Boletín del 19/11/2017

9° Domingo de Lucas

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Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 7

audio130Destruiste la muerte con tu Cruzy abriste al ladrón el Paraíso;a las Mirróforas los lamentos trocaste,

y a tus Apóstoles ordenaste predicar que resucitaste, oh Cristo Dios,

otorgando al mundo la gran misericordia

 

La Presentación de la Madre de Dios en el templo
Tono 4Hoy es el preludio del buen deseo de Dios, y la prefiguración de la salvación del hombre.

La Virgen claramente aparece en el Templo de Dios, y nos anuncia a Cristo a todos.

A ella clamemos: ¡Regocíjate, oh Tú, llena de la providencia del Creador

Condaquio de la Presentación de la Madre de Dios en el Templo

Tono 4

Sagrado Templo del Señor y purísimo, preciosa cámara nupcial
y santísima, cofre venerable de la Gloria de Dios,
en la casa del Señor, la Virgen hoy es presentada
y con ella la gracia del Espíritu Divino.
Alábenle los ángeles de Dios porque ella es la tienda celestial.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (8: 19)

Hermanos: Vivan como hijos de la luz (pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) discerniendo lo que es agradable al Señor. Y no participen en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, refútenlas. Cierto que ya sólo el mencionar las cosas que ellos hacen ocultamente da vergüenza; pero todo, al ser refutado, se manifiesta por la luz, y todo lo que queda manifiesto es luz. Por eso dice: Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo. Así pues, miren atentamente cómo viven; que no sea como imprudentes sino como prudentes, redimiendo el tiempo porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino comprendan cuál es la voluntad del Señor. No se embriaguen con vino, que es causa de libertinaje; llénense más bien del Espíritu, recitando entre ustedes salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en su corazón.

Evangelio según San Lucas (12: 16-21)

Dijo el Señor esta parábola: «Los campos de cierto hombre  rico dieron mucho fruto; y  pensaba para sí diciendo: “¿Qué  haré, pues no tengo dónde reunir mi  cosecha?” Y dijo: “Voy a hacer esto: Demoleré mis graneros y edificaré  otros más grandes, y reuniré allí todo  mi trigo y mis bienes; y diré a mi  alma: Alma, tienes muchos bienes en  reserva para muchos años.  Descansa, come, bebe, goza.” Pero  Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma  noche te reclamarán el alma; las  cosas que preparaste, ¿para quién  serán?” Así es el que atesora  riquezas para sí, y no se enriquece  en orden a Dios.»

Mensaje Pastoral

El Paraíso: ¿verdad o ilusión?  «¡Descansa, come, bebe y goza!»

images6Con estas palabras el rico de la parábola se felicitaba a sí mismo. ¿Acaso dicho estado no es «el paraíso perdido» del lenguaje mitológico –descanso, satisfacción y placer–, paraíso anhelado por muchos? El hombre de hoy planea: trabajaré fuertemente en la juventud para descansar y disfrutar de mis últimos años (¡como si supiera el momento preciso de su partida!). Sinceramente nuestro modo de pensar a menudo es muy parecido al del rico de la parábola.

¿Por qué las palabras de Jesús califican de ignorante nuestra actitud respecto a la búsqueda de este paraíso: «¡Necio!»?

Para Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, «el paraíso perdido» es una añoranza –que se ubica en la subconciencia– hacia el estado del feto en la matriz, donde la creatura come, bebe y descansa incesablemente. La hipótesis del psicoanalista logra, en cierto modo, trazar un perfil de la verdad: los anhelos religiosos no son obra de la civilización sino reacción genuina de la naturaleza humana; pero lo añorado no es el seno materno sino «el regazo de Dios», del cual el hombre ha abortado a sí mismo. Lo que Freud llama «subconciencia» la Biblia denomina «corazón» y la filosofía griega, adoptada por los padres de la Iglesia, le designa como νοός «Noos»: el ojo espiritual del ser humano por cuyo medio se comunica con su Creador y lo busca; es lo que le privilegia como la creación amada de Dios. El hombre, en la comprensión cristiana, no es un animal social ni racional sino un ser litúrgico. La etimología da este sentido a la palabra griega άνθρωπος «ántropo»: el que puede mirar hacia arriba. Físicamente su constitución –ya que puede estar de pie– le posibilita observar cómodamente el cielo; así también su «memoria paradisíaca» le permite añorar lo alto y lo divino. Si bien la mitología de la antigüedad ha adulterado esta nostalgia con las pasiones carnales del mundo caído, la revelación bíblica –culminada con la Encarnación del Hijo de Dios– ha purificado la añoranza y ha devuelto al paraíso su sentido esencial como estado de convivencia con el Señor: «el Reino de Dios ya está entre (en) ustedes» (Lc 17:21). La necedad del rico de la parábola consiste en que desactivó esta memoria. Sus graneros gigantescos le taparon la vista y ya no advertía más allá de su vida mundana.

Un placer –dice un filósofo– se vuelve dolor cuando te adviertes de que acabará pronto: ahora comes, al rato tendrás hambre; descansas, luego te cansarás o padecerás enfermedad. No era así con Adán en el Paraíso. Su permanencia con Dios garantizaba su permanencia en la dicha.

La Iglesia, como voz que clama en el desierto, no cesa de reavivar en nosotros la memoria del «Reino de Dios» como anhelo constante y criterio básico de nuestro pensamiento, sentimiento y actitud. Cuando el cristiano llena sus sentidos y los espacios de su vida con la Palabra de Dios, la Gracia obra en él mística e imperceptiblemente, transformando su subconciencia añorante en una conciencia verídica, y he aquí que se vuelve iniciado del Paraíso restaurado. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Cuaresmales

Hay dos formas o modos del ayuno:

El ayuno total: eso es una abstinencia total de comer y de beber por un tiempo determinado. Desde el inicio del cristianismo, este ayuno ha sido practicado como un estado de preparación o de espera; un estado espiritual que enfoca toda la atención en “el que viene”. Por lo que encontramos este ayuno total en la tradición litúrgica de la Iglesia, en la preparación final de una fiesta grande o antes de un acontecimiento espiritual importante y, sobre todo, es aplicado en el ayuno eucarístico, que precede la comunión formando una densificación espiritual en el Don que recibiremos, en “el que viene”, aquél por quien valdría la pena que el hombre dejase todos los demás dones.  A este ayuno la primera Iglesia le llamó Vigilia, un término militar que implica estar en alerta: La iglesia permanece en vigilia en espera a su Novio; lo espera con alegría y serenidad.

El ayuno ascético: que consiste en la abstinencia de ciertos alimentos y en disminuir, en general, el consumo alimental. Aquí, el objetivo es librar al hombre de la esclavitud de la carne. Él, sólo con la lucha constante y paciente, descubre que “no sólo por el pan vive el hombre” y recupera la primacía del Espíritu. Este ayuno, necesariamente y por su naturaleza, implica una lucha larga y constante, y el factor tiempo es esencial, porque desarraigar la enfermedad general del hombre y curarlo requiere de tiempo y esfuerzo. El arte del ayuno ascético ha sido purificado y madurado dentro de la tradición monástica y luego fue aceptado por la Iglesia entera. Es la aplicación de las palabras del Señor, de que los espíritus malignos no serán vencidos sino “con oración y ayuno”. La Iglesia ha consignado para el ascético ayuno cuatro temporadas: Antes de Pascua, Antes de Navidad, antes de la fiesta de los santos Apóstoles, y antes de la Dormición de la Madre de Dios.

Durante este ayuno, vivimos constantemente cierta hambre que conserva la memoria de Dios en nosotros y clava nuestro pensamiento en Él. Quien lo ha practicado, conoce que éste no nos debilita, más bien, nos vuelve alertas, complacientes, resplandecientes, puros y alegres. En él, el hombre recibe la comida como verdadera dádiva de Dios, y enfoca su pensar en el mundo interior que inexplicablemente se le vuelve, a su vez, un modo de alimentarse

Vida de Santos

Gran Mártir Catalina

25 de noviembre

Santa Catalina nació en Alejandría en la segunda mitad del tercer siglo. Descendía de una familia de abolengo y se distinguía por su inteligencia, erudición y belleza. Muchos ricos y nobles pretendientes pedían su mano. La madre y los parientes trataban de convencerla para que se case, pero Catalina no se decidía y decía a sus allegados: “Si quieren que me case entonces encuéntrenme alguien quien me igualare en la hermosura y erudición.”

Dios hizo que Catalina conozca a un anacoreta, hombre inteligente y de vida ejemplar. Examinando con Catalina los méritos de sus pretendientes el anacoreta dijo: “Yo conozco al Novio que es superior en todo a ti. No hay nadie igual.” Después él le dio el icono de la Santísima Virgen, prometiendo que Ella ayudaría a Catalina a ver al Singular Novio”. Durante la próxima noche, adormecida Catalina vio a la Theotokos rodeada de ángeles parada delante de ella con el Niño que resplandecía como el Sol. Fueron vanos los esfuerzos de Catalina para ver Su rostro. El se daba vuelta. “No desprecies a Tu creación — pedía la Madre de Dios a Su Hijo — dile lo que tiene que hacer para ver Tu imagen brillante, Tu Rostro.” “Que ella regrese y pregunte al anacoreta” — contestó el Niño.

Este singular sueño asombró a la joven. Ni bien amaneció, ella fue a ver al anacoreta. Se arrodillo a sus pies pidiendo consejo. El anacoreta le explico detalladamente sobre la verdadera fe, sobre el paraíso y la vida en el paraíso de los justos y sobre la perdición de los pecadores. La sabia joven comprendió la superioridad de la fe cristiana sobre la pagana. Creyó en Jesucristo como el Hijo de Dios y se bautizó. Y entonces la luz divina entró en ella y la llenó con una gran alegría.

Cuando Catalina regreso a su casa con su alma renovada, ella rezó durante mucho tiempo agradeciendo a Dios por la Gracia otorgada. Durante la oración se quedó dormida y vio nuevamente a la Madre de Dios. Ahora el Niño Divino la miraba con benevolencia. La Santísima Virgen tomó la mano derecha de la joven y el Niño le puso un maravilloso anillo, diciendo: “No tengas otro novio terrenal” Catalina comprendió que a partir de este momento ella estaba comprometida con el Cristo y se despertó con mayor alegría en su corazón. A partir de este sueño ella cambió completamente. Se hizo humilde, benévola y amable. Empezó a rezar a Dios frecuentemente pidiendo Su Guía y la ayuda. Única meta que la entusiasmaba: era vivir para Cristo.

Poco tiempo después vino a Alejandría Maximiano (años 286-305) codirigente del emperador Diocleciano. El envió mensajeros a las ciudades de Egipto para invitar al pueblo a la fiesta en honor a los dioses paganos. Catalina estaba muy triste porque el emperador, en vez de ayudar a instruir al pueblo, extendía la superstición pagana. Cuando llegó el día de la fiesta ella fue al templo pagano, donde estaban reunidos los sacerdotes paganos, la nobleza y el pueblo y dijo sin miedo al emperador: “¡Emperador, no te da vergüenza orar a los repugnantes ídolos! Conozca al verdadero Dios eterno e infinito. Con Él los reyes reinan y esta el universo. El bajó a la tierra y se hizo hombre para nuestra salvación.”

