Boletín del 18/02/2018

Domingo del Perdón

Abstinencia del Queso

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“Ay de mí, yo miserable, que transgredí tu mandamiento,
oh Señor; pues, fui despojado de tu gloria,  marcado por la vergüenza
y exiliado de la felicidad del Paraíso. Ten piedad de mí,
quien justamente fui privado de tu bondad, oh Misericordioso.”
                                                                                                                            Exapostelario

Himnos de la Liturgia 

Tropario de la Resurrección

Tono 4

audio132Las discípulas del Señor aprendieron del Ángel
el alegre anuncio de la Resurrección, y
la sentencia ancestral rechazaron y
se dirigieron con orgullo a los apóstoles diciendo:
¡Fue aprisionada la muerte, Resucitó Cristo Dios
y concedió al mundo la gran misericordia!

Condaquio del Domingo de la abstinencia del queso

 Tono 6

¡Oh Guía hacia la sabiduría, Dador de la inteligencia,
Instructor de los ignorantes y Protector de los pobres!,
fortalece, oh Señor, mi corazón y dale comprensión,
y concédeme la palabra, oh Palabra del Padre.
Pues heme aquí y mis labios no vacilan en exclamarte:
“Oh Misericordioso, ten piedad de mí, el caído.”

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Romanos (13:11 – 14:4)

Hermanos: La salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con decoro; nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revístanse más bien del Señor Jesucristo y no se interesen en la carne para satisfacer su concupiscencia.

Acojan bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones. Uno cree poder comer de todo, mientras el débil no come más que verduras. El que come, no desprecie al que no come; y el que no come, tampoco juzgue al que come, pues Dios le ha acogido. ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga sólo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo.

Evangelio según San Mateo (6: 14-21)

Dijo el Señor: «Si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su Padre celestial; pero si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco su Padre perdonará las de ustedes.

Cuando ayunen, no pongan cara triste como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad les digo, que ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público.

No acumulen tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Acumulen más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde está tu tesoro, ahí está también tu corazón.»

Mensaje Pastoral 

Mañana Ayunamos

La Iglesia nos ha preparado en los tres domingos anteriores para la Cuares-ma, exponiéndonos la humildad del publicano, la penitencia del hijo pró-digo y el recuerdo del Día Final. En este último domingo antes de la Cua-resma que mañana iniciará, la lectura evangélica –tomada del Sermón de la Montaña– nos plantea tres bases in-dispensables del ayuno que garantizan mantenerlo firme:
El perdón. Después de enseñar a las multitudes como orar «Padrenuestro», el Señor enfatiza la condición «como nosotros perdonamos a nuestros deu-dores»: «si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, les perdonará también a ustedes su Padre celestial». La Iglesia, contemplando en el perdón la visa hacia cualquier labor espiritual, lo plantea en este día que anuncia la Cuaresma como actitud vital: «Si al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un her-mano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu her-mano; luego vuelves y presentas tu ofrenda» (Mt 5:23). La expresión «¡Perdóname, hermano!» es la clave de la Cuaresma, y la respuesta amo-rosa «¡Dios es quien perdona!» es la cifra de la paz interior. En una charla de san Casiano con un monje, le de-cía éste: «Padre, tengo cuarenta años que el sol no me ha visto comer.» Le contestó el santo: «Yo tengo los mis-mos cuarenta sin que el sol me haya visto enfurecerme.»
Una actitud radiante. Si bien el ayuno en sí lleva cierto sentido de arrepentimiento y tristeza por un estado pecaminoso, los Padre de la Iglesia lo identifican con una «tristeza resplandeciente». Todo el que ha participado sinceramente en la experiencia de la Cuaresma conoce el júbilo específico que brilla en el alma durante estos días. Y la apariencia exterior debería reflejar esta naturaleza primaveral de la Cuaresma: «Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro», como dice la lectura evangélica. Un aspecto miserable y descuidado llamaría la atención de la muchedumbre que reconocería el esfuerzo humano y lo alabaría; pero un ayuno verdadero es el ejercicio espiritual que atrae la luz a la vida de uno, y la luz se refleja en todo el ser, alma y cuerpo; esto es lo que Dios, «que ve en lo secreto», observa y recompensa con Gracia abundante.
La caridad. La práctica primitiva del ayuno en el Cristianismo tuvo un sentido comunitario predominante. Un testimonio del Siglo IV señala que en Roma no había ni un solo pobre, ya cristiano ya pagano, porque «los cristianos ayunaban y daban de sus aho-rros a los menesterosos». Entonces el ayuno abre nuestra mente a un negocio nuevo y próspero: «Acumulen tesoros en los cielos». Cuando ayudas a tu prójimo, dice san Juan Crisóstomo, resulta que le debes el favor porque te ha permitido acumular «tesoros en los cielos». Entonces, parte esencial de la Cuaresma consiste en voltear la mirada a los «hermanos más pequeños del Señor» (Mt 25:40).
Con el perdón accedemos, con la caridad acumulamos, y con la luz irradiamos el tesoro adquirido: « ¡Donde está tu tesoro, ahí está también tu corazón!»

+Metropolita Ignacio

Nuestra Fe y Tradición

La Confesión

¿Qué hacer cuando la conciencia tortura a la persona? ¿Qué hacer, cuando el alma se llena de393920_2894837414714_1373695113_3197864_1135846403_n angustia? La Iglesia Ortodoxa aconseja confesarse. La confesión es la denuncia del pecado, es la decisión de no repetirlo más.

Nosotros pecamos contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos.  Pecamos con los hechos, con palabras, hasta con el pensamiento. Pecamos por inducción del diablo, por influencia del mundo circundante, por propia voluntad. “No hay hombre que viva sobre la tierra y no peque”. Pero tampoco hay un pecado que no sea perdonado por Dios por medio de la confesión. Para la salvación de los pecadores Dios se hizo hombre, ha sido crucificado y resucito de los muertos. Los Santos Padres comparan la misericordia de Dios con el mar que apaga la más fuerte llama de iniquidad de los humanos.

En la confesión no hay que justificarse, quejarse de las condiciones cotidianas, enmascarar los pecados con frases nubladas como “he pecado contra el sexto mandamiento,” o contar sobre temas ajenos. En ningún caso se puede esconder, callar nada: el pecado se puede esconder al sacerdote pero no a Dios Omnisapiente.

En ciertos casos el sacerdote puede indicar a quien  se confiesa una penitencia en cierta forma una cura espiritual dirigida hacia la extirpación del pecado.

El hombre es responsable de sus pecados desde los siete años de edad. El que se bautizó a edad madura, no tiene la necesidad de confesar lo referente a su vida previa al Bautismo, aunque se le recomienda una conversación  con un padre espiritual que le dé luz sobre como encaminar su vida.

 Vida de Santos

San Gerásimos del Jordán

4 de Marzo

GerasimosJordanSan Gerásimos nació en Licia de Asia Menor, donde abrazó la vida eremítica. Después pasó a Palestina y, durante algún tiempo cayó en los errores eutiquianos, pero San Eutimio le devolvió a la verdadera fe. Más tarde, parece que estuvo en varias comunidades de la Tebaida y finalmente, retornó a Palestina, donde se hizo íntimo amigo de San Juan el Silencioso, de San Sabas, de San Teoctisto y de San Atanasio de Jerusalén. Tan numerosos fueron sus discípulos, que el santo fundó una Monasterio de sesenta celdas, cerca del Jordán y un convento para los principiantes. Sus monjes guardaban silencio casi completo, dormían en lechos de juncos y jamás encendían fuego dentro de las celdas, a pesar de que las puertas tenían que estar siempre abiertas. Se alimentaban ordinariamente de pan, dátiles y agua y dividían el tiempo entre la oración y el trabajo manual. A cada monje se asignaba un trabajo determinado, que debía estar listo el sábado siguiente. Aunque la regla ya era de suyo severa, San Gerásimos la hacía todavía más rigurosa para sí y nunca cesó de hacer penitencia por su caída en la herejía eutiquiana. Según se cuenta, durante la cuaresma, su único alimento era la Sagrada Eucaristía. San Eutimio le profesaba tal estima, que le enviaba, por medio de los discípulos, a aquellos de sus seguidores a quienes consideraba llamados a la más alta perfección. La fama de San Gerásimos sólo cedía a la de San Sabas. El año 451, durante el Concilio de Calcedonia, su nombre sonó en todo el oriente. El Monasterio que él había fundado florecía todavía un siglo después de su muerte.

