abad Silvano, decía: «No habites en un lugar famoso, ni vivas con un hombre de gran reputación, ni pongas cimientos a la habitación que te construyas».
  • Dijo abad Pastor: «Enseña a tu corazón a cumplir lo que a otros enseñas con tus palabras». Y añadió: «Los hombres cuando hablan parecen perfectos. Al cumplir lo que dicen no lo son tanto».
  • Se decía del abad Arsenio y del abad Teodoro de Fermo que por encima de todo aborrecían la vanagloria. El abad Arsenio no acudía fácilmente a las llamadas de sus visitantes. El abad Teodoro sí acudía, pero era como una espada para él.
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