Maximiano se enojo con Catalina por la falta de respeto hacia la dignidad imperial y ordenó encarcelarla. Después, él ordenó a la gente erudita convencer a Catalina de la autenticidad de la religión pagana. Durante varios días ellos exponían diferentes argumentos en pro de la religión pagana, pero Catalina los vencía con su lógica y sus razonamientos, les demostraba que no tenían razón. Sin embargo, al sufrir la derrota sobre el campo intelectual, Maximiano no dejó su intención de convencer a Catalina. La llamó y trato de seducirla con regalos, promesas de favores y gloria. Pero Catalina no se dejó seducir.

Maximiano tuvo que ausentarse de la ciudad por un corto período. Al otro día Maximiano llamó a Catalina por última vez y le ofreció ser su esposa, prometiendo todos los bienes materiales. Pero Santa Catalina no quiso saber nada. Viendo la inutilidad de todos sus esfuerzos el emperador ordenó matarla y un guerrero la decapitó en el año 304.

Más tarde las Santas Reliquias de la mega mártir Catalina fueron llevadas al monte Sinaí y allí están en el monasterio que lleva su nombre.

Proverbios Bíblicos

  • Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento;  porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus utilidades mejor que el oro fino. (Prov 3:13-14)
  • Lo principal es la sabiduría; adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. (Prov 4:7)
  • Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro, y adquirir inteligencia es preferible a la plata. (Prov 16:16)

Boletín del 12/11/2017

8° Domingo de Lucas

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Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

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Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro;
y los guardias quedaron como muertos;
María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo;
sometiste al hades sin ser tentado por él;
y encontraste a la Virgen otorgándole la vida.
¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti
 

Condaquio de la Presentación de la Madre de Dios en el Templo

Tono 4

Sagrado Templo del Señor y purísimo, preciosa cámara nupcial
y santísima, cofre venerable de la Gloria de Dios, en la casa del Señor,
la Virgen hoy es presentada y con ella la gracia del Espíritu Divino.
Alábenle los ángeles de Dios porque ella es la tienda celestial.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (9: 6-12)

Hermanos: El que siembra con mezquindad, cosechará  también con mezquindad; el que siembra en abundancia,  cosechará también en abundancia. Cada cual dé según el  dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues:  Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para  colmarlos de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en  todo, todo lo necesario, abunden en toda obra buena. Como  está escrito: Repartió a manos llenas; dio a los pobres; su  justicia   permanece eternamente. Y Aquél que provee de  simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y  multiplicará su sementera y aumentará los frutos de su  justicia, y serán enriquecidos en todo, para toda largueza; la cual produce, por nuestro medio, acción de gracias a Dios.  Porque el servicio de esta ofrenda no sólo provee a las  necesidades de los santos, sino que redunda también en  abundantes acciones de gracias a Dios.

Evangelio según San Lucas (10: 25-37)

En aquel tiempo, se levantó un legista y le dijo a Jesús   para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para heredar vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió aquél: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.» Entonces le dijo: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.» Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?» Jesús le respondió y dijo: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores que, después de despojarlo y golpearlo, se fueron dejándolo medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, dio un rodeo. De igual modo un levita que pasaba por aquel sitio lo vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al ver lo tuvo compasión; se acercó y vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino; y haciéndolo montar su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.”… ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Entonces Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo.»

Mensaje Pastoral

¿Quién es mi prójimo?

La personalidad del hombre se define conforme a su reacción a su entorno, es decir, según su relación con el prójimo que Dios le pone en el camino. SAMARITANO2010Estas relaciones sociales no forman meramente una parte de la vida sino que instituyen el sentido real de la misma; es menester enfatizarlo hoy en día, que el individualismo se ha vuelto la dignidad principal de la sociedad.

La pregunta que le preocupaba al legista de la lectura evangélica no es fácil de contestar: «¿Quién es mi prójimo?», al que tengo que amar como a mí mismo y cuya vida ocuparía de mi reinado un espacio significativo tanto cuanto la mía.

Para el judío de aquel entonces, merece este calificativo el hermano, el familiar o el judío, tomando en cuenta que en su concepto la religión equivale a la raza. El hombre contemporáneo también define «el prójimo» conforme a la ideología religiosa, política o nacional y, sobre todo, conforme al interés común.

La parábola de Cristo «el Buen samaritano», en cambio, establece la respuesta concluyente del Cristianismo sobre «el prójimo» en el siguiente término: ¡Amor!

Amor comprometido y expresado en misericordia; amor práctico incapaz de encerrarse insensiblemente lejos del entorno. ¿Qué significa la familia y la hermandad cuando el amor se opaca? ¿Qué figura la patria si el sentido de la responsabilidad se desvanece? Todas las relaciones en ausencia de amor vuelven redes que cautivan lastimosamente la individualidad de hombre a escapar. «Vete (hacia el prójimo) y haz tú lo mismo (que el buen samaritano)», dijo el Señor al legista. El prójimo es aquel hacia quien me dirijo. Cada hombre que se encuentra en mi ruta es mi prójimo: o me dirijo hacia él con misericordia o lo ignoro y así lastimo la proximidad.

Las garantías de la vida no se consiguen ignorando al prójimo sino sirviéndolo, porque la garantía está en Dios y no en el hombre. No hay comunión con Dios sin el amor al prójimo. No hay comunión con Dios en un corazón que no se apiada.

La familia, la raza y la patria son relaciones establecidas que ayudan pero lo que crea a una «prójimo» es el salir hacia él con misericordia.

«Vete (salte) y haz tú lo mismo».

Nuestra Fe y Tradición

Madre de Dios Siempre Virgen

Los Padres de la Iglesia en los siete Concilios Ecuménicos, han confirmado dos dogmas sobre la Virgen:

1- Que ella es “Theotokos”, palabra griega que significa la que dio a Luz a Dios, porque el nacido de ella es “Emmanuel”, es decir, “Dios con nosotros.” theotokos_2Llamamos a la Virgen María “Madre de Dios”, no como si la Divinidad de Dios hubiese tomado su inicio de su vientre, sino porque Dios, el Hijo, tomó su cuerpo de ella, y ya que en Cristo se unieron las dos naturalezas divina y humana inseparablemente, por eso confesamos que el niño nacido es Dios encarnado y nos atrevemos a llamar a María merecidamente  “Madre de Dios.”

2- Que ella es “Siempre Virgen”, es decir, que concibió a Cristo por el Espíritu Santo, dio a luz y permaneció virgen toda su vida. La Profecía de Isaías decía: “He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo…”; el artículo “la” confirma que no se trata de “una virgen” en alguna etapa de su vida, sino de la que es “Siempre Virgen.” Por eso la iconografía la ilustra con tres estrellas en la cabeza y los dos hombros que simbolizan que ella es Virgen antes, durante y después del alumbramiento. No es ni razonable ni recto pensar en que las entrañas que Dios ha consagrado con su presencia fueron dispuestos a otra ocupación; ella se quedó siempre al lado de su hijo “guardando todo en su corazón.” Permaneció siempre Virgen, “Betula”, que significa en hebreo “habitación de Dios”, de Dios y nada más de Él.

Que la intercesión de la Siempre Virgen Madre de Dios, sea con nosotros. Amén.

Vida de Santos

La Presentación de la Madre de Dios en el Templo

21 de noviembre

 EikodiaZeotokouEsta fiesta de la Virgen se atribuye en el Oriente, más o menos, al siglo VII, mientras en el Occidente al siglo XIV. Se caracteriza la fiesta por una historia que tiene un sentido muy profundo.

La pareja virtuosa, Joaquín y Ana, siendo estéril, fue agraciada por Dios con el fruto del vientre: María. Cuando la llevaron al Templo donde iba a residir la niña de tres años, conforme a la promesa que habían dado, Joaquín llamó a unas hebreas vírgenes para que la acompañaran con lámparas. María los adelantó sin ningún temor o vacilación y, al llegar al atrio del Templo, se encontró con Zacarías, el sumo sacerdote, y se aventó a sí misma en sus brazos mientras él decía: “El Señor te glorifica en toda generación, pues he aquí que en ti, Dios revela, en los últimos días, la salvación preparada para su pueblo.”

Luego, a diferencia con los hábitos conocidos, Zacarías introdujo a la niña María en el Santo de los Santos, -parte del Templo inaccesible a ninguno excepto el mismo sumo sacerdote que entraba una vez al año para ofrecer un sacrificio por los pecados del pueblo- Zacarías sentó a María en el tercer escalón del Altar; la Gracia del altísimo descendió sobre ella, así que empezó a bailar de alegría. Todos los presentes glorificaron a Dios por todo lo que hubo de realizarse en esta niña.

Joaquín y Ana regresaron a su casa pero sin la niña. Ella permaneció en el Templo nueve años, asimilando lo celestial, sin preocupación ni pasión; las mismas necesidades de la naturaleza las superó, al igual que todos los deseos materiales, vivió totalmente para Dios, contemplando su hermosura. Con constante oración y vigilia, se transformó en un espejo que refleja la gloria de Dios. Con una mente purificada por el recogimiento y el ayuno, pudo sondear la profundidad de las Santas Escrituras y comprendió que todo el pasado tiempo era necesario para que Dios preparase para sí una madre elegida dentro de esta rebelde humanidad.

María entró en el Templo, y allá contuvo a Dios; el Templo ya es ella; ella es la Tienda, el Tabernáculo de la Nueva Alianza, la Jarra del Maná celestial, la vara de Aarón y la Tabla de la ley de la Gracia.

Proverbios Bíblicos

  • La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. (Prov 3:3)
  • El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR, y el conocimiento del Santo es inteligencia. (Prov 9:10)
  • El crisol es para la plata y el horno para el oro, pero el SEÑOR prueba los corazones.(Prov 17:3

Boletín del 05/11/2017

5° Domingo de San Lucas

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Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 5

Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación,
alabemos, oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte,
y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa

 

Condaquio de la Presentación

de la Madre de Dios en el Templo

Tono 4

 Sagrado Templo del Señor y purísimo,
preciosa cámara nupcial y santísima,
cofre venerable de la Gloria de Dios, en la casa del Señor,
la Virgen hoy es presentada y con ella la gracia del Espíritu Divino.
Alábenle los ángeles de Dios porque ella es la tienda celestial.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios (2:14-22)

Hermanos: Cristo es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en Sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en Sí mismo muerte a la enemistad. Vino a anunciarles la paz: a los que estaban lejos y a los que estaban cerca. Pues por Él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu.

Así pues, ustedes ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en Quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, en Quien también ustedes están siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu.

Evangelio según San Lucas (16: 19-31)

Dijo el Señor esta parábola: «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su puerta, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico… pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.” Pero Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y ustedes se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a ustedes, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros.” Replicó: “Con todo, te ruego, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de tormento.” Abraham le respondió: “Tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan.” Él dijo: “No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde ellos, se convertirán.” Le contestó: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite.”»