En el “Prado Espiritual” Juan Mosco nos ha dejado una anécdota encantadora. Un día en que el santo se hallaba a orillas del Jordán, se le acercó cojeando penosamente un león. Gerásimos examinó la zarpa herida, extrajo de ella una aguda espina y lavó y vendó la pata de la fiera. El león se quedó desde entonces con el santo y fue tan manso como cualquier otro animal doméstico. En el monasterio había un asno, que los monjes utilizaban para ir a traer agua, y éstos hacían que el león cuidara del asno cuando iba a pastar; pero un día, unos mercaderes árabes se lo robaron y el león volvió sólo y muy deprimido al convento. A las preguntas de los monjes, el león respondía con miradas lastimeras. El abad le dijo: “Tú te comiste al asno. Bendito sea Dios por ello. Pero de ahora en adelante tú harás el trabajo del asno.” El león tuvo que acarrear agua para la comunidad. Poco tiempo después, los mercaderes árabes pasaron de regreso con el asno y tres camellos; el león les puso en fuga, cogió entre los dientes la brida del asno y lo llevó triunfalmente al monasterio, junto con los camellos. San Gerásimos reconoció su error y dio al león el nombre de Jordán. Cuando murió el anciano abad, el león estaba desconsolado. El nuevo abad le dijo: “Jordán, nuestro amigo nos ha dejado huérfanos para ir a reunirse con el Amo a quien servía; pero tú tienes que seguir comiendo.” Pero el león siguió rugiendo tristemente. Finalmente el abad, que se llamaba Sabacio, condujo al león a la tumba de Gerásimos y, arrodillándose junto a ella, le dijo: “Aquí está enterrado tu amo.” El león se echó sobre la tumba y empezó a golpearse la cabeza contra la tierra; nadie pudo apartarle de ahí y pocos días más tarde le encontraron muerto. Según algunos autores, el león que se ha convertido en el símbolo de San Jerónimo era en realidad el de San Gerásimos. La confusión se originó probablemente de la grafía “Geronimus” de ciertos documentos.

Sobre el Ayuno

                                                                                                               San Isaac el Sirio

  • El hambre es una óptima manera para instruir los sentidos.
  • En un estómago lleno de comida no habrá lugar para conocer los misterios de Dios.
  • Apenas el hombre inicia el ayuno, la mente anhela convivir con Dios.

Boletín del 11/02/2018

Domingo de la abstinencia de la carne

Memoria del Juicio Final

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Cuando las Mirróforas vieron la piedra removida,
se alegraron porque vieron a un joven sentado
en el sepulcro que les dijo: Cristo resucitó;
decid a los Apóstoles y a Pedro: Corran al monte de Galilea,
allá donde se les aparecerá a vosotros,
oh amados, tal como antes lo había dicho.
                                                                                            Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 3

audio132Que se alegren los celestiales, y que se regocijen los terrenales;
Porque el Señor desplegó la fuerza de su brazo,
pisoteando la muerte con su muerte.
y Siendo el primogénito de entre los muertos,
nos salvó de las entrañas del Hades
y concedió al mundo la gran misericordia.

Condaquio del Domingo del Juicio final

Tono 1

Cuando vengas con gloria a la Tierra,
oh Dios, temblará toda la creación:
el río de fuego fluirá  ante el Estrado,
los libros serán abiertos y lo secreto revelado.
Entonces, libérame del fuego inextinguible
y hazme digno de estar a tu Diestra, oh justo Juez.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios  (8:8 – 9:2)

Hermanos: No es la comida lo que nos acercará a Dios: ni somos menos porque no comamos, ni somos más porque comamos. Pero tengan cuidado que esa su libertad no sirva de tropiezo a los débiles. En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su conciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu conocimiento se pierde el hermano débil, por quien Cristo murió. Y pecando así contra los hermanos, hiriendo su conciencia, que es débil, pecan contra Cristo. Por tanto, si un alimento causa tropiezo a mi hermano, nunca comeré carne para no escandalizar a mi hermano.

¿No soy yo libre? ¿No soy yo apóstol? ¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? Si para otros no soy yo apóstol, para ustedes sí que lo soy; pues, ¡el sello de mi apostolado son ustedes en el Señor!

Evangelio según San Mateo (25: 31-46)

Dijo el Señor: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a verme.” Entonces los justos responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” Y el Rey les dirá: “En verdad les digo, que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron.”

 Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apártense de Mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me acogieron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y en la cárcel, y no me visitaron.” Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” Y Él entonces les responderá: “En verdad les digo, que cuanto dejaron de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejaron de hacerlo.” E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la Vida Eterna.»

Mensaje Pastoral

La báscula del juicio

Estando a las puertas de la Cuaresma, nuestra Iglesia conmemora el Día del Juicio, es decir, la segunda venida de nuestro Señorjuicioicon25 Jesucristo. La lectura del Evangelio enfatiza el criterio del Juicio Final, y lo que leemos está claro: seremos juzgados según la medida de nuestra misericordia, es decir, la medida de nuestro amor.

La palabra «amor» a menudo es manipulada o malentendida. El pasaje bíblico destaca las palabras de nuestro Señor Jesús cuando dice: «cuanto hicieron a uno de estos hermanos…» Entonces no se trata de un término abstracto ni de emociones y sentimientos sino de acción. Nosotros, pues, seremos separados entre ovejas y cabritos –como lo ilustra la imagen de la parábola– según nuestras obras de amor.

Erróneamente, el amor es limitado a tan sólo un afecto pasivo. Quizás podamos tener sentimientos de antipatía y rechazo hacia cierta persona, pero si nos comportamos con ella con delicadeza y amor, transformamos, a través de la lucha, nuestro odio en caridad y clemencia. Por otro lado, podemos tener en nuestro interior el sentimiento más delicado hacia alguien y sentirnos emocionalmente dependientes de él, pero a la vez tratarlo con hostilidad.

El amor significa, sin duda alguna, ceder a los demás el primer lugar, y el egoísmo es exactamente lo contrario, es decir, tomar para mí la primacía y dejar al prójimo lo último. Que yo ame a alguien equivale a que quiera y desee darle a él el primer lugar, amarle más de lo que me quiero a mí mismo y desearle el bien a él antes que a mí.

La Cuaresma, cuando va de la mano con las obras de la misericordia, constituye un gesto de abstinencia que nos lleva a abandonar nuestro egoísmo y nos estimula a despojarnos del hombre viejo y a proclamar al nuevo. En ella, dejamos atrás todos nuestros malos deseos, nos abstenemos de los intereses que nos llevan a la perdición, y aprendemos a ver y considerar a «los hermanos más pequeños» del Señor y apreciar en ellos su Presencia. Y así se inclina la balanza favorablemente: «Conviene que Él crezca, y que yo mengüe» (Jn 3:30).

Nuestra Fe y Tradición

Alimentos de la Vigilia

ayuno0Unos fieles preguntaron al anciano: “¿Padre, cuáles alimentos se nos permite comer en la Cuaresma, y cuáles no?”.

 Él comprendió que su preocupación se apegaba al “menú” cuaresmal y descuidaba el espíritu del ayuno que supera meros alimentos de vigilia. Les contestó así:

la Iglesia recomienda, en esta temporada, tres tipos de alimento que Jesús ha mencionado en su Evangelio. En realidad son alimentos adecuados para cualquier tiempo, pero en la cuaresma, con mucha más concentración:

1- Dijo el Señor: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4). Eso es el primer alimento. Sabemos que “toda palabra que sale de la boca de Dios” ha sido escrita en la Biblia. Y por ello nos dedicamos a estudiar la santa Escritura con anhelo y asiduidad.

2- Dijo el Señor: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra” (Jn 4:34). El mismo Jesús se ha alimentado de “hacer la voluntad de Dios Padre”, y a nosotros que llevamos su nombre, nos ha enseñado a gustar lo mismo, cada vez que clamemos desde el fondo del corazón: “hágase tu voluntad así la tierra como en el cielo”. Este alimento consiste en llevar a cabo lo que hemos leído en la Biblia.

3- Dijo el Señor: “mi Carne es verdadera comida, y mi Sangre es verdadera bebida, el que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en Mí y Yo en él.” (Jn 6:55). El tercer tipo de alimento lo buscamos cuando nos reunimos como una familia para comulgar a Aquél, a Quien hemos conocido en la santas Escrituras, y hemos luchado para obrar cuya Voluntad.”

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «El cuidado por agradar a los hombres hace perder todo el aprovechamiento espiritual y deja al alma seca y descarnada».
  • Dijo el abad Pastor: «Enseña a tu corazón a cumplir lo que a otros enseñas con tus palabras». Y  añadió: «Los hombres cuando hablan parecen perfectos. Al cumplir lo que dicen no lo son tanto».
  • Un  hermano se llegó al abad Teodoro y empezó a hablar e inventar cosas de las que no tenía ninguna experiencia. El anciano le dijo: «Todavía no has encontrado barco, ni has colocado en él tu equipaje, ni has empezado a navegar, y he aquí que ya has llegado a la ciudad de destino. Cuando hayas puesto por obra todo eso de lo que me has estado hablando, entonces podrás empezar a hablar de ello».

Boletín del 04/02/2018

Domingo del Hijo Pródigo

Venid a reuniros con los Discípulos en el Monte de Galilea para que veáis a Cristo, diciendo con fe.  He recibido el poder de lo que está arriba y lo que está abajo. Aprendamos como enseña a bautizar a todas las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, prometiéndonos permanecer con nosotros hasta el fin del mundo.