Mensaje Pastoral

Necesitado y bienhechor

Nuestra Iglesia Ortodoxa dispuso que la parábola del rico y Lázaro fuera leída el domingo de la primera semana de noviembre en honor a los santos richmanlazarusCosme y Damián (1 de noviembre), conocidos en griego como anarguirios, que significa «quienes no poseen plata», ya que ellos vendieron todas sus pertenencias y dedicaron su vida al servicio de los necesitados. Generalmente, el Evangelio según san Lucas se considera como «el Evangelio de la misericordia». No ahorra oportunidad alguna sin que muestre la preocupación de Jesús por los menesterosos, las viudas, los pecadores, los publicanos y los samaritanos, en una palabra, por los marginados y, sobre todo, por su salvación. La parábola en cuestión viene dentro de este contexto.

Aunque la tragedia del rico y Lázaro aparenta ser dividida en dos escenas análogas en tamaño y opuestas respecto a la condición de sus personajes, una comparación sencilla entre lo eterno y lo efímero rompe con el paralelismo imaginado y descubre la realidad: el rico era el pobre y Lázaro, el rico: «él es aquí consolado y tú atormentado». Esta comprensión escatológica (escatología es la teología que observa todo lo existente a la luz de la Vida eterna) estimula a san Juan Crisóstomo a concluir que «no hay más pobre que el pecador ni más rico que el justo». Entonces no son las pertenencias las que condenan al rico sino su insensibilidad y rudeza. En la parábola, la imagen del Reino celestial se figuró paradójicamente con el «seno de Abraham», quien era un hombre rico pero, a la vez, espléndido y justo; administró su fortuna material de una manera inteligente y se mostró enriquecido en Dios. Al mismo tiempo, el consuelo que Lázaro recibió no fue debido a la indigencia de su vida, sino a su confianza en el Señor (nótese que la parábola, mientras ignora el nombre del rico, designa al pobre con el nombre «Lázaro» que, en hebreo, significa «Dios auxilia» e implica esperanza en Dios). Judas, por ejemplo, era pobre; sin embargo, la codicia le mostró cautivado por el dinero y mezquino en esperanza.

Entonces las riquezas en sí, aunque forman cierta tentación, no son perversas, el uso es lo que las califica como malas o bondadosas. La instrucción bíblica, partiendo de la realidad del entorno y mirando siempre hacia la salvación de todos, no ha sugerido una igualdad social basada en la posesión común, sino una administración benévola y paciencia esperanzadora que van enriqueciendo al uno y al otro en Dios, y la caridad se vuelve una alianza amorosa: el rico considera al pobre como su bienhechor espiritual, y el necesitado será saciado y alabará al Señor. San Juan Misericordioso, obispo de Alejandría, dice que los pobres son «nuestros soberanos» porque ellos «son los únicos que nos pueden ayudar y nos otorgan el Reino de los cielos».

¿Cómo el cristiano, fiel al dogma de su vida, puede protegerse de la atracción del dinero y superar la pasión del poder? Por la vigilia: contrariamente al rico de la parábola que celebraba todos los días espléndidas fiestas. Si bien el descanso y la alegría son parte de una marcha sana en la vida, la diversión prolongada –que la modernidad promueve constantemente a «los que tienen y pueden»– les va despojando de su sensibilidad espiritual y anestesiando su conciencia. El rey David experimentó la pobreza voluntaria dentro de su palacio. Fuera de este «camino angosto», el hombre soberano se vuelve esclavo de sus fortunas y placeres. La abstinencia total no es mandamiento pero la liberación del apego material es el objeto principal de toda lucha cristiana.

La realidad escatológica que la parábola presenta nos apunta a la sensibilidad y al amor: amor que, esparciendo, ahuyenta la indigencia material y sana la pobreza espiritual. Amén.

Nuestra Fe y Tradición

La Preparación para la Comunión

155339_159533834087883_7144671_nEs muy importante prepararse para la comunión: “Quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.” (1Cor.11,27-29).

Reconciliación y comunión: La reconciliación con los hermanos es una condición principal para la participación de la Eucaristía. No es permitido participar en los preciosos cuerpo y sangre del Señor a quien está en disputa con otro: “Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano.” (Mt.5,23-24). Por eso en la liturgia el diácono nos llama exclamando: “amémonos los unos a los otros, para que confesemos de unánime acuerdo.” (la divina liturgia).

Arrepentimiento y comunión: Comulga quien busca tener espíritu de humildad y arrepentimiento; así, hay que examinar la conciencia para que, quien ha resbalado o caído en un pecado grave, acuda al sacramento de la Confesión para que, con la disciplina y conducción paternal del sacerdote, y la divina Gracia que la otorga la Iglesia por este mismo, pueda seguir creciendo en el camino de la virtud  alimentándose con la maná celestial.

Ayuno y oración: El hombre se prepara a sí mismo, también, por el ayuno eucarístico, la oración y la lectura espiritual. El ayuno eucarístico es una tradición eclesiástica muy antigua, y se hace absteniéndose de comer o beber desde la medianoche del día anterior. En caso de que la divina liturgia se haga por la noche, hay que abstenerse cinco horas antes de la misma.

Modestia y conveniencia: Es muy importante que los fieles acudan a la Divina Liturgia desde su inicio. Los fieles, mujeres y hombres, guardan la modestia del vestido y apariencia; “que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de una alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios.” (1Ped.3,3-4).

Vida de Santos

Santos Cosme y Damián

1 de Noviembre

Los santos Cosme y Damián eran hermanos carnales de la región de Éfeso en la provincia de Asia. Tiempo después de que nacieron su padre, un pagano Cosme_y_Damiande la nobleza, abrazó la fe cristiana, pero su muerte temprana dejó a los dos hermanos al cuidado de su devota madre Teodota quien era cristiana desde su niñez. Ella se esforzó para que sus hijos se formaran en la piedad según su virtuoso ejemplo. Cosme y Damián fueron educados en las diversas ramas de la enseñanza de su tiempo, pero se alejaron de todo conocimiento vano para dedicarse al arte de la medicina a fin de librar a sus semejantes de toda enfermedad y dolencia. Así como  los Apóstoles fueron enviados por Cristo (Mat. 10), a ellos les fue dado el poder de expulsar demonios y de curar toda clase de enfermedad sin otra forma de remedio más que su oración. Habiendo recibido gratuitamente la gracia del Espíritu Santo, estos nuevos Apóstoles gratuitamente empleaban sus dones. Ellos atendían por igual a ricos y pobres a extraños y familiares sin pedir nada a cambio. Su caridad era tanta que su cuidado se extendía incluso a los animales. Fue tal el vinculo que hicieron entre la predica del Evangelio y la practica de la curación que incluso llegaron a prescindir de remedios, instrumentos  o cataplasmas pese a estar calificados en ciencias médicas. Utilizaban exclusivamente el vivificador Nombre de Cristo, para que el mismo Salvador fuera el verdadero médico que, trabajando en ellos, sanara las almas y los cuerpos. San Damián, el hermano menor fue el primero en dormir en paz seguido poco tiempo después por San Cosme; sus reliquias preciosas y sus iconos fueron fuente de abundante sanación para la multitud de enfermos que visitaban la Iglesia construida sobre sus tumbas. El Señor, por la intercesión de los Santos Cosme y Damián, sane nuestras almas y nos salve. Amén

Proverbios Bíblicos

  • Rico y el pobre tienen un lazo común: el que hizo a ambos es el SEÑOR. (Prov 22:2)
  • El hombre sabio es fuerte, y el hombre de conocimiento aumenta su poder. (Prov 24:5)
  • No seas, sin causa, testigo contra tu prójimo, y no engañes con tus labios. (Prov 24:28)

Boletin del 29/10/2017

7° Domingo de San Lucas 

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

audio1

Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel
el alegre anuncio de la Resurrección,
y la sentencia ancestral rechazaron
y se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios
y concedió al mundo la gran misericordia!

 

Condaquio

Tono 4

KondakionOh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (2: 4-10)

Hermanos: Dios, rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos por los pecados, nos vivificó juntamente con Cristo —por la Gracia han sido salvados— y con Él nos resucitó y nos hizo sentar en  los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su Gracia, por su  bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues por la Gracia  han sido salvados, mediante la fe; y esto no viene de ustedes,  sino que es un don de Dios; no viene de las obras, para que  nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en  Cristo Jesús, en orden a las buenas obras, las cuales Dios  dispuso de antemano para que en ellas anduviéramos.

Evangelio según San Lucas (8: 41-56)

En aquel tiempo, llegó un hombre, llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga, y cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba que entrase en su casa, porque tenía una sola hija, de unos  doce años, que estaba muriéndose. Mientras iba, las gentes lo oprimían.  Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negaron, dijo Pedro:  «Maestro, las gentes se aprietan y te oprimen, y dices: “¿Quién me ha tocado?”» Pero Jesús respondió:  «Alguien me ha tocado, porque he  percibido que una fuerza ha salido de  Mí.» Viéndose descubierta la mujer,  se acercó temblorosa, y postrándose  ante Él, contó delante de todo el  pueblo por qué razón le había  tocado, y cómo al punto había sido  curada. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha  salvado, vete en paz.» Estaba  todavía hablando, cuando uno de  casa del jefe de la sinagoga llega  diciendo: «Tu hija está muerta. No molestes al Maestro.» Jesús, que lo  oyó, le dijo: «No temas; solamente  ten fe y se salvará.» Al llegar a la  casa, no permitió entrar con Él más  que a Pedro, Juan y Santiago, al  padre y a la madre de la niña. Todos  la lloraban y se lamentaban, pero Él  dijo: «No lloren, no ha muerto; está  dormida.» Y se burlaban de Él, pues  sabían que estaba muerta. Él,  tomándola de la mano, dijo en voz  alta: «Niña levántate.» Retornó el espíritu a ella, y al punto se levantó, y  Él mandó que le dieran a ella de  comer. Sus padres quedaron  estupefactos, y Él les ordenó que a  nadie dijeran lo que había pasado.

Mensaje Pastoral

Fe espera y Gracia corresponde

No es casualidad que san Lucas evangelista conecta estos dos milagros: la curación de la mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y la resurrección de la hija del jefe de la sinagoga que tenía también doce años. La enfermedad de la mujer duró lo mismo que la edad de la niña fallecida. La edad del sufrimiento es la misma la de la muerte; y el dolor es parte de la mortalidad del hombre. Ante esta tragedia un filósofo concluyó con amargura que el nacimiento es el primer paso hacia la muerte y la vida es una muerte que madura a diario hasta su plenitud. ¿Acaso la lectura evangélica de hoy nos habla de esta tragedia? Sin lugar a dudas, esta realidad es una verdad del vivir que cualquier razón comprende perfectamente, y en el mejor de los casos, el hombre para escaparse de la melancolía del vivir trata de consolarse con entretenimiento de manera que el tiempo pase con el dolor menos posible.

La presencia de Cristo en la lectura evangélica de hoy y en todo el Evangelio revuelve esta verdad, porque ella no se dirige a la razón que “analiza, aprende y concluye” sino a la fe que espera y recibe la Gracia. La mujer con flujo de sangre creyó más allá de su razonamiento porque, ¿cómo ella que desde hacía doce años desangrando pudiera esperar curación, al tocar “la orla de su manto” de un hombre pasajero? Es la fe. He aquí también un hombre razonable que le dice al jefe de la sinagoga: “Tu hija está muerta, no molestes al Maestro”, mas Cristo le da el antídoto de la fe: “No temas; solamente ten fe y se salvará”. Y así fue.

Es cierto que la enfermedad y la muerte siguen siendo una parte inseparable de la vida que la razón observa a diario; sin embargo, la presencia de Cristo en la experiencia del Evangelio y de la Iglesia también a diario vuelven un vivir verídico de los que aman al Señor. La fe no es un discurso absurdo sino una confianza en la prédica de quienes han vivido en su calidez. La respuesta del Señor a la fe se llama “la Gracia”, y esta es una acción tangible y no un sentimiento o emoción.

Cuando la mujer tocó la orla del manto de Jesús, ” al punto se le paró el flujo de sangre”. La Gracia actúa. Y cuando el Señor dijo a la niña: “Levántate”, al punto se levantó. La Iglesia nos trasmite estas experiencias no para aprender anécdotas sobre al maestro Jesús, sino “para que creyendo tengan vida en su nombre” (Jn 20: 31).

La fe no contradice la razón, sino que lo supera. Si bien la razón concluye — y está en su derecho— que el nacimiento es el primer paso hacia la muerte, la experiencia de la fe se consta de que el Bautismo es el primer paso hacia la Vida eterna, porque, “el que cree en mí, aunque muera vivirá” (Jn 11: 25). Amén.

Monseñor Ignacio Samaán

Nuestra Fe y Tradición

Las Doce Grandes Fiestas de la Iglesia

El año eclesiástico se contiene entre dos grandes conmemoraciones de la Virgen Santísima: su Nacimiento y su Dormición:

1.-Septiembre 8: Nacimiento de la Santísima Madre de Dios

2.-Septiembre 14: Elevación de la Santa Cruz

3.-Noviembre 21: Presentación de la Virgen en el Templo

4.-Diciembre 25: Natividad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo

5.-Enero 6: Teofanía (Bautizo del Señor)

6.-Febrero 2: Presentación de Nuestro Señor al Templo

7.-Marzo 25: La Anunciación

8.-Domingo antes de Pascua: Domingo de las Palmas

9.-Domingo de Pascua: Resurrección del Señor

10.-40 días después de la Pascua: Ascensión de Nuestro Señor

11.-Agosto 6: La Transfiguración

12.-Agosto 15: La Dormición de la Virgen

Proverbios Bíblicos

  • La justicia del íntegro enderezará su camino, pero el impío caerá por su propia impiedad. (Prov 11:5)
  • El que anda en chismes revela secretos, pero el de espíritu leal oculta las cosas. (Prov 11:13)
  • Los de corazón perverso son abominación al SEÑOR, pero los de camino intachable son su deleite. (Prov 11:20)

Boletín del 22/10/2017

6° Domingo de Lucas

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

audio1Que se alegren los celestiales, y que se
regocijen los terrenales; Porque el Señor
desplegó la fuerza de su brazo, pisoteando
la muerte con su muerte. y
Siendo el primogénito de entre los
muertos, nos salvó de las entrañas del
Hades y concedió al mundo la gran
misericordia.
 
 

Condaquio

Tono 4

KondakionOh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (1: 11-19)

Hermanos: Les hago saber que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Pues ya están enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres.

Mas, cuando Aquél que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su Gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol más que a Santiago, el hermano del Señor.

 Evangelio según San Lucas (Lc. 8: 26-39)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos arribaron a la región de los gerasenos, que está frente a Galilea. Al saltar a tierra, vino de la ciudad a su encuentro un hombre poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba vestido, ni moraba en casa,sino en los sepulcros. Al ver a Jesús,cayó ante Él, gritando con gran voz:«¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te suplico que no me atormentes.» Es que Él había man dado al espíritu inmundo que saliera de aquel hombre; pues en muchas ocasiones se había apoderado de él; lo sujetaban concadenas y grilletes para custodiarlo,pero, rompiendo las ligaduras era empujado por el demonio al desierto.Jesús le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?» Él contestó: «Legión»;porque habían entrado en él muchos demonios. Y le suplicaban que no les mandara irse al abismo. Había allí una gran piara de puercos que pacían en el monte; y le suplicaron que les permitiera entrar en ellos; y se lo permitió. Salieron los demonios de aquel hombre y entraron en los puercos, y la piara se arrojó al lago de lo alto del precipicio, y se ahogó.Viendo los porqueros lo que había pasado, huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas. Salieron,pues, a ver lo que había ocurrido y,llegando donde Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado, vestido y en susano juicio, a los pies de Jesús; y se llenaron de temor. Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. Entonces toda la gente del país de los gerasenos le rogaron que se alejara de ellos, porque estaban poseídos de gran temor. Él, subiendo a la barca,regresó. El hombre de quien habían salido los demonios, le pedía estar con Él, pero Jesús le despidió diciendo: «Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho contigo.»Y él fue por toda la ciudad proclamando todo lo que Jesús había hecho con él.

Mensaje Pastoral

El pensamiento de Cristo

«Un hombre, poseído por los demonios, y que hacía mucho tiempo que no llevaba vestido, ni moraba en una casa, sino en los sepulcros.» Si quisiéramos describirlo con una expresión contemporánea, diríamos que este hombre era incapaz de armonizarse con la sociedad. Pues no vivía entre los hombres «no moraba en una casa, sino en los sepulcros.» El Evangelio según san Marcos nos cuenta también que «andaba por los montes dando gritos e hiriéndose con piedras» (Mc 5:5), como si quisiera tomar una actitud positiva pero no podía controlarse. Así se ve la creación de Dios, la que en un principio, conforme al libro de Génesis, «era muy buena» (Gn 1:31); así de agresiva y confundida se ve después de haberse vuelto presa de Satanás.

En la curación del endemoniado, Jesús permitió que los demonios entraran en los cerdos. ¿Por qué? ¿Acaso era incapaz de echarlos de otra manera?

Con esta licencia Cristo buscó dos objetos para nuestra enseñanza:

Primero, que visiblemente comprendamos el poder invisible del odio del demonio, odio que Dios no le permite ejecutar más allá de la capacidad del hombre: esta presencia, tan odiosa y tan dañina que puede provocar que miles de cerdos se arrojen en el mar, no puede dañar al endemoniado más allá de su propia fuerza.

Y segundo, Cristo quiso confirmar la dignidad  del hombre que merece todo sacrificio para su salvación. Si bien toda la creación es «muy buena» a los ojos de Dios, el hombre es la creatura amada que hizo con sus propias manos (figura que ilustra un cariño especial) e «insufló –dice el Génesis– en su nariz aliento de vida»: es el alma digna de todo sacrificio material.

Frente a tal sabiduría celestial de Jesús, nos encontramos con la preocupación mundana del «hombre natural» del cual san Pablo dice en su primera Carta a los Corintios «no capta las cosas del Espíritu; son necedad para él» (1Cor 2:14); pues la gente, al haber sido informada cuando «los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado», en lugar de postrarse ante los pies de Jesús, «le rogaron que se alejara de ellos». La alegría de encontrar al endemoniado «sentado, vestido y en su sano juicio» fue ahogada por la tristeza del apego a los cerdos. En realidad, si bien el demonio moraba visiblemente en esta persona, dominaba también la mente, el interés y la vida de aquella muchedumbre; y mientras ellos le pidieron a Cristo que se alejara, el desendemoniado, curado ya, «se sentó a los pies de Jesús.»

Nuestra vocación, como cristianos, es la ascensión de nuestro hombre natural hacia el espiritual, Jesucristo, quien «lo juzga todo y nadie lo puede juzgar» (1Cor 2:16); en otras palabras, nuestra vocación es obtener el pensamiento de Cristo.

Retirémonos de la muchedumbre que, día a día, demanda a Dios por los cerdos; sentémonos con el liberado a los pies de Cristo, y sigámosle al barco de la salvación desde donde Él nos envía a proclamar «todo lo que Jesús ha hecho con nosotros.» Amén.

Nuestra Fe y Tradición

EL “AMÉN”

Cuando el presbítero exclama “Bendito sea el Reino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”  o cualquier otra exclamación, el pueblo contesta “Amén”, término que – interpretado en lo general como: así sea- lleva un sentido más fuerte. Pues, el “Amén” lleva un sentido activo. Es la expresión que concluye cada exclamación del sacerdote sellándola por la aceptación, y expresando la participación responsable y esencial de cada fiel y de toda la asamblea en la misma obra litúrgica de la Iglesia.

La veneración a los Santos:

Los primeros venerados por los cristianos fueron los mártires. Su restos se conservaban cuidadosamente como tesoros preciosos, no necesariamente por su poder milagroso sino por que estos fieles de Cristo lucharon la buena batalla e imitaron la muerte del Señor. Porque no son los mártires los que viven en ellos mismos, sino que es Cristo quien vive en ellos (Gal. 2:20). Una ves libre la iglesia de las persecuciones, se empezó a venerar al coro entero de los Santos que aunque no habían derramado su sangre, día con día testimoniaban su vida en el evangelio, en Cristo, aniquilando sus propios deseos y pasiones y solo deseando hacer la voluntad de su Señor.

Vida de Santos

“San Demetrio el emanador de mirra”

26 de Octubresaint-demetrios-the-great-martyr-and-myrrh-streamer-of-thessaloniki-icon

El día de hoy celebramos a uno de los grandes mártires de la Iglesia Ortodoxa: San Demetrio. La ciudad griega de Tesalónica festeja el día de su santo patrono quien nació y fue martirizado allí mismo. La tradición de nuestra Iglesia dice que de la misma manera que los arcángeles Miguel y Gabriel son los grandes defensores de la Iglesia en los cielos, San Demetrio y San Jorge son los grandes soldados de Cristo en la tierra. Siempre vemos a San Demetrio sobre un caballo: la iconografía suele representar a San Jorge sobre un caballo blanco y a San Demetrio sobre uno rojo.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo el Padre Jacobo: “No hay necesidad de palabras solamente. ¡Hay tantas palabras entre los hombres!. En cambio hay necesidad de acciones: éstas hay que buscar y no sólo las palabras, que no dan fruto”.
  • El Padre Macario dijo: “Si, reprendiendo a alguien tú te dejas llevar por la cólera, satisfaces tu propia pasión. Por lo tanto no te pierdas a ti mismo para salvar a los otros”.
  • También decía el Padre Macario:”No hay necesidad de hacer largos discursos, es suficiente extender las manos y decir: “Señor, como tú quieres y sabes, ten piedad de mí! .” Y si el combate prosigue: “Señor, socórreme! .”El sabe bien qué nos hace falta y nos hace misericordia”.

Boletín del 15/10/2017

Memoria de los Stos. Padres del 7° Concilio Ecuménico

Celebrando la conmemoración de los divinos Padres,
a Ti suplicamos, Oh Muy Compasivo Señor,
para que salves a Tu pueblo del perjuicio de todos los herejes;
Y haznos dignos a todos de glorificar al Padre, al Verbo y al Espíritu Santísimo.
                                                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

audio24Cuando descendiste a la muerte, oh
Vida Inmortal, mataste al Hades con el
rayo de tu divinidad, y cuando levantaste
a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria
a Ti!