Exapostelario

 

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 2

audio1Cuando descendiste a la muerte, oh Vida Inmortal,
mataste al Hades con el rayo de tu divinidad,
y cuando levantaste a los muertos del fondo de la tierra,
todos los poderes Celestiales clamaron:
¡Oh Dador de vida, Cristo Dios, gloria a Ti!
 

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste.
Conserva a tus fieles en la paz y auxilia a los que amas
porque Tú eres el único Amante de la humanidad.
 
 

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (6: 12-20)

Hermanos: Todo me es lícito, mas no todo me conviene. Todo me es lícito, mas no me dejaré dominar por nada. La comida para el vientre y el vientre para la comida, mas Dios destruirá aquél y ésta. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.

¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo! ¿O no saben que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con Él.

¡Huyan de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.

¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes y han recibido de Dios, y que no se pertenecen, pues han sido comprados? Glorifiquen, por tanto, a Dios en su cuerpo y en su espíritu que pertenecen a Dios.

Evangelio según San Lucas (15: 11-32)

Dijo el Señor esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que lo envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y volviendo en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: “Padre pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus siervos: “Traigan aprisa el mejor vestido y vístanlo, pónganle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; llamó a uno de los criados y le preguntó qué era aquello. Él le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le suplicaba. Pero él replicó: “Hace tantos años que te sirvo y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!” Pero él le dijo: “Hijo, tu siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido hallado”.

Mensaje Pastoral

Eucaristía de penitencia

La Cuaresma es, por excelencia, la temporada penitencial en la que la Iglesia nos incita a ingresar por «las puertas de la contrición» y gustar la dulzura de este modo de vivir. Parte de la preparación para la Cuaresma es la lectura de la parábola del Hijo Pródigo que nos expone los sentidos positivos de la penitencia y del retorno hacia una vida sujeta, por propia voluntad, al cuidado paternal.

En la parábola, Jesús enfatiza el alimento que el hijo comía en ambos estados, pecaminoso y penitencial; pues en su partida come algarrobas con pasiones, y he aquí que regresa y come el novillo cebado con alegrías. El placer que el sabor de las algarrobas dejaba, terminaba en amargura de soledad y de vacío, mientras la participación en el banquete de la casa paternal anunciaba una alegría que mira hacia el futuro con los ojos de la gratitud.

El encuentro con el Padre clemente y la experiencia de la reconciliación y del perdón gratuito son efectuados en medio de la Eucaristía.

Nuestra penitencia es examinada, a cada día, a la luz del llamado temible de la Eucaristía «Tomad y comed […] Bebed de él todos […]»: es el llamado del Padre compasivo y amoroso, Quien busca perpetuamente a su rebaño. El mundo exhibe ante nuestra vista todos sus engaños y redes, mientras el Señor nos extiende su banquete: divino Cuerpo y Sangre. El pecado y el arrepentimiento consisten en  prevalecer uno u otro de los dos ofrecimientos.

«Traigan el novillo cebado, mátenlo, comamos y celebremos una fiesta»; el santo Cáliz, y la exclamación del Cantor «¡Gustad y ved, qué dulce es el Señor!» –durante la Cuaresma– son capaces de estimularnos a decir la antigua frase litúrgica «váyase el mundo y venga la Gracia», que inclinemos la balanza a favor del «Pan esencial» en vez de las pasiones. El Cáliz de la Eucaristía, cuando lo contemplamos elevado, alza en nosotros la decisión: «Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante Ti […], trátame como a uno de tus jornaleros.» Él entonces ofrece su banquete generosamente: comemos y nos regocijamos.

Nuestra fe y Tradición

La Confesión

¿Qué hacer cuando la conciencia tortura a la persona? ¿Qué hacer, cuando el alma se llena de angustia? La Iglesia Ortodoxa aconseja confesarse. La confesión es la denuncia del pecado, es la decisión de no repetirlo más.

Nosotros pecamos contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos.  Pecamos con los hechos, con palabras, hasta con el pensamiento. Pecamos por inducción del diablo, por influencia del mundo circundante, por propia voluntad. “No hay hombre que viva sobre la tierra y no peque”. Pero tampoco hay un pecado que no sea perdonado por Dios por medio de la confesión. Para la salvación de los pecadores Dios se hizo hombre, ha sido crucificado y resucito de los muertos. Los Santos Padres comparan la misericordia de Dios con el mar que apaga la más fuerte llama de iniquidad de los humanos.

En la confesión no hay que justificarse, quejarse de las condiciones cotidianas, enmascarar los pecados con frases nubladas como “he pecado contra el sexto mandamiento,” o contar sobre temas ajenos. En ningún caso se puede esconder, callar nada: el pecado se puede esconder al sacerdote pero no a Dios Omnisapiente.

En ciertos casos el sacerdote puede indicar a quien  se confiesa una penitencia en cierta forma una cura espiritual dirigida hacia la extirpación del pecado.

El hombre es responsable de sus pecados desde los siete años de edad. El que se bautizó a edad madura, no tiene la necesidad de confesar lo referente a su vida previa al Bautismo, aunque se le recomienda una conversación  con un padre espiritual que le dé luz sobre como encaminar su vida.

 

Aromas monásticos

  • Uno preguntó a un anciano: “¿Por qué me desanimo continuamente?”. Y respondió: “porque no has visto todavía la meta.”
  • El alma es una fuente: si profundizas se hace más limpia; si arrojas en ella estiércol, se ensucia.
  • Uno preguntó al anciano: “¿cómo el alma adquiere la humildad?”. Y respondió: “Estando atenta tan sólo a sus propias faltas.”
  • No empieces a hacer nada sin que antes hayas examinado tu conciencia, para saber si lo que vas a hacer es según Dios.
  • Decía el Abad Antonio: “La vida y la muerte nos viene del prójimo; si ganamos a nuestro hermano, ganaremos a Dios, si le escandalizamos, pecamos contra Cristo.”

Boletín del 28/01/2018

Domingo del Fariseo y el Publicano

TELONOS , FARISEOS

 

Cuando el Señor después de su Resurrección preguntó a Pedro tres veces: “¿Me amas?”, lo puso pastor de sus corderos; y éste, al ver al otro discípulo que amaba Cristo, siguiéndole, preguntó al Señor, diciendo: “Y ¿qué de éste?” Y le contestó: “Si yo quiero que éste esté hasta mi llegada, ¿qué a ti, Pedro querido?”
Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario del Resurrección

Tono 1

audio1Cuando la piedra fue sellada por los judíos y
tu purísimo cuerpo fue custodiado por los guardias,
resucitaste al tercer día, oh Salvador,
concediendo al mundo la vida. Por lo tanto,
los poderes celestiales clamaron a Ti: Oh Dador de Vida,
Gloria a tu Resurrección, oh Cristo, gloria a tu Reino,
gloria a tu plan de salvación, oh Único, Amante de la humanidad.

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste.
Conserva a tus fieles en la paz y auxilia a los que amas
porque Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Segunda Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo (3: 10-15)

Hijo mío, Timoteo: Tú me has seguido asiduamente en mis enseñanzas, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, en mis persecuciones y sufrimientos, como los que soporté en Antioquía, en Iconio, en Listra. ¡Qué persecuciones he sufrido! Y de todas me ha librado el Señor. Y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones. En cambio los malos y embaucadores irán de mal en peor, errando y haciendo errar a los demás.

Tú, en cambio, persevera en lo que has aprendido y en lo que has creído, teniendo presente de quién lo has aprendido, y que desde niño conoces las Sagradas Letras, que te pueden instruir para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.

Evangelio según San Lucas (18: 10-14)

Dijo el Señor esta parábola a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás: «Dos hombres subieron al Templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba consigo mismo de esta manera: “¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias.” En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” Les digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.»

Mensaje Pastoral

Humildad y justicia

fariseo-y-el-publicanoHoy se inicia el período preparatorio a la Gran Cuaresma, que consiste en cuatro domingos. El primero de ellos es precisamente el del Fariseo y el Publicano.

Como una introducción a este ciclo, en los últimos domingos hemos oído hablar a los padres del deseo intenso de Zaqueo por ver al Señor, y de la actitud de la mujer cananea que busca sin desmayos, humilde y pacientemente, la gracia de Dios. En verdad, este tiempo es muy propicio para llevar adelante un mayor esfuerzo y disponer nuestro cuerpo y alma a virtudes y anhelos semejantes a los de estos dos personajes bíblicos.

Es por eso que mediante el relato del fariseo y el publicano que suben al templo a hacer oración, la lectura evangélica de hoy nos muestra claramente el camino correcto para acercarse a Dios y establecer con él una relación sincera y profunda.