Tropario de Santos padres del 7° concilio

Tono 8

audio24¡Glorificado eres Tú oh Cristo Dios nuestro,
que cimentaste a los santo padres en la tierra como astros
, por los cuales nos dirigiste a la verdadera fe!
¡oh Misericordioso, gloria a Ti!

Condaquio

Tono 4

KondakionOh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a Tito (3: 8-15)

Hijo mío, Tito: Cierta es la Palabra, y quiero que en esto te  mantengas firme, para que los que creen en Dios  procuren sobresalir en la práctica de las obras de bondad;  éstas son las obras buenas y provechosas para los hombres. En  cambio, las discusiones necias, genealogías, contiendas y  disputas sobre la Ley, evítalas, porque son inútiles y vanas. Al  desviado en la fe, después de una y otra amonestación,  rehúyelo; ya sabes que tal hombre se ha pervertido y peca  condenándose a sí mismo.

Cuando te envíe a Artemas o a Tíquico, apresúrate a venir  donde mí a Nicópolis, porque he pensado pasar allí el invierno.  Cuida de proveer de todo lo necesario para el viaje a Zenas, el  perito en la Ley, y a Apolo, de modo que nada les falte.

Que aprendan también los nuestros a sobresalir en la práctica  de las buenas obras, atendiendo a las necesidades urgentes,  para que no queden sin fruto.  Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos  aman en la fe. La Gracia sea con todos ustedes.

Evangelio según San Lucas (Lc. 8: 5-15)

Dijo el Señor esta parábola: «Salió un sembrador a sembrar su simiente; y al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino, fue pisada, y las aves del cielo se la comieron; otra cayó sobre piedra, y después de brotar, se secó  por no tener humedad; otra cayó en medio de abrojos, y creciendo con ella los abrojos, la ahogaron. Y otra cayó en tierra buena, y creciendo dio fruto centuplicado.» Dicho esto,  exclamó: «El que tenga oídos para  oír, que oiga.» Le preguntaban sus  discípulos qué significaba esta parábola, y Él dijo: «A ustedes se les  ha concedido conocer los misterios  del Reino de Dios; a los demás sólo en parábolas, para que: viendo, no vean y, oyendo, no entiendan. La  parábola del sembrador quiere decir  esto: La simiente es la Palabra de  Dios. Los de a lo largo del camino, son los que han oído; después viene el diablo y se lleva de su corazón la  palabra, no sea  que crean y se salven. Los de sobre piedra son los que, al oír la Palabra, la reciben con alegría; pero éstos no tienen raíz;  creen por algún tiempo, pero a la  hora de la prueba desisten. Lo que  cayó entre los abrojos, son los que  han oído, pero a lo largo de su  caminar son ahogados por las  preocupaciones, las riquezas y los  placeres de la vida, y no llegan a  madurez. Lo que en buena tierra, son  los que, después de haber oído,  conservan la Palabra con corazón  bueno y recto, y dan fruto con  perseverancia.»

Mensaje Pastoral

La tierra buena

«Y otra cayó en tierra buena y, creciendo, dio fruto centuplicado.»

En esta parábola, Cristo no pretendía clasificar a la gente entre recipientes buenos y otros inoportunos, sino describir los obstáculos que impiden que la CristoSembrpalabra de Dios actúe en nosotros; a fin de que, identificándolos, los superemos y lleguemos a formar una tierra buena.

La tierra buena es virgen y oculta a la vista, que sabe cómo guardar la semilla, y cobijándola, la hace parte de ella, así que los pájaros no la pueden hurtar. En cambio, cuando la palabra nos agrada superficial y emocionalmente sin que la hagamos parte de nuestro ser, parte de nuestro modo de vivir, se vuelve como la semilla que cayó en la superficie del camino, la cual fue fácil para el Maligno robar.

La tierra buena, siendo profunda y flexible, facilita que la semilla tenga raíces robustas e inseparables que resisten a cualquier tormenta. Se podría pensar que la era de la persecución terminó a principios del siglo IV con el reconocimiento oficial del cristianismo y la libertad religiosa; pero, en realidad, la persecución jamás se ha detenido y el martirio nunca ha cesado de dar su testimonio. Mientras los mártires sacrifican su vida rechazando la adoración a dioses ajenos, he aquí que nosotros, cada día, nos prosternamos ante millares de esos dioses. Llegamos al templo para ofrecer a Dios nuestras superficialidades y al salir nos mostramos ajenos a Él. ¿Acaso en nuestros proyectos buscamos agradar a Dios? En la educación de nuestros hijos, ¿sembramos la virtud evangélica: perdón, sacrificio, oración y sensibilidad? ¿La palabra de Dios juzga sobriamente nuestro modo de vivir o es superficial? La profundidad es una vida comprometida y la flexibilidad es la penitencia que va moldeando el alma, y el resultado es fe inamovible, como la de san Pablo: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?: ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿el hambre?, ¿la  desnudez?,  ¿los  peligros?,  ¿la  espada?»   (Rom 8:35).

La tierra buena ha de estar limpia de los abrojos. Quizás el más miserable sea el que ha probado la dulzura de la palabra divina, pero las espinas de la vida no la dejan crecer. Judas, por ejemplo, gustó junto con los demás discípulos de la Presencia de Cristo, pero el amor a la plata y los intereses inmundos ahogaron todo anhelo divino sembrado en su corazón. Nuestras energías, deseos y tiempo son espacios en los que la palabra de Dios tiene que crecer; mas si los abrojos consumen todo el oxígeno en estos espacios, sobrará nada para las semillas de la vida y éstas se ahogarán.

La Iglesia lee este pasaje evangélico en el recuerdo de los santos Padres del Séptimo Concilio Ecuménico. Para nuestra Iglesia los santos Concilios no son congresos eclesiásticos ni conferencias dogmáticas, sino la reunión de los santos, hombres de Dios que han aceptado la palabra divina profundamente en sus vidas: «y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2:20), y la han guardado lejos de cualquier pensamiento maligno, pisoteando por ella las preocupaciones del mundo presente: «que no tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro.» (Heb 13:14).

Nuestras Fe y Tradición

El séptimo concilio ecuménico

7+Concilio+Ecuménico1 (1)En el año 787, bajo el amparo de la emperatriz Irene, se reunió en la ciudad de Nicea  el Séptimo Concilio Ecuménico con la participación de 367 obispos de todas partes con el objeto principal de determinar la posición  de la Iglesia universal sobre la veneración a los iconos de acuerdo a la doctrina de los anteriores seis concilios y a las enseñanzas de los santos padres.

El concilio condenó a los iconoclastas y veneró a los santos que habían soportado persecuciones y exilios defendiendo y muriendo por la veneración a los iconos como san Juan damasceno quien dijo: “yo muestro al Dios invisible no del lado que es invisible, sino del que se hizo visible para nosotros participando en la carne y en la sangre. No honro a la materia, sino al creador de la materia que se hizo materia para mí, viviendo en la materia y por ella realizando mi salvación”.

Así, el Séptimo Concilio Ecuménico expuso la teología del icono. Sin embargo, aunque la definió y presentó en forma acabada, la guerra de los iconos volvió a presentarse en el año 813 y continuó, por períodos cortos, hasta el año 843, en el que la emperatriz Teodora puso fin a esta guerra estableciendo las definiciones del séptimo santo concilio.

Cristo libera a los hombres de la idolatría no de un modo negativo, suprimiendo cualquier imagen, sino positivamente, revelando la verdadera figura humana de Dios. Si la divinidad sola de Cristo escapa a todo medio de representación y si la humanidad sola, separada de lo divino ya no significa nada, el genio de los padres del séptimo concilio proclaman que “su misma humanidad es la imagen de la divinidad.” “ quien me ha visto, ha visto al Padre.” Lo visible es afirmado en su función iconográfica: imagen de lo invisible.

Vida de Santos

Mártir Luciano.

15 de Octubre

2D4F409E02304F081404224F08067FNació en Samosata Siria (235-312), de padres creyentes, como lo fue el desde muy pequeño. Luego de la muerte de sus padres, repartió su fortuna entre los pobres y se dedico al estudio de la Sagrada Escritura, porque en su mente guardaba las palabras del Apóstol Pablo: “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien”. Es decir, toda la Santa Escritura ha sido inspirada por Dios. ¡Por eso es beneficiosa para enseñar la verdad, comprobar los errores, corrige aquellos que pecan y educar en la virtud. Alcanzado Luciano, un profundo conocimiento de la Santa Escritura, fue ordenado sacerdote de Antioquia. Allí enseño con valor y con precisión la divina palabra, en Antioquia fundo escuelas con mucha concurrencia de estudiantes, donde la doctrina cristiana era enseñada y practicada con gran virtud. Cuando Luciano se entero que en Nicomidia Dioclesiano perseguía y mataba cristianos, dejo Antioquia y se dirigió allí para fortalecer y apoyar a los cristianos en su fe, y en el momento del martirio, pero fue arrestado, llevado a prisión donde murió de hambre.

Sentencias de los Padres del Desierto

Isaías de Escete

  • Decía : “Dios quiere usar de misericordia con un alma, pero ésta no tolera las riendas y las rechaza para seguir su propia voluntad. Dios deja que sufra lo que no querría, para que aprenda así a buscarlo”.
  • Le preguntaron : “¿Qué es el amor al dinero?”. Respondió : “Es no creer que Dios cuida de tí, desesperar de sus poderes y querer hacerte grande”.
  • Solía decir también: “Si alguien quiere devolver mal por mal, puede herir la conciencia del hermano incluso con un solo gesto”.

Boletín del 08/10/2017

3° Domingo de San Lucas

Icono-moderno-bizantino-griego

 

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 1

audio24Cuando la piedra fue sellada por los
judíos y tu purísimo cuerpo fue custodiado
por los guardias, resucitaste al
tercer día, oh Salvador, concediendo al
mundo la vida. Por lo tanto, los poderes
celestiales clamaron a Ti: Oh Dador
de Vida, Gloria a tu Resurrección, oh
Cristo, gloria a tu Reino, gloria a tu
plan de salvación, oh Único, Amante
de la humanidad.

Condaquio

Tono 4

KondakionOh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe.
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol  San Pablo a los Corintios (11: 31-12:9)

Hermanos: El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, ¡Quien es bendito por todos los siglos!, sabe que no miento. En Damasco, el etnarca del rey Aretas tenía puesta guardia en la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme. Por una ventana y en una espuerta fui descolgado muro abajo. Así escapé de sus manos. Ciertamente no me conviene gloriarme, pero vendré a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, el cual hace catorce años —si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que este hombre —en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe— fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. De tal hombre me gloriaré; mas en cuanto a mí, de nada me gloriaré sino de mis flaquezas. Si pretendiera gloriarme no sería insensato, porque diría la verdad. Pero me abstengo de ello.
No sea que alguien forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye de mí. Y para que no me engría por la sublimidad de las revelaciones, fue dado un aguijón en mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que lo alejase de mí. Pero Él me dijo: «Mi Gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza. » Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que haga morada en mí la fuerza de Cristo.

Evangelio según  San Lucas (7: 11-16)

En aquel tiempo, sucedió que  Jesús se fue a una ciudad  llamada Naím, e iban con Él  sus discípulos y una gran  muchedumbre. Cuando se acercaba  a la puerta de la ciudad, sacaban a  enterrar a un muerto, hijo único de su  madre, que era viuda, a la que  acompañaba mucha gente de la  ciudad. Al verla el Señor, tuvo  compasión de ella, y le dijo: «No  llores.» Y, acercándose, tocó el  féretro. Los que lo llevaban se  pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo:  Levántate.» El muerto se incorporó y  se puso a hablar, y Él se lo dio a su  madre. El temor se apoderó de todos,  y glorificaban a Dios, diciendo: «Un  gran profeta se ha levantado entre  nosotros», y «Dios ha visitado a su  pueblo.»

Mensaje Pastoral

El ser humano y la visitación de Dios

“Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo” (Lc 7:16)

Homilía de Monseñor Pablo Yazigi, Arzobispo de Alepo

Durante tres años, el Señor obraba y enseñaba, predicaba y sanaba, confirmando la Palabra con señales. Tal vez una de sus obras más influyentes fueron sus milagros, en particular el de resucitar a muertos. De hecho, resucitó a la hija de Jairo (Lc 8:55), al hijo de la viuda de Naím, como lo relata la lectura del Evangelio de hoy, y a Lázaro habiendo transcurrido cuatro días de su muerte (Jn 11:44). En el milagro de la resurrección del hijo de la viuda de Naím nos encontramos frente a la realidad humana en su relación con el universo y con Dios.

El primer dato en lo acontecido es la presencia del mal que tortura al ser humano. Aquí aparece en su forma última y final, el de la muerte. El ser humano existe en un mundo que lo rodea, en el que lucha por su existencia, y más, por la “mejor” existencia. Pues las enfermedades, las catástrofes naturales, los peligros… todo ello amenaza la vida humana a diario.

El segundo dato es el amor divino. Dios interviene para resolver estos desafíos y dificultades que cargan la mochila del ser humano. Dios interviene en las leyes de la naturaleza para eliminar de ellas una enfermedad aquí, para salvar a un hundido allí, para disipar una miseria y alimentar con cinco panes a cinco mil hombres, y así sucesivamente… Aquí se encuentra el hijo de la viuda de Naím quien ha sido condenado por la ley natural a la muerte. Pero Dios es el autor de las reglas y las leyes naturales, y sólo Él es capaz de cambiarlas, cuando quiere, por amor al ser humano.

La intervención milagrosa de Dios en la historia humana es una prueba decisiva de su providencia hacia el género humano y su amor por nosotros. A través de sus enviados, Dios trata de llevar junto a los hombres sus dificultades, remediar los errores que el pecado de la humanidad introdujo en la vida de los hombres. Y todo milagro es un recordatorio del acompañamiento de Dios al hombre en su camino. El milagro es un cartel en el que está inscripto con mayúscula una única expresión: “Dios está aquí”, “Dios está con nosotros”, “Dios está en medio de nosotros”.

El milagro de la resurrección del hijo de la viuda de Naím se enmarca en la perspectiva de un recordatorio de la presencia de Dios entre nosotros, no por medio de enviados, sino se refiere a Su llegada entre nosotros mismos, al“Mesías”. Es el “Señor”, como lo nombra Lucas en este relato, nombre que Lucas menciona por primera vez en su evangelio. La resurrección de este joven precede la respuesta de Jesús a la pregunta que le hicieron los discípulos de Juan el Bautista: “¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?” (Lc 7:19). El milagro demuestra que Él es “el que había de venir”, porque los enfermos se curan y “los muertos resucitan” (Lc 7:22).

El milagro de la resurrección del hijo de la viuda de Naím significó para la gente de aquel entonces que “Cristo el Señor está en medio de nosotros”, que el Emmanuel, “Dios con nosotros” vino y ahora está aquí y obra. Es una señal de la llegada del final de los tiempos en el que Dios mismo estará en medio de Su pueblo. En realidad, la resurrección de este joven es una señal no de la providencia de Dios, sino de su presencia directa. Dicha presencia explora las reacciones de sus interlocutores. La respuesta humana a la presencia divina no puede ser neutral. En lo acontecido en el milagro, la reacción fue buena, pues el hecho que el Señor enfrentó la muerte y la derrotó dejó a los presentes sentir la “visitación” divina y Su presencia entre ellos.

El Señor rechazó varias veces solicitudes de hacer milagros, porque preveía las reacciones inoportunas, y que el milagro no servía para levantar la barrera levantada entre Dios y el ser humano, que no iba a contribuir a la reconciliación, ni iba a conducir al ser humano a arrepentirse y volver a Dios, tampoco lo haría responder con un “Sí” a la visitación de Dios. Por ello, Él se negó a realizar la solicitud del diablo de arrojarse desde el pináculo del templo o de convertir la piedra en pan (Cf. Mt 4:5; 3). Tampoco aceptó las solicitudes de hacer señales a pedido de aquella generación, la que Él llamó generación perversa e incrédula, porque había una mala intención, sino que prometió que se le iba a dar la señal del profeta Jonás, es decir la señal de Su resurrección (Cf. Lc 11:29). Asimismo, no hizo milagros en su tierra natal, en Capernaum, porque no le recibieron allí como profeta. Tampoco respondió a la curiosidad de Herodes de ver milagros realizados por él (Cf. Lc 23:8).

La actitud del ser humano es la que permite o impide a Dios que intervenga. Dios interviene a veces con milagros, pero siempre interviene de otras maneras. La actitud humana es la que hace que la presencia divina entre nosotros sea eficaz o no. La presencia divina no vale por sí sola, pues negarla es sacarlo a Dios de entre nosotros. Los milagros de Dios son visibles e invisibles. Los milagrosos son una de las facetas de la providencia divina para con nosotros, y son una clara expresión del deseo de Dios de acompañarnos en nuestro camino. Sin embargo, los milagros no son más que una vidriera que revela la profundidad del amor y de la providencia divina a nuestro favor.

La resurrección del hijo de la viuda de Naím nos cuestiona: ¿Acaso sentimos la visitación de Dios? ¿Acaso esto significa para nosotros que Dios está con nosotros?

Tenemos siempre, y ahora también al leer el Evangelio, que saber que Dios está presente en medio de nosotros y actúa entre nosotros. Hemos de responder a Su presencia con la exclamación: “Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo”.

“He aquí ahora el tiempo propicio, he aquí ahora el día de salvación” (II Co 6:2). Amén.

 

Nuestra Fe y Tradición

Servicios Especiales y Bendiciones

sth_america_day17-01Además de la Eucaristía y los Sacramentos Mayores, existen en la Iglesia Ortodoxa un número de Servicios Especiales y  Bendiciones que están  asociados con las necesidades, acontecimientos y tareas de la vida humana. Al celebrar estos varios Servicios y Bendiciones, la iglesia constantemente da testimonio de la presencia y acción de Dios en nuestras vidas.

Nuestro Dios nos ama, nos cuida y está siempre cerca de nosotros. Los Servicios y Bendiciones litúrgicas también sirven para recordarnos que toda nuestra vida es importante, y que los muchos acontecimientos y dones de la vida pueden ser dirigidos hacia Dios y recibir su cumplimiento en Él.

A veces se denominan los Servicios Especiales como Servicios No-Sacramentales, en el sentido de que son Oficios del Culto Comunitario  que usualmente no se cuentan entre los Sacramentos Mayores. Sin Embargo Claramente tienen una cualidad sacramental en el sentido de que revelan la presencia de la Santísima Trinidad. Muchos de este servicio como el Funeral, la Bendición del agua y la Entrada a la vida Monástica, para nombrar solo uno pocos, son muy significativo en la vida de la Iglesia.

La varias Bendiciones son ceremonias breves, ocasionales, y no necesariamente incorporan a la comunidad parroquial entera. La Iglesia bendice individuos, acontecimientos, como viajes y objetos, como iconos, iglesia, campos, y alimentos. Al hacerlo la Iglesia expresa nuestro agradecimiento, y también afirma que ningún regalo, acontecimiento o responsabilidad humana es seglar o apartado de Dios. Para el Cristiano Ortodoxo, todo lo bueno tiene su origen y su fin en Dios. No hay nada que exista alejado o fuera del amor y cuidado de Dios.

Sentencias de los padres de Desierto

  • El abad Geroncio de Petra dijo: «Muchos de los que son tentados de deleites corporales, aunque no pequen corporalmente, pecan de pensamiento. Y aunque conserven la  virginidad corporal, fornican en su alma. Por eso, carísimos, bueno es hacer lo que está escrito: “Por encima de todo cuidado, guarda tu corazón”». (Prov. 5).
  • Decía el abad Pastor: «Como el guardaespaldas está junto al príncipe, preparado para cualquier eventualidad, así también conviene que el alma esté siempre preparada contra el demonio de la impureza».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios».

Boletín del 24/06/2017

 3er. Domingo después de Pentecostés

Cristo 1

Cristo ha resucitado.
 Nadie puede dudarlo porque se ha aparecido a María;
después se dejó ver por los que iban a pescar;
y se manifestó a los once Discípulos a quienes envió a bautizar,
y subió al cielo de donde descendió,
probando sus enseñanzas con muchos milagros.

Exapostelario

Tropario de la Resurrección

Tono 2

Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu divinidad,
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable;
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, pecadores,
sino acude a auxiliarnos, como bondadosa,
a los que te invocamos con fe. 
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Carta del Apóstol San pablo a los Romanos (5: 1-10)

 Hermanos: Habiendo recibido de la fe nuestra justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por Quien hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. En efecto, cuando todavía estábamos sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos —en verdad, apenas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir—; mas Dios muestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por Él salvos de la cólera! Pues si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida!

 Evangelio según San Mateo (6: 22-33)

Dijo el Señor: «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo es puro, todo tu cuerpo estará iluminado; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!… Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: No anden preocupados por su vida, qué comerán, ni por su cuerpo, con qué se vestirán. ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas? Por lo demás, ¿quién de ustedes puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparse? Observen los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero Yo les digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con ustedes, hombres de poca fe? No anden, pues, preocupados diciendo: “¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?”, que por todas estas cosas se afanan los gentiles: ya sabe su Padre celestial que tienen necesidad de todo eso. Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura.»

Modo de ver

«La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo es simple (puro), todo tu cuerpo estará iluminado; pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará a oscuras.»

Entonces, nos dice el Señor, que el criterio de un estado sano es la condición de nuestro ojo: malo o puro. Los judíos, por ejemplo, mientras estaban viendo la benevolencia de los milagros del Señor, lejos de admirar su misericordia, condenaron que hubiera roto con la «ley del Sábado». Su «mal ojo» no les permitía observar la bondad. Es como un vaso de agua pura que se le echa una gota de petróleo de modo que se empieza a admirarla como agua negra. Si odio a una persona, por más buenas que sean sus obras e intenciones, seguiré viéndolas con «mal ojo» y  contaminando la realidad con mis prejuicios. Y viceversa, «el amor no toma en cuenta el mal […] todo lo excusa», dice san Pablo (1Cor 13: 7).