El fariseo comienza su oración enumerando todas sus virtudes y ensalzándose: «No soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.» Como si dijera: «Yo no soy pecador.» Una persona que se considera a sí misma lejana de todo pecado y dueña de toda obra buena: «Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias.» ¿Qué circunstancia lo empujaría a buscar la misericordia de Dios? En realidad, ninguna: se complace plenamente consigo mismo. Ciertamente no pide misericordia, más bien reclama que se le reconozcan los méritos de su propia justicia. ¡Qué arrogancia y que ceguera! Arrogante porque en lugar de clamar: «Te alabaré, Señor, con todo mi corazón y glorificaré tu nombre para siempre» (Sal 86:12), prefiere alabarse a sí mismo y hasta felicitarse. Y ciego porque no alcanza ver que en su corazón no hay sitio para Dios, porque su lugar está ocupado por el egoísmo, la soberbia, la ingratitud y el menosprecio a los demás.

Todo lo contrario es la disposición espiritual del publicano. Se humilla, reconoce sus pecados y pide misericordia. Está insatisfecho consigo mismo y descontento con sus obras: se abaja y lo confiesa. Quiere transformarse interiormente y en sus acciones exteriores. Volverse a Dios y darle la espalda a su vida de pecado. Tiene arrepentimiento. Es pobre de espíritu. Dios lo escucha y lo hace partícipe de su justicia divina.

Los Padres del Desierto lo sintetizan todo en un Apotegma: «Es preferible un hombre que ha pecado y reconoce sus faltas y se arrepiente, que otro que no ha pecado y piensa de sí mismo que es justo.»

No nos tengamos por justos ni despreciemos a los demás, mejor clamemos con el publicano: «¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!», y el Señor nos hará partícipes de su justicia. Amén

Nuestra Fe y Tradición

Los domingos preparatorios a la cuaresma

La Iglesia nos prepara para la cuaresma de la Santa Pascua durante cuatro domingos, los anteriores al inicio de la misma, en los cuales nos plantea  virtudes y sentimientos muy importantes para la cuaresma que es, en sí, la preparación adecuada para la Fiesta de las fiestas, para la base de toda nuestra fe y en consecuencia de toda nuestra vida, es decir, la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Estos domingos preparatorios toman su nombre del Evangelio que se lee:

1- El Domingo del Fariseo y el Publicano (Lc.18,10-14): cuyo evangelio leímos hoy. Pues todas las buenas obras y ejercicios320590_237790712928861_100000938038554_644666_4632100_n espirituales que el cristiano brinda en toda su vida, pero intensamente en la temporada cuaresmal, no son “la factura” de su justificación ante Dios, como lo pensó el fariseo de hoy, sino la reacción natural de quien con humildad inclina todo su ser ante Dios, como el publicano: : “¡Oh Dios!  ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!”

2- El Domingo del Hijo Pródigo (Lc.15, 11-32): que nos plantea a la Cuaresma como una marcha de regreso hacia el Padre que nos espera siempre. “ábreme las puertas del arrepentimiento,…”; el arrepentimiento no es contar algunos pecados o desviaciones que he cometido sino confesar que he escogido ir “a un país lejano” en lugar de vivir en la bella casa paternal; dicha confesión me impulsará, como al pródigo de la parábola, a regresar a la belleza inicial que me fue otorgada en el Bautizo.

3- El Domingo del Juicio (Mt.25, 31-46): en el cual se lee el Evangelio del Juicio final que se basará en el amor manifestado en las obras de cada uno “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”  Pues si las obras en sí, como hemos visto en el Evangelio del fariseo y el publicano, no formaron el criterio para la justificación, sí son una emanación abundante de una alma que ama a Dios; si no, su piedad será falsa y digna de juicio “Si alguno dice: ‘Amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es un mentiroso” (1Jn.4,20). La devoción que buscamos no es egoísta sino que busca ser manifestada en el amor a los demás.

4- El Domingo del Perdón (Mt.6, 14-21): a partir del cual se inicia la Cuaresma. Pues como podemos decir a Dios Padre: “perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” si, en realidad no estamos dispuestos a perdonar a los demás. Así la Iglesia nos estimula a que ofrezcamos nuestra ofrenda cuaresmal con un corazón limpio de cualquier sentimiento rencoroso.

 

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Dijo el abad Pastor: «El hombre, lo mismo que aspira y expele el aliento, debe respirar continuamente la humildad y el temor de Dios».

Boletín del 21/01/2018

15° Domingo de Lucas

 

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Oh Señor, cuando entraste estando las puertas cerradas, llenaste a los apóstoles de tu Santísimo Espíritu soplando sobre ellos y dándoles paz dijiste: “Atad y desatad los pecados.” Y después de ocho días; a Tomás mostraste tus manos y costado. Nosotros junto con él exclamamos: Tú eres el Señor y Dios

                                                                                            Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 8

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Descendiste de las alturas, oh Piadoso,
y aceptaste el entierro de tres días
para librarnos de los sufrimientos.
Vida y Resurrección nuestra, oh Señor, gloria a ti.
 

Condaquio de la Presentación del Señor en el Templo

Tono 4

Por tu nacimiento santificaste las entrañas de la Virgen,
oh Cristo Dios, las manos de Simeón bendijiste debidamente,
y a nosotros nos alcanzaste y salvaste.
Conserva a tus fieles en la paz y auxilia a los que amas
porque Tú eres el único Amante de la humanidad.

Lecturas Bíblicas

Primera Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo (4:9-15)

Hijo mío, Timoteo: Cierta es la palabra y digna de toda aceptación: que por eso sufrimos fatigas y oprobios, porque tenemos puesta la esperanza en Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres, principalmente de los fieles. Predica y enseña estas cosas. Que nadie menosprecie tu juventud. Procura, en cambio, ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en el amor, en la fe, en la pureza. Hasta que yo llegue, dedícate a la lectura, a la exhortación, a la enseñanza. No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por intervención profética mediante la imposición de las manos de los presbíteros. Medita en estas cosas; vive entregado a ellas para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.

Evangelio según San Lucas (Lc. 19: 1-10)

En aquel tiempo, Jesús  atravesaba Jericó; Había un  hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba  de ver quién era Jesús, pero no  podía a causa de la gente, porque  era de pequeña estatura. Se adelantó  corriendo y se subió a un sicómoro  para verlo, pues iba a pasar por ahí.  Y cuando Jesús llegó a aquel sitio,  alzó la vista y lo vio, y dijo: «Zaqueo,  baja pronto; porque conviene que hoy  me quede Yo en tu casa.» Se  apresuró a bajar y le recibió con  alegría. Al verlo, todos murmuraban  diciendo: «Ha ido a hospedarse a  casa de un hombre pecador.»  Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes  a los pobres; y si en algo defraudé a  alguien, le devolveré el cuádruplo.»  Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la  salvación a esta casa, porque  también éste es hijo de Abraham,  pues el Hijo del hombre ha venido a  buscar y salvar lo que estaba  perdido.»

Mensaje Pastoral

Elementos de conversión

En el icono del pasaje que leemos hoy del evangelio según san Lucas, contemplamos cuatro componentes:

Zaqueo: un hombre pecador que tiene el anhelo para ver a Jesús, para contemplar a Aquél cuya Presencia ha de reprochar su vida; unimages anhelo de lo que jamás ha experimentado; una curiosidad para ver al que cura las dolencias, al que se digna convivir con los pecadores y conoce lo oculto del corazón. Sin lugar a duda, este publicano huía siempre de las multitudes para evitar que sus actos saliesen a la luz; sin embargo, he aquí que comparece por su propia iniciativa y, más aún, sobresale su presencia, atraído por el anhelo que venció su orgullo y sus defectos, que era de pequeña estatura.

El sicómoro: o podemos decir «el santo sicómoro», ya que «santo» es un calificativo que indica un modo de usar las cosas de nuestro mundo: todo lo que nos induce en la Presencia del Señor y nos une a Él es santo. Santa lectura, santos iconos, santa palabra, santa oración, santo templo… todos no son sino sicómoros que transforman el anhelo de Zaqueo en certeza de la Presencia del Señor, y en contemplación de su Rostro.

Jesús: mientras que Zaqueo sube al sicómoro para conocer a Jesús, resulta que el Señor lo conoce a él y le llama por su nombre: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy Yo me quede en tu casa.» Como si lo estuviera esperando desde antes. El esfuerzo necesario que Zaqueo ofrece, le permite recibir la Gracia del Señor siempre otorgada. No es que cuando subió al árbol vio a Jesús nada más, sino que también palpó y apreció que era conocido por Él desde siempre. La penitencia de Zaqueo consiste en reconocer que, con todo lo pecaminoso que su vida es, el Señor lo conoce y pide estar en su casa.

La muchedumbre: estaba presente y murmuraban en su corazón en torno a Jesús: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.» Ellos, aunque estaban en contacto físico con Cristo, sin embargo, en sus juicios y pensamientos andaban lejos de Él. Y como no han querido tener el contacto personal que Zaqueo tuvo, seguirán murmurando a Dios, criticando sus decisiones, y excluyéndose ellos mismos, de la salvación.

Separémonos de esta muchedumbre, y busquemos los propios sicómoros que nos posibiliten ver, como Zaqueo, que «Dios con nosotros está.»

Nuestra Fe y Tradición

La procedencia del Espíritu Santo

img2[1]“En un único Dios, son tres Personas y un solo ser. Estas tres Personas tienen asimismo algo en común y algo particular. Lo que tienen en común es la esencia; lo que tiene cada una en particular es lo personal. El atributo personal y particular del Padre es que Él es padre u origen; el atributo personal y particular del Hijo es que Él es hijo o nace; el atributo personal y particular del Espíritu Santo es que Él procede o proviene. ¿De quién procede? San Juan, en su Evangelio, dice que “Él procede del Padre” (Juan 15:26). Él no podría, ciertamente, proceder del Hijo, sin que éste fuera también origen como el Padre. Si el Hijo fuera origen en cualquier medida, sería partícipe del atributo personal y distintivo del Padre; Su persona se asemejaría al Padre y el dogma trinitario no existiría más, porque éste subsiste sólo cuando cada atributo personal permanece diferenciado y propio para cada una de las partes de la Trinidad…”

 

Sentencia de los Padres del Desierto

  • El anciano Porfirio decía: “La vida sin Cristo no es vida. Si no lo ves a Él en todos tus pensamientos y en todos tus hechos, es que estás viviendo sin Él “.
  • Antimo, anciano de Chios (Grecia), decía: “Sin la voluntad de Dios, ninguna piedra puede moverse, ninguna hoja se desprende para caer al suelo”.
  • San Efrén el Sirio “El signo de un espíritu humilde es satisfacer a manos llenas las necesidades del hermano, como si fueras tú mismo quien recibiera ayuda”.

Boletín del 14/01/2018

Domingo posterior a Epifanía

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Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 6

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Los poderes celestiales aparecieron sobre tu sepulcro; y los guardias quedaron como muertos; María se plantó en el sepulcro buscando Tu Cuerpo Purísimo; sometiste al hades sin ser tentado por él; y encontraste a la Virgen otorgándole la vida. ¡Oh Resucitado de entre los muertos, Señor, gloria a Ti!

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

audio1Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán
se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti
nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma,
confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo,
oh Cristo Dios, gloria a Ti!

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

audio1Te has revelado hoy al universo,
y tu luz, oh Cristo Dios, ha fulgurado
sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!

Lecturas bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Efesios  (4:7-13)

Hermanos: A cada uno de nosotros le ha sido concedida la Gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres. ¿Qué quiere decir «subió» sino que había bajado primero a las partes más bajas de la tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Él mismo dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros, para perfeccionar a los santos en orden a las funciones del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

Evangelio según San Mateo (4: 12-17)

En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliese el oráculo del profeta Isaías: ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte, una luz les ha amanecido. Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Arrepiéntanse, porque el Reino de los cielos se ha acercado.»

Mensaje Pastoral

Explicación de la epístola

San Nicodemo de Atos

Hermanos: A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo (Ef 4:7).

Es cierto que los cristianos tenemos dones comunes, sin embargo, algunos recibimos dones grandes, y otros pequeños, sin que sea motivo de envidia o de soberbia: es un don gratuito, por el que, sea grande o pequeño, tendrás que dar gracias a Dios. Pues el Señor los otorga según su criterio, distribuye los dones conforme conviene a cada uno; y el que recibe un don grande, asume una responsabilidad grande.

Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres.

Aquí el apóstol cita al profeta David (Sal 67:18), quien dice que Dios es el que otorga los dones a los hombres. Dice el apóstol: “dio dones a los hombres”, porque Cristo distribuye los dones, y los recibe trabajados por los hombres; nosotros recibimos la fe y ofrecemos los dones trabajados con las fatigas.

Cristo ascendió sobre la cruz, o a las alturas del cielo, y en su divina ascensión, cautivó a Satanás, es decir, lo encadenó, y con él a la muerte; y nos liberó a nosotros que estábamos en el cautiverio; no nos ha castigado, sino que nos ha otorgado sus dones.

¿Qué quiere decir “subió” sino que también bajó a las regiones inferiores de la tierra? Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo.

Lo que dice aquí san Pablo da respuesta a los que menosprecian la naturaleza humana de Cristo. Pues el que bajó a la tierra, obviamente ha encarnado; Éste fue crucificado y bajó al Hades. Ha bajado y de nuevo ha subido para que llenase toda la creación de su divinidad, y de sus divinos dones.

…A fin de perfeccionar a los santos para la obra del  ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.

Aquí el apóstol expone el compromiso de cada cristiano. El uno, por muy pequeño que su don sea, edifica al otro y contribuye en la edificación del “cuerpo de Cristo”, es decir, la Iglesia. Cuando habla de “perfeccionar a los santos”, significa devolver a los cristianos a un estado espiritual sano y natural, a una unión armoniosa entre ellos. Esta perfección no es corporal, por lo que dice san Pablo: “hasta que lleguemos a la madurez de la plenitud de Cristo”, o sea, al conocimiento de Cristo y a creer en Él con una fe inamovible.

Nuestra Fe y Tradición

El Bautismo de los niños

163734_126086424120320_1096746_nLa tradición del Bautismo de los niños tiene su origen en la Iglesia primitiva. Según  Hechos de los Apóstoles, los que creían en “el camino” eran bautizados con todos “los de su casa” sin excluir a los niños. (Véase Hechos 10:47-48, 16:15, 16:31-33, 18:8, 1Cor1:16.)

San Ireneo, obispo de Lyón (200-230) dice en uno de sus escritos: «Vino (Cristo) en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos.» El hecho de que san Ireneo mencione, tan espontáneamente, a los niños y recién nacidos entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e “instintiva” en la conciencia de la Iglesia.

La Iglesia no impone el entendimiento como una condición para recibir el Bautismo, sino al contrario: se requiere de la divina Gracia, otorgada por el Bautismo, para comprender o, más bien, para asimilar las verdades de la fe. Ciertamente es por el Bautismo que adquirimos la bienaventurada pureza sin la cual, según el Señor, «nadie puede entrar en el Reino de los cielos» (Mt 18:3).

Eso no significa dejar al niño bautizado sin atención. Pues la Iglesia, al bautizarlo, le da la posibilidad de crecer en la “estatura espiritual”, siendo encargados sus padres y padrino de guiarlo y alimentarlo hacia la vida en Cristo.

Vida de Santos

San Antonio el Grande (Abad)

17 de enero

Ya pasaron cerca de 70 años desde que San Antonio empezó a vivir en el desierto. Contra su voluntad, un pensamiento arrogante empezó a turbarlo. Pensaba que él era el más antiguo ermitaño que vivía en el desierto. Él pedía a Dios poder alejar este pensamiento y tuvo una revelación que un ermitaño se había instalado en el desierto antes que él y estaba sirviendo a Dios. A la mañana siguiente, bien temprano se levantó Antonio y salió en busca de este desconocido ermitaño. Caminó durante todo el día sin encontrar a nadie,548233_409357255772394_147820824_n salvo algunos animales que viven en el desierto. Delante de él se extendía la grandeza infinita del desierto, pero él no perdía las esperanzas. A la mañana siguiente, bien temprano, él siguió su camino. De repente vio a una loba que corría hacia un arroyo. San Antonio se acercó al arroyo y vio una cueva al costado del mismo. Mientras él se acercaba, la puerta de la cueva se cerró. Mediodía pasó San Antonio frente a la puerta suplicando al anciano que le muestre su rostro. Finalmente la puerta se abrió y salió un anciano canoso. Este anciano era San Pablo de Tebaida. Él vivía en el desierto cerca de 90 años. Después de un saludo fraternal, Pablo le preguntó a Antonio cómo estaba la humanidad. ¿Quién estaba gobernando? ¿Si todavía existían los idólatras? El fin de las persecuciones y el triunfo del Cristianismo en el imperio romano fueron las noticias muy gratas para Pablo. En cambio, la aparición del arrianismo fue una noticia amarga. Mientras que ellos conversaban, llegó un cuervo y dejó un pan. “¡Qué generoso y misericordioso es el Señor!” Exclamó Pablo: “durante muchos años Él me manda la mitad de un pan y hoy, gracias a tu visita, Él me mandó un pan entero.” A la mañana siguiente Pablo confesó a Antonio que muy pronto él se irá de este mundo. Por eso pidió a Antonio traerle la túnica del obispo Atanasio (el famoso luchador contra el arrianismo) para cubrir con ella sus restos. Antonio se apuró a cumplir el deseo de este Santo anciano. Él regresó a su desierto muy emocionado y cuando los hermanos — monjes le preguntaban, la única contestación era: “soy un pecador y yo me consideraba un monje! “¡Yo vi a Elías, yo vi a Juan, yo vi a Pablo en el paraíso!” Cuando él estaba llegando al lugar donde habitaba San Pablo, el vio como este estaba ascendiendo al cielo entre muchos ángeles, profetas y apóstoles.

“¿Pablo, por qué no me esperaste?” Gritó Antonio. “¡Tan tarde te conocí y tan temprano te vas!” Sin embargo, al entrar a la cueva él encontró a Pablo arrodillado, rezando. Antonio también se arrodilló y comenzó a rezar. Recién después de varias horas de rezar se dio cuenta que Pablo no se movía porque estaba muerto. Entonces Antonio lavó piadosamente el cuerpo y lo envolvió en la túnica de San Atanasio. De repente aparecieron dos leones y excavaron con sus garras una tumba bastante profunda, donde Antonio sepultó al Santo ermitaño.