¿Cómo adquirir el ojo «simple»?, y ¿por qué se ha contaminado nuestra visión?

La literatura ascética nos habla de las «pasiones» que son tendencias y motivos ocultos en el corazón, que adquirimos y desarrollamos por ambiente, herencia y todo lo que nos rodea día a día: rencor, calumnia, celo, egoísmo y muchos más forman las pasiones que contaminan nuestro modo de ver, y empezamos a complicarnos la vida y considerarla difícil e imposible, y al hermano como «mi infierno» (Jean Paul Sartre). Estas pasiones nos deslumbran e impiden ver la realidad aun en sus detalles más evidentes.

El primer escalón para una vista «simple y pura» es la lógica. Es ilógico que la culpa pertenezca siempre y en todo a los demás. El examen sincero bajo la luz de la razón es capaz de proporcionarme una visión crítica y audaz que me permita conocer cuándo la responsabilidad cae sobre mis hombros y cuándo sobre los del hermano. La vigilancia prudente de los movimientos de alma ante hechos determinados, activa el papel de la consciencia para discernir la realidad objetiva.

El segundo escalón —el más esencial— para obtener un ojo «puro» es el amor que «no toma en cuenta el mal» y «todo lo excusa». ¿Acaso el hombre bondadoso y espiritual es ciego para que no vea la maldad?» En realidad, éste es el más apto para advertir la mínima presencia de las pasiones. Ve la maldad pero no la considera; es decir, la ofensa del hermano no anula al hermano. No ve en el pecado del prójimo un alma condenada sino una posibilidad futura de arrepentimiento y de conciliación, tal como una madre que, si bien no está ciega a los errores y a las ofensas de su hijo, sigue amándolo, sirviéndolo y «viéndolo» como la criatura más bella: es el ojo simple y puro. Cuando presentaron a Jesús a una mujer adúltera esperando su permiso para apedrearla, Él vio en ella un alma digna, no de condenación, sino de atención: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más» (Jn 8:11).

¿Cómo adquirir un ojo tal? ¿Acaso es posible lograrlo en una sociedad llena de competencia y de búsqueda de autorrealización?

El paciente busca al oculista para que le recete unos lentes, y el cristiano busca la Iglesia, que le receta la palabra de Dios; la coloca siempre ante sus ojos cual lentes que purifican su vista; de aquí en adelante, cada vez más, obtendrá el «pensamiento de Cristo» (1Cor 2:16); y el prójimo ya no volverá más a ser visto como «mi infierno» sino como mi compañero en el camino de la Luz. Amén.

La oración por los difuntos

Desde siempre, el Cristianismo ha rechazado totalmente el uso de métodos y técnicas (espiritismo, magia…) para comunicarse con los muertos; sea cual fuese la meta, ejercer estos métodos significa estar sujetos a engaños satánicos y/o al oportunismo humano que se burla de nuestros sentimientos.

En cambio, la única manera conveniente y saludable para dicha comunión es la oración, donde la reunión se realiza, no en el nivel psíquico (recuerdos, fotos, sueños…) sino en el espiritual. Y se nos pregunta: ¿Cuál es la justificación para la conmemoración de los difuntos?, y ¿de qué manera puede ser útil para ellos?

Quizás las preguntas nos confundan y no podamos dar una respuesta satisfactoria; sin embargo, nuestra auténtica fe nos enseña que el amor mutuo es el que justifica y, más aún, nos exhorta a orar por nuestros queridos difuntos. Es lo mismo con los vivos: no podemos explicar cómo nuestra súplica ayuda al prójimo, pero sabemos por experiencia que ésta es eficaz y así la practicamos. La acción de la oración, sea ofrecida por vivos o por muertos, es mística; no podemos sondear la influencia entre la eficacia de la oración, la libre voluntad de una persona y la misericordia de Dios. Nos basta saber que ellos necesitan de nuestro apoyo y que, cuando oremos por ellos, su amor a Dios aumenta; por lo demás, dejémoslo al Señor.

Rechazar la oración por los difuntos es un pensamiento frío que contradice el amor. Nuestra esperanza de que ellos viven en la misericordia de Dios, nos hace desear que nuestro amor hacia ellos sea incorporado a la Divina Misericordia: “Haz descansar las almas de tus siervos en un lugar de paz donde no hay dolor ni tristeza sino vida eterna.”

Boletín del 18/06/2017

2°. Domingo después de Pentecostés

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Cuando las Mirróforas vieron la piedra removida, 
se alegraron porque vieron a un joven sentado
en el sepulcro que les dijo:  Cristo resucitó;
decid a los Apóstoles y a Pedro:  Corran al monte de Galilea,
allá donde se les aparecerá a vosotros, 
oh amados, tal como antes lo había dicho.
                                                                                      Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 1

audio27Cuando la piedra fue sellada por los judíos y
tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador,
concediendo al mundo la vida. Por lo tanto,
los poderes celestiales clamaron a Ti:  Oh Dador de Vida,
Gloria a tu Resurrección, oh Cristo, gloria a tu Reino,
gloria a tu plan de salvación, oh Único, Amante de la humanidad.

Condaquio general

Tono 4

Oh Protectora de los cristianos indesairable; 
Mediadora, ante el Creador, irrechazable:
no desprecies las súplicas de nosotros, 
pecadores, sino acude a auxiliarnos, 
como bondadosa, a los que te invocamos con fe. 
Sé presta en intervenir y apresúrate con la súplica,
oh Madre de Dios, que siempre proteges a los que te honran.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (2: 10-16)

Hermanos: Gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego; que no hay acepción de personas en Dios.

Pues cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados; que no son justos delante de Dios los que oyen la ley, sino los que la cumplen: ésos serán justificados (pues cuando los gentiles que no tienen ley cumplen naturalmente la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos; los cuales muestran la obra de la ley escrita en su corazón, como se lo atestigua su conciencia y sus diferentes juicios que ya los acusan, ya los defienden), en el día en que Dios juzgará los secretos de los hombres por Cristo Jesús, según mi Evangelio.

Evangelio según San Mateo (4: 18-23)

En aquel tiempo, mientras Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dijo: «Vengan conmigo, y los haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, lo siguieron. Más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Ellos, al instante, dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.

Recorría Jesús toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo.

Mensaje Pastoral

Dejándolo todo lo siguieron

«Recorría Jesús toda Galilea, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo.»

Proclamando el Reino = curando toda enfermedad.

Como si la curación fuera la «propaganda» del Reino de los cielos. en realidad la salud es el contenido de la promesa proclamada; en latín el vocablojesus-llama-a-sus-discipulos-300x211 «salud» se refiere a la salvación, y esta última en el concepto bíblico no es más que un sinónimo de la sanación, «No necesitan médico los que están sanos, sino los que están mal. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento», dijo el Señor (Lc 5:32).

Cualquier trato médico pasa por tres etapas: el diagnóstico, el proceso y el cuidado posterior.

El diagnóstico empieza cuando el enfermo nota cierta anomalía. Aunque la rutina de su vida humana marcha de un modo normal, no está conforme en su sentir; se percibe incapaz de resolverlo solo y busca al médico para saber de qué se trata. La calidad del diagnóstico se basaría en dos condiciones: la sinceridad del paciente y la habilidad del médico.

Para pasar al proceso de la curación, el  médico primero tiene que capturar la convicción del paciente, trasmitir la confianza, la fe; si no, el proceso es detenido. Una vez dado este rayo inicial, se pone en marcha el tratamiento —inmediato, a largo plazo u operación, no importa—, le tocaría al paciente entonces tres cuidados: paciencia, esperanza y obediencia. ¡Primeramente el Médico, todo va a salir muy bien!

Cuando el proceso es concluido y el ambiente está lleno de alegría por el éxito obtenido, el paciente tiene dos sentimientos: humildad por considerar lo frágil que su cuerpo lo es (él sabe que en cualquier momento podría someterse de nuevo al mismo dolor) y gratitud para con el médico a quien se lo debe todo.

¡Bendito sea este paciente! observó su anomalía, tuvo la iniciativa, entró a la Iglesia, clínica de la Gracia, se dejó diagnosticar a la luz de la palabra de Dios, avanzó en el proceso del arrepentimiento y la conversión con paciencia, esperanza y obediencia; finalmente, la flaqueza de su vida se mostró solemne y grandiosa por la gratitud.

Aquellos que pescaban en la barca de Galilea admiraron este Reino de salud, de tal modo que «dejando todo, lo siguieron».

Nuestra Fe y Tradición

Ángeles (Todas las cosas visibles e invisibles).

descargaAdemás de la creación física y visible, existe también un mundo invisible creado por Dios. A veces la Biblia se refiere a él como “los cielos” y a veces como aquello que está “arriba de los cielos”. Sea lo que sea su descripción simbólica en la Sagrada Escritura, el mundo invisible definitivamente no forma parte del universo material, físico. No está situado en el espacio; no tiene dimensiones físicas. Y entonces no puede ser localizado, y no ocupa ningún “lugar” que pueda ser alcanzado después de un viaje  entre las galaxias  del universo físicamente creado.

Sin embargo, el hecho de que el mundo invisible y creado sea puramente espiritual y no pueda ser encontrado en un mapa del mundo material creado, no hace que sea menos real o que no exista  verdaderamente. La creación invisible existe como algo diferente, distinto al mundo creado visible y, por supuesto, totalmente diferente a la existencia absolutamente super-divina y no-creada del Dios no-creado.

La realidad creada invisible está constituida de  los ejércitos de los poderes incorpóreos, que generalmente se llaman (y más bien incorrectamente) los Ángeles.

Los ángeles (que literalmente significa “mensajeros”), son, estrictamente hablando, solo una de las órdenes entre los poderes incorpóreos del mundo invisible.

Según las Sagradas Escrituras y la Tradición Ortodoxa, existen nueve órdenes de los poderes incorpóreos o Ejércitos (Sabaoth significa “ejércitos” o “coros” u “órdenes” ). Existen ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominios, tronos, querubines y serafines. Estos dos últimos son descritos como ofreciendo gloria y adoración continua a Dios con la incesante y eterna proclamación: Santo!, Santo!, Santo! (Isaias 6, 3; Apocalipsis 4, 8). Los dominios, tronos, virtudes, potestades y principados, no son muy conocidos de los hombres, mientras que los ángeles y arcángeles se conocen como trabajadores activos, guerreros y mensajeros del Señor en el mundo. Así, los ángeles y arcángeles luchan contra el mal espiritual, y median entre Dios y el mundo. Aparecen a los hombres en variadas formas en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, tanto como en la Vida de la Iglesia. Los ángeles son portadores del poder y la presencia de Dios, y son mensajeros de Su palabra para la salvación del mundo. Los ángeles que son mejor conocidos son Gabriel (cuyo nombre significa “hombre de Dios”), que es el portador de la buena nueva del Nacimiento de Cristo (Daniel 8, 16; 9, 12; Lucas 1, 19, 26), y Miguel (que quiere decir “aquel que es semejante a Dios”) cabeza de los ejércitos espirituales de Dios (Daniel 11, 13; 12, 1; Judas 9; Apocalipsis 12, 7).