San Antonio falleció a una edad muy avanzada (106 años en el año 356) y por sus esfuerzos espirituales mereció llamarse El Grande.

Sentencias de los Padres del Desierto

  • Decía un anciano: «El que lleva con paciencia los desprecios, las injurias y las injusticias, puede salvarse».
  • Un anciano decía: «Prefiero ser enseñado que enseñar». Y añadió: «No enseñes antes de tiempo; si no tendrás toda tu vida una inteligencia disminuida».
  • Dijo el abad Pastor: «El hombre, lo mismo que aspira y expele el aliento, debe respirar continuamente la humildad y el temor de Dios».

Felicitación

El día 17 de enero, día de San Antonio Abad, recordamos al Arzobispo Antonio Chedraoui de Memoria Eterna, también queremos felicitar tanto a la parroquia de San Antonio Abad en Caracas, como a la comunidad del Monasterio de San Antonio el Grande en Jilotepec, pidiendo al Santo Patrono que los proteja por sus intercesiones y los encamina y a todos en las sendas de salvación.

Boletín del 07/01/2018

Domingo posterior a Epifanía

Sinaxis del Profeta y Precursor San Juan Bautista

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“El Salvador, que es la Gracia y la Verdad, se manifestó en las orillas del Jordán e iluminó a los que moraban en la oscuridad y en las sombras de la muerte. ¡La luz inasequible ha venido y se ha manifestado al mundo!”
                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la liturgia

Tropario de la Resurrección

Tono 4

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Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
al Nacido de la Virgen para nuestra salvación,
alabemos, oh fieles, y prosternémonos.
Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz
y soportar la muerte, y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.

Tropario de La Divina Epifanía

 Tono 1

audio1Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán
se manifestó la adoración a la Trinidad:
pues, la voz del Padre dio testimonio de ti
nombrándote su “Hijo amado”;
y el Espíritu, en forma de paloma,
confirmó la certeza de la palabra.
! Tú, que te has revelado e iluminado al mundo,
oh Cristo Dios, gloria a Ti!
 

Tropario de San Juan Bautista

Tono 2

La memoria del justo es con alabanzas,
pero a ti, oh Precursor, te basta el testimonio del Señor.
Porque te volviste verdaderamente el más honrado de los profetas
al ser digno de bautizar en el Jordán al que fue anunciado;
y así como defendiste la verdad,
con alegría anunciaste, hasta a los que estaban en el Hades,
a Dios que se ha revelado en el cuerpo,
que quita el pecado del mundo
y nos otorga la gran misericordia.

 

Condaquio de la Divina Epifanía

Tono 4

audio1Te has revelado hoy al universo,
y tu luz, oh Cristo Dios, ha fulgurado
sobre nosotros que te alabamos con comprensión:
¡Te has manifestado, oh Luz inaccesible!

Lecturas bíblicas

Hechos de los Apóstoles (19: 1-8)

En aquellos días: mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y llegó a Éfeso donde encontró algunos discípulos; les preguntó: «¿Recibieron el Espíritu Santo cuando abrazaron la fe?» Ellos contestaron: «Pero si nosotros no hemos oído decir siquiera que exista el Espíritu Santo.» Él replicó: «¿Pues qué bautismo han recibido?» —«el bautismo de Juan», respondieron. Pablo Añadió: «Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, o sea en Jesús.» Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíri-tu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres.
Entró en la sinagoga y durante tres meses hablaba con valentía, discutiendo acerca del Reino de Dios e intentando convencerles.

Evangelio según San Juan (1:29-34)

En aquel tiempo, Juan vio venir a Jesús hacia él y dijo: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo dije: “Detrás de mi viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, por cuanto era antes que yo.”
Y yo no lo conocía, pero he venido a bautizar en agua para que Él sea manifestado a Israel.» Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una palo-ma del cielo y se quedó sobre Él. Y yo no lo conocía pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, Ése es el que bautiza con Espíritu Santo.” Y yo he visto y he dado testimonio de que Éste es el Hijo de Dios.»

Mensaje Pastoral

Epifanía: la divina manifestación

El día 6 de enero, la Iglesia celebra el Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el Río Jordán por las manos de Juan el Bautista. A estateofania fiesta se le llama Epifanía o Teofanía, palabra griega que significa la Divina Manifestación.Es la manifestación de Dios, Trino y Uno, ante los hombres como lo ilustra el Tropario: «Al bautizarte, oh Señor, en el Jordán se manifestó la adoración a la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de Ti nombrándote su “Hijo amado”; y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la certeza de la palabra […]»

El hombre habría sido incapaz de conocer a Dios si Él mismo no se le hubiera revelado. Pero Dios, por su infinito amor, aceptó ser como nosotros para que «el Igual atrajera a su igual» (Acatisto, Estrofa XVIII). En el cristianismo, el conocimiento de Dios nos ha sido otorgado por Gracia, por Revelación.

Hasta el siglo IV, el Nacimiento de Cristo y su Bautismo se celebraban juntos en este mismo día (tradición que sigue vigente en la IglesiaArmenia). En la Navidad se ha realizado la Presenciade Dios entre los hombres, y en el Bautismo, dicha Presencia fue anunciada y manifiesta ante toda la creación. La adherencia entre las dos celebraciones nos confirma en la fe ortodoxa que refuta rotundamente la desviación de algunos que hablan de que Jesús recibió la Divinidad en el Bautismo. Pues Cristo, desde el seno virginal, es el Hijo, la segunda Persona de la Trinidad, perfecto Dios y perfecto Hombre; eso es lo que el Arcángel anunció a María: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios.» (Lc 1:35). Entonces, si la Navidad presenta el Nacimiento de Cristo dela Virgen en el cuerpo, el Bautismo anuncia su Nacimiento sempiterno del Padre.

Los cantos y el icono de la Fiesta ilustran la alegría universal: Los ángeles están sorprendidos, y los cielos inclinados, porque donde esté el Señor, allá el cielo estará; Juan coloca su mano sobre la cabeza de Cristo con temor y devoción como si estuviera diciendo: «¿Cómo bautizarle a Quien, de la nada, hizo la creación entera?»; Cristo, sumergido en las aguas del Jordán, pisotea «las cabezas de las hidras anidadas en ellas». Mientras el mar, después de la caída, se volvió símbolo de la corrupción y lugar dominado por los poderes de la oscuridad, Cristo lo bendice devolviendo a la naturaleza su función original: morada de la presencia de Dios. Desnudo en el agua está el Nuevo Adán, en Quien el Padre se complace; es el Hijo amado no nada más en referencia a que el Padre lo ama, sino que Él también ama al Padre «hasta la muerte, y muerte de cruz»  (Flp 2:8)

Según este Prototipo, nosotros también hemos sido sumergidos en el agua bautismal, muriendo al pecado,  luego arrancados de ella para participar de la vida del nuevo Adán que ama a Dios y bendice todo lo que encuentra devolviéndole su primer destino: lugar de la Presencia del Señor.

Nuestra Fe y Tradición

El Bautismo de los niños

163734_126086424120320_1096746_nLa tradición del Bautismo de los niños tiene su origen en la Iglesia primitiva. Según  Hechos de los Apóstoles, los que creían en “el camino” eran bautizados con todos “los de su casa” sin excluir a los niños. (Véase Hechos 10:47-48, 16:15, 16:31-33, 18:8, 1Cor1:16.)

San Ireneo, obispo de Lyón (200-230) dice en uno de sus escritos: «Vino (Cristo) en persona a salvar a todos, es decir, a todos los que por Él nacen de lo alto para Dios: recién nacidos, niños, muchachos, jóvenes y adultos.» El hecho de que san Ireneo mencione, tan espontáneamente, a los niños y recién nacidos entre los bautizados, muestra que esta tradición era una práctica auténtica e “instintiva” en la conciencia de la Iglesia.

La Iglesia no impone el entendimiento como una condición para recibir el Bautismo, sino al contrario: se requiere de la divina Gracia, otorgada por el Bautismo, para comprender o, más bien, para asimilar las verdades de la fe. Ciertamente es por el Bautismo que adquirimos la bienaventurada pureza sin la cual, según el Señor, «nadie puede entrar en el Reino de los cielos» (Mt 18:3).

Eso no significa dejar al niño bautizado sin atención. Pues la Iglesia, al bautizarlo, le da la posibilidad de crecer en la “estatura espiritual”, siendo encargados sus padres y padrino de guiarlo y alimentarlo hacia la vida en Cristo.

Vida de Santos

 

Sinaxis del  Profeta y Precursor San Juan Bautista  (7 de Enero)

 “Mirad que viene detrás de mí, Aquél a quien no soy digno de desatar las sandalias de sus pies” (Hch 13:25).

¡Qué profunda humildad hubo en aquel Profeta y Precursor del Mesías! El último de los Profetas y el Mayor  de todos ellos, según nos lo afirmara Nuestro Adorable Salvador, al decir, que de entre los hijos de los hombres Juan es el Mayor de los Profetas, debido a que fue él quien tuvo la dicha bienaventurada de señalar  a Cristo, como el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo y por quedar lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre, santa Isabel. ¡Cuántos justos anhelaron ver los días del Salvador! Tan solo en una mirada futurista lo hicieron y lo saludaron.  Cuando Cristo descendió  al Hades, lo hizo para liberar a Adán, a Eva y a cuantos esperaron su venida; es decir,  a todos aquellos justos que oyeron lo anunciado por los santos Profetas. Allí en el Hades la Luz verdadera iluminó e inundó de gozo a quienes lo esperaron, lo desearon y, aún en la lejanía, escucharon el divino mensaje de salvación siendo salvos de antemano por vivir hasta el final en la esperanza y en la fe inquebrantable de aquel que en verdad carga con los pecados del mundo.

Sin lugar a dudas, fue degollado cual inocente cordero, desapareciendo él, para que el Mesías llegara  a la plenitud. El Bautista ya estaba preparado para  ser víctima y ofrenda inmolada en honor del  Mesías. Cuán sintomático es ver que el Precursor de Cristo, preparara los caminos del Señor, predicando el Bautismo de arrepentimiento, porque el Mesías lo complementaría con el Bautismo de vida. “Todos los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos” (Gal 3:26). Ofrendar la cabeza, es  ofrecerlo todo. El haber pasado tanto tiempo dedicado a la oración y a la penitencia, llevó al Bautista a madurar en la fe y en el amor más expresivo: permitir  ser degollado. Él comprendía que para esto había nacido: Para ser llenura del Espíritu Santo y, por consiguiente preparado para la Vida bienaventurada.

El capricho de una bailarina fue decisivo para que Herodes entregara en Charola de plata la Cabeza del Precursor del Salvador. ¡Amados hermanos: veamos cómo el mundano proceder conduce a la más bestial de las crueldades! Es así como el ser humano pierde el piso y los valores trascendentales al deshumanizarse y provoca que  nuevamente  la creación sufra dolores como de parto (Rom 8:22). El pecado, ese desorden ancestral, es el que requiere que los verdaderos cristianos le hagamos frente común, como familia, como Iglesia y como sociedad. Luchar contra ese desorden es amar a Dios, hacer que la gracia abunde porque “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5:20). ¡Que la gracia del Espíritu Santo nos conduzca a la sobreabundancia divina, a fin de que nuestra Iglesia sea  la luz que ilumine a nuestra humanidad en estos tiempos tan difíciles! Amén.

Boletín de Año Nuevo

Fiesta de la Circuncisión de Nuestro Señor Jesucristo 

Memoria de San Basilio Magno

¡Feliz Año Nuevo!

 Como Niño de ocho días, el Creador de los siglos,
Quien es la plenitud de la Ley,
es circuncidado como hombre
y envuelto en pañales; Y se alimenta con leche,
Quien administra todas las cosas con Su Poder Ilimitado,
porque Él es Dios y en un instante inició a todas.
                                                                                Exapostelario

Himnos de la Liturgia

Tropario de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 1

“Oh Señor todo piedad, Tú, que eres Dios en esencia,
tomaste imagen humana sin mutación;
cumpliste con la Ley y aceptaste voluntariamente
la Circuncisión en el cuerpo para quitar la oscuridad de la Ley
y aniquilar el velo de las pasiones.  ¡Gloria a tu bondad! 
¡Gloria a tu compasión!  ¡Gloria a tu incomprensible condescendencia, oh Verbo!”

Tropario de San Basilio

Tono 1

“En toda la tierra en donde fueron aceptadas tus palabras,
surgió tu melodía, oh Padre Justo, con ellas legislaste
y aclaraste la naturaleza de las criaturas como algo digno de Dios;
y enseñaste la moral a los hombres.  Oh Basilio,
portador del sacerdocio real
intercede ante Cristo Dios para que salve nuestras almas”.

Condaquio de la Circuncisión de nuestro Señor Jesucristo

Tono 3

El Señor de todo, hoy, al someterse a la ley antigua,
circuncida, el Bondadoso, las transgresiones de los mortales,
otorgándole la salvación al universo, y Basilio en las alturas se alegra,
el iluminado obispo del Creador, el iniciado divino de Cristo, Basilio Magno.

Lecturas Bíblicas

Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (2: 8-12)

Hermanos: Miren que nadie los esclavice mediante la filosofía y la vana falacia, fundada en la tradición de los hombres, según los elementos del mundo y no según Cristo.

Porque en Él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente, y ustedes en Él han sido perfeccionados, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad; en Él también fueron circuncidados con la circuncisión no quirúrgica, sino mediante el despojo del cuerpo de los pecados de la carne, por la circuncisión en Cristo. Sepultados con Él en el bautismo, con Él también han resucitado por la fe en la acción de Dios, que lo resucitó de entre los muertos.

Evangelio según San Lucas (2: 20 -21; 40 – 52)

En aquel tiempo, los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre Él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron como de costumbre a la fiesta y, al volverse ellos, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supiesen su madre y José. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: « ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que debo estar en lo de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron las palabras que les dijo. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos; y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Mensaje Pastoral

Propósito del Año Nuevo

“¡Es tiempo ya de que se trabaje para el Señor!” Con esta oración, el sacerdote recoge sus fuerzas para iniciar la Divina Liturgia. Y, al comenzar este Año Nuevo, con la misma exhortación nos dirigimos a todas las parroquias, consejos y feligresía en la Arquidiócesis, felicitándolos afectuosamente. Que el “tiempo” corrido del calendario personal de todos y cada uno sea marcado por la huella del Señor,  no sin antes otorgarle el digno y merecido espacio para que firme su presencia, validando el contenido de cada letra escrita por nuestro puño.

Para el cristiano, no es el destino el que define el desarrollo de la Historia, sino más bien la combinación de nuestras intenciones y esfuerzos con la voluntad y la providencia de Dios. El calendario humano con sus días, semanas y meses, lejos de servir para observar pasivamente lo que vendrá, es útil para planear de qué forma “esforzaremos” con nuestro ímpetu la voluntad de Dios a que acompañe nuestro caminar.

Nuestra vida necesita que el esplendor divino nos frecuente para guiar nuestra marcha y decisiones. Dispongamos, entonces, de ventanas hacia el cielo, a través de las cuales nos familiarizamos con la vida de los Santos, los Ángeles y la Virgen Madre de Dios alrededor del Trono del Señor y ellos nos asisten con su ternura y consuelo. ¡Que su protección cubra sus días, semanas y meses, bendiciendo sus familias y trabajos, e inspirándoles como siempre temor de Dios, fe y amor!

Con los mejores deseos y la bendición episcopal
+ Metropolita Ignacio

Nuestra Fe y Tradición

“Ortodoxia”

La palabra “Ortodoxia” es de origen griego, formada de “orthós” y “doxa”, es decir, doctrina correcta, credo verdadero, universal, enseñanza que se sitúa en continuidad directa e ininterrumpida con la Tradición apostólica, por medio de la teología patrística y neo-patrística, y que constituye la fe común de las iglesias indivisas del primer milenio. La Ortodoxia se identifica con la misma tradición apostólica, así como fue confirmada, interpretada y desarrollada por el consenso de la Iglesia Universal. De hecho, la didascalia (apostolorum) – es decir, la norma de la fe apostólica – fue el criterio de base de la Ortodoxia.

Por esto, cualquier ruptura de continuidad con la Tradición apostólica ha sido considerada una corrupción o abandono de la Ortodoxia, que puede tomar forma, sea de una herejía, sea de una “confesión” separada.

La Santa y correcta Fe de la Iglesia de Cristo (Ortodoxia) se ha mantenido intacta, a lo largo de los siglos, a través de los dictados de las Santas Escrituras y de la Santa Tradición apostólica; a través de las decisiones de los cinco Sínodos Apostólicos; a través de lo que enseñan los cánones de los siete Sínodos Ecuménicos y de los sínodos locales , porque, en palabras de San Juan Crisóstomo, “El timón de la Iglesia de Cristo son los divinos cánones”

Vida de Santos

San Basilio Magno

1 de enero

San Basilio, El Grande, arzobispo de Cesárea en Capadocia. fue bautizado y fue asignado al clero como lector. durante mucho tiempo fue a vivir con los ermitaños en Siria. La vida en el desierto le agradaba a Basilio. Con él estaba su amigo de la infancia San Gregorio (El Teólogo).

El arzobispo de Cesárea Eusebio lo ordenó como presbítero.

Tras la muerte de Eusebio, San Basilio fue ascendido a la cátedra de Cesarea. como arzobispo tuvo una tensa y dura lucha con los arrianos y decía san Basilio al emperador: “No tengo miedo al destierro porque toda la tierra es del Señor; es imposible quitar los bienes a quien no tiene nada; la muerte es para mi un bien porque me unirá con Cristo por Quien vivo y trabajo.”