Generalmente las apariencias de los poderes incorpóreos  se describen a los hombres de una manera física (“de seis alas e innumerables ojos”; o en la “forma de un hombre”). Sin embargo, se debe entender claramente que estas  son descripciones simbólicas solamente. Por naturaleza y definición los ángeles no tienen cuerpos y no poseen propiedad material de ningún tipo. Son seres estrictamente espirituales.

Vida de Santos

Santos Pedro y Pablo, apóstoles

29 de junio

La tradición enseña que la Iglesia de Antioquía fue fundada por San Pedro el Apóstol en el año 34 (Hechos 2:26) y por Pablo acompañado
Ortodoxos Apóstoles San Pedro y San Pablo 001 de Barnabas que predicaron allí a los Gentiles y a judíos que eran numerosos en la ciudad.

En Antioquía se desarrollo un conflicto dentro de la Iglesia entre Pedro y Pablo. Era sobre la necesidad o no de circuncisión de los Gentiles conversos a la Cristiandad. La resolución de este conflicto fue en el Concilio de Jerusalén bajo Santiago el Apóstol, se determinó la importancia de la misión de Antioquía a los Gentiles y la naturaleza dinámica de esa comunidad en su trabajo misionero. De Antioquía Pablo y Barnabas partieron para sus grandes jornadas misioneras a las tierras Gentiles. (Hechos 13:1). Y en Antioquía se les llama por primera vez cristianos a los seguidores de Jesús. (Hechos 11:26)

Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza y Pablo, degollado En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • El abad Agatón dijo: «El hombre irascible, aunque resucite muertos, no agrada a Dios por causa de su ira».
  • El abad Teodoro decía: «Muchos eligen descansar aquí abajo, antes de que Dios le conceda el descanso».
  • Dijo el abad Pastor: «No vivas en un lugar donde veas que existen algunos que te tienen envidia. No harás allí ningún progreso en la virtud.

Boletin del 11/06/2017

Domingo de Todos los Santos

icono de todos los santos

Coronemos con cánticos al Bautista y Precursor,
a los Apóstoles, Profetas y Mártires;   Archisacerdotes,
Ascetas, mujeres amantes de Dios 
y a todos los justos junto con los coros angélicos,
pidiendo que, por sus ruegos,
alcancemos la gloria que han obtenido,
gloria que brota de Cristo Salvador.
                                                                                         Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de Resurrección

Tono 8

audio27Descendiste de las alturas, oh Piadoso, 
y aceptaste el entierro de tres días
para librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.

Tropario Domingo de todos los Santos

Tono 4

audio27Oh Cristo Dios, tu Iglesia, adornada
con la sangre de tus mártires de todo el mundo,
como si fuera con fino lino y púrpura,  por ellos,
te ruega diciendo: envía tu piedad sobre tu pueblo,
otorga al mundo la paz, y a nuestras almas la gran misericordia.

Condaquio del Domingo de todos los Santos

Tono 8

Oh Sembrador de la creación, el universo te ofrece,
como primicias de la naturaleza, a los Mártires,
Portadores de Dios;  por cuyas súplicas y
las de la Madre de Dios, conserva a tu Iglesia
en profunda paz, oh Señor Todo Misericordia.

Lecturas Bíblicas

Hechos (11: 33 – 12:2)

Hermanos: Los Santos, por la fe, sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones; apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sacaron fuerzas de la debilidad, se hicieron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; las mujeres recobraron resuci- tados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusan- do la liberación por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de ovejas y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltra- tados, ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cuevas y caver- nas de la tierra. Y todos ellos, aunque alabados por su fe, no consiguieron la promesa. Dios tenía ya dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la perfección.

Por tanto, también nosotros, ya que tenemos en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con pa- ciencia la carrera que tenemos por delante, fijos los ojos en Jesús, autor y consumador de la fe.

Evangelio según San Mateo (10:32-33;37-38;19:27-30)

Dijo el Señor a sus discípulos: «Por todo aquél que se declare por Mí ante los hombres, Yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos. El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás, no es digno de Mí.»

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «He aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo les aseguro, que en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su Trono de gloria, ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquél que haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi Nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros.»

Mensaje Pastoral

Alas de santidad

La semana pasada hemos celebrado Pentecostés, hemos inclinado la cabeza y doblado las rodillas ante la acción del Espíritu Santo que desciende sobre los Apóstoles y sobre toda la Iglesia. Hoy, el primer domingo después de Pentecostés, celebramos la reacción del hombre ante dicha acción, celebramos la santidad como el fruto del descenso del Espíritu Santo sobre los fieles: es el Domingo de Todos los Santos.

La Santidad es la meta de la vida cristiana y la voluntad de Dios para con nosotros (1Tes 4:3), por lo que las lecturas bíblicas que la Iglesia establece para el día de hoy nos enseñan dos alas indispensables para elevarnos en esta dignidad.

«Ya que tenemos en torno nuestro tan gran nube de testigos (los santos), sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos PadresdelaIglesia01 con  fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús», dice san Pablo en la Epístola de hoy (Heb 12:1-2). Entonces la lucha es la primera ala. Los santos no han logrado la vida virtuosa sin fatigas y sudor, sin caídas y penitencia, sin dolores y consuelos. San Antonio el Grande enfatiza: «Nadie entra el Reino de los Cielos sin pruebas». Esto es opuesto a la religiosidad Light que la era nos sugiere, según la cual no hay necesidad más allá de unas fantasías de tendencia psíquica que acarician nuestro sistema emocional, mientras nos dejamos llevar por lo natural de la vida mundana descuidando la caridad y desenfrenando la rebeldía del instinto. San Pablo nos advierte del peso del pecado (sacudamos todo lastre); entonces la dejadez descrita arriba necesariamente nos llevaría conforme a la gravedad del siglo presente. En cambio, la vigilia y la lucha constantes son capaces de crear en nosotros una gravedad nueva y celestial, y ésta es la segunda ala de la santidad:

«El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no es digno de Mí», dice la lectura evangélica de hoy. Cuando observamos estas palabras del Señor, quizás opinamos que son duras, como si nos estuviera proponiendo escoger uno de dos afectos; sin embargo, Pedro, quien dijo «he aquí que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido», no se apartó de su familia ni descuidó a su suegra cuando ésta se enfermó (Lc4: 38-39); el Señor mismo, en la boda de Caná de Galilea, obedeció a su madre y efectuó el milagro aunque no era un momento oportuno –«aún no ha llegado mi hora» (Jn 2:4)–;  y con todo y la grandeza de su Pasión, no dejó de preocuparse por su Madre y se la encargó a su discípulo amado (Jn 19:26). Cuado el Señor dice: «El que ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí», nos ilustra una imagen según cuya semejanza debe ser nuestra relación con Dios, nuestra religiosidad. Cuando la madre padece algún malestar, la atención de sus hijos no es un deber familiar o social sino una reacción de un amor filial sincero; y cuando el hijo está feliz, los sentimientos de los padres no se explican con ninguna regla secular. Del mismo modo, la relación con Dios, Padre nuestro, no se identifica con deberes u obligaciones sino con amor verdadero que crece día a día y supera aun el cariño natural hacia los de la casa. Este amor progresivo e ilimitado no se logra sino con la convivencia: ¿cómo amarlo sin convivir con Él? La lectura bíblica y la vida espiritual y sacramental procuran, en el fondo, estar en una convivencia tal que produce amor sincero hacia Dios; es la nueva gravedad que hace suave el yugo y ligera la carga (Mt 11:30).

Una vez el Señor platicaba con la muchedumbre acerca del camino de la vida cristiana, la mayoría se escandalizó por la dureza de sus palabras y lo dejó, entonces Él preguntó a sus discípulos más allegados si querían ellos también retirarse. Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.» (Jn 6:68)

La lucha sin amor activo a Dios se vuelve una rutina agobiante y sin sentido, y la devoción y la emoción sin lucha que nos preserva en la vigilia se entibian y desvanecen; pero cuando las dos alas se acompañan, atraen al hombre hacia la nube luminosa de los santos. Entonces ninguna fuerza o dificultad sería capaz de llevarlo por otro camino, porque diría con Pedro y con todos los santos: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.» Amén.

Nuestra Fe y Tradición

Los Santos

icono de todos los santos“Los Santos” La doctrina de la Iglesia se encarna en la vida de los creyentes verdaderos, los santos. Los Santos son aquellos que literalmente comparten la Santidad de Dios. “Sed Santos, porque Yo, vuestro Dios,  soy Santo” (Levítico 11, 44; I Pedro 1, 16) Las vidas de los Santos atestiguan la autenticidad y la verdad del Evangelio Cristiano, don verdadero de la Santidad de Dios a los hombres.

En la Iglesia existen diferentes clases de Santos. Además de los Santos padres quienes son glorificados específica y especialmente por sus enseñanzas, hay otros tipos de santos según los aspectos particulares de su santidad.

 Así es que se encuentran los apóstoles quienes son enviados para proclamar la fe cristiana, los evangelistas quienes específicamente anuncian y escriben los evangelios, y los profetas que son directamente inspirados para hablar la Palabra de Dios a los hombres. Están los confesores quienes han sufrido por la fe y los mártires quienes mueren por la fe. Están las llamadas “personas santas”, santos que fueron monjes o monjas; y los “justos”, santos de entre los laicos.

Además, los libros litúrgicos tienen un  titulo especial para los santos que eran del clero y otro título especial para los que fueron monarcas o jefes de estado. También hay una clasificación extraña que se denomina a los “locos o insensatos por causa de Cristo”. Estos son aquellos santos que atestiguaron al Evangelio Cristiano del Reino de los Cielos mediante su total despreocupación  por aquellas cosas que generalmente las personas consideran necesarias: ropa, comida, dinero, casa, seguridad, reputación pública, etc. Reciben su nombre de la frase del Apóstol Pablo:”Nosotros somos insensatos por Amor de Cristo” (I Cor. 4, 10; 3, 18)

Por lo general, no es difícil distinguir en las vidas de los Santos entre los elementos definitivamente verdaderos,  y los detalles y adornos que fueron agregados en el espíritu de piedad y entusiasmo en épocas posteriores.  Se debe hacer el esfuerzo necesario para discernir cuál es la verdad esencial en las vidas de los santos. Sin embargo, el hecho de que elementos naturales de la naturaleza milagrosa fueran agregados a las vidas de los santos durante la Edad Media con el objetivo de educar, entretener e incluso hasta divertir, no debe llevarnos a la conclusión que todo lo milagroso que encontramos en las vidas de los santos es inventado por algún motivo literario o moralizante. Por el contrario, se debe insistir que una lectura atenta de las vidas de los santos casi siempre revelará lo que es auténtico y verdadero en lo milagroso. Además, como ya hemos dicho, y con razón, podemos también aprender casi tanto acerca del verdadero significado del cristianismo de las leyendas de los santos producidas dentro de la Tradición de la Iglesia como de las mismas vidas auténticas.

Frases Bíblicas

  • Sed santos como el Padre celestial es santo.  (Mt. 5: 48)
  • Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.  (1 Tes 4: 3)
  • Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. (Ef 1: 3-4)
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