Él fue fundador de alguno famosos conventos para los monjes y también creó las reglas de vida y de comportamiento de los monjes.

San Basilio se preocupaba por la uniformidad y el orden de los santos oficios, por eso explicó el orden de la Liturgia apostólica, la que se conoce como la Liturgia de San Basilio. Esta Liturgia se realiza todos lo domingos durante la Gran Cuaresma y en algunos otros días.

También él compuso numerosas oraciones de uso en la iglesia. Las más conocidas son las que se leen de rodillas en el día de Pentecostés.

Para la Iglesia tienen mucha importancia los escritos de San Basilio, especialmente “El Hexamerón” (sobre los 6 días de la creación del Mundo) en los cuales él se manifiesta no solo como un gran teólogo sino también como el científico en el dominio de las ciencias naturales. También llegaron a nosotros: 13 homilías sobre los salmos, 25 homilías para distintas ocasiones, 5 libros contra los arrianos y “Los Ascéticos” sobre la Divinidad del Espíritu Santo.

La dura labor y dolores del alma agotaron sus fuerzas y él terminó su vida a los 50 años. El 1 de enero del año 379. Sus intercesiones sean con nosotros. Amén.

Sentencias de lo Padres del Desierto

  • Dijo un anciano: «Esto es lo que Dios examina en el hombre: el pensamiento, la palabra y la obra».
  • Dijo también: «El hombre necesita esto: temer el juicio de Dios, odiar el pecado, amar la virtud y orar continuamente a Dios»
  • Decía el abad Evagrio: «Si estás desanimado, ora. Ora con temor y temblor, con ardor, sobriedad y vigilancia. Así es preciso orar,  especialmente a causa de nuestros enemigos invisibles, que son malos y se aplican a todo mal, pues sobre todo en este punto de la oración  se esfuerzan en ponernos dificultades»

Boletín del 31/12/2017

Domingo Posterior a la Navidad

 

Himnos de la liturgia

 Tropario de Navidad

Tropario de la Resurrección

Tono 5

audio1

Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu,
Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación, alabemos,
oh fieles, y prosternémonos. Porque se complació en ser elevado
en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte,
y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.
 

Tropario del Domingo Posterior a la Navidad

 Tono 2

¡José! Anuncia a David el antepasado de Cristo,las esplendorosas maravillas.
Porque Tú habías contemplado en cinta a una virgen. 
Por lo tanto, con los pastores, glorificaste; con los Magos adoraste; 
y por el ángel fuiste inspirado. Suplica, pues, a Cristo Dios, que Salve nuestras almas.

Tropario de la Navidad

 Tono 4

Tu Nacimiento, oh Cristo nuestro Dios,
iluminó al mundo con la luz de la sabiduría,
pues los que adoraban a los astros,
por la estrella aprendieron a adorarte, 
oh Sol de Justicia, y a conocerte,  Oriente de lo alto.  ¡Señor, gloria a Ti! 

Condaquio de Navidad

Tono 3

Hoy la Virgen da a luz al inefable verbo; 
y la tierra ofrece al inasequible la gruta; 
los ángeles con los pastores lo glorifican; 
los magos con la luz del astro se encaminan. 
Pues, por nosotros ha nacido el nuevo Niño, el eterno Dios.

Lecturas Bíblicas

 Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (1: 11-19)

Hermanos: Les hago saber que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Pues ya están enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres.

Mas, cuando Aquél que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su Gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol más que a Santiago, el hermano del Señor.

 Lectura del Santo Evangelio según San Mateo  ( 2: 13-23)

En aquel tiempo, cuando los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y quédate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes (para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo). Entonces Herodes, al ver que había sido burlado, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto, lamento y gemido: Raquel llora a sus hijos y no quiere consolarse, porque ya no existen… Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró de Galilea y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno.

Mensaje Pastoral 

 Huida a Egipto    Los roles de los hombres en el plan de Dios

   “Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto…
porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para matarlo”

Homilía de Monseñor Pablo Yazigi, Arzobispo de Alepo

Este evangelio se lee el domingo posterior a la Navidad. En él aparece amenazada la vida de Cristo inmediatamente después de su nacimiento. Desde el inicio, se ve la hostilidad y los intentos humanos para detener el plan salvífico de Dios. Si bien la vida del Señor culminó con su crucifixión, sin embargo ésta empezó en la Navidad: desde la cuna, el Señor es obligado a huir a Egipto junto a su madre y a José. El curso de la verdad no siempre se realiza en forma amena. Si bien la luz vence a las tinieblas, esto no es gratuito.

En este evangelio aparecen tres actitudes diferentes ante el nacimiento de Jesús, la de la Virgen, la de José y la de Herodes. Estas actitudes reflejan las distintas posturas ante el plan salvífico de Dios.

Al novio José, hombre justo de avanzada edad, se le apareció el ángel para comunicarle que no tuviera miedo de tomar a María en su casa pues el Nacido de ella era del Espíritu Santo. Vuelve a aparecer aquí para avisarle: “Toma al niño y a su madre, y huye a Egipto…”. Esta persona silenciosa representa el modelo de quien obedece a la Palabra de Dios. Representa a aquellos que siempre están al servicio de la voluntad divina cuando se les solicita, escuchan la Palabra y la practican con amor y obediencia. Estos conocen la justicia a partir de la obediencia. Así disponen de toda su vida para cuántas veces se lo pidan a ellos; y la Palabra de Dios y la verdad siempre encuentran en estos protección y buena tierra.

Otras personas viven la justicia no sólo aceptándola, protegiéndola u obedeciéndola, sino creándola y anunciándola, como la Virgen María que dio toda su vida por la Palabra. Hay un grado de fe que no basta con la obediencia, sino que solicita antes de estar solicitada, y busca antes de estar buscada. Este tipo de fe no sólo guarda la verdad, sino la da a luz. A muchos les complace predicar y no sólo aceptar. No sólo defienden la verdad cuando es perseguida, sino que se dedican a la verdad hasta que amanezca. No sólo son recipientes que guardan, sino que son el vaso elegido que lleva el perfume de Cristo a todas las naciones. Estos contribuyen más en la difusión de la Palabra.

En cuanto a Herodes, él representa a las corrientes hostiles cuyos intereses no aceptan la luz sino que permanecen en las tinieblas; no les conviene la verdad porque reprende sus obras. Estos buscan, cada uno a su manera, aniquilar la imagen de amor y sacrificio en ellos y en el mundo para que se justifiquen las obras de las tinieblas. Y los tipos de Herodes abundan; ninguna época careció de ellos. El Evangelista Juan dice: “Porque ya está obrando el misterio de iniquidad” (II Tes 2:7).

La pregunta que viene a la mente es: ¿cuál es el destino del plan salvífico de Dios ante las diversas posturas de los hombres? Si en la época de Herodes había un José, ¿acaso su ausencia en otra época conlleva la pérdida de la verdad?

El libro del Apocalipsis describe esta situación y responde a la pregunta: Se habla de una mujer que, al dar a luz a su hijo, vino un dragón para matarlo, pero la tierra la ayudó. Ella se fue al desierto para criar a su hijo. Se habla también del hijo como cordero inmolado y vencedor. Además, este libro nos explica dos aspectos: primero que se trata del fin de la historia, lo que expresó Jesús cuando dijo: “Confíen, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33); y segundo que, por un lado, la presencia del Señor Jesús en el mundo y, por otro lado, la libertad y la vida de toda persona, son acontecimientos que separan a las ovejas de los cabritos. La marcha de la presencia divina en la historia se ha convertido en una línea divisoria entre los que están a la derecha y los que están a la izquierda.

Está claro a partir del texto del Evangelio que la Virgen y Herodes se encontraron en la misma época. Dios interviene sin violar la libertad de nadie, sin obligar a la Virgen ni presionar a Herodes. Así la concreción del plan salvífico de Dios queda en marcha, pero se vuelve condenación para este, y justificación y santificación para José y María. Sin eliminar la libertad de nadie, la historia salvífica continúa su marcha hacia la victoria del cordero y del nacido en el pesebre. Todo ello se realiza sin forzar a nadie. De hecho, el Señor esperó en Egipto hasta que muriera aquel que buscaba matarlo.

Si bien la sabiduría de Dios y su amor al hombre no pueden ser vencidos por las equivocaciones humanas, tampoco pueden vencer cualquier deseo humano. Si bien Dios es todopoderoso y su plan de salvación sigue su curso hasta su término final y bueno, pero todo se realizará en forma escatológica, sin obligar a nadie: “La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron” (Jn 1:5).

Todos vacilamos entre estos tres grados de la fe: existen servidores que anuncian la Palabra; existen otros que la reciben o guardan con obediencia; y hay otros que la rechazan. La sabiduría divina circula en todas estas posturas hasta el cumplimiento final del plan de amor de Dios. Por un lado, nace Jesús, y por otro lado, muere Herodes. La cruz aparece ya en el nacimiento de Jesús, pero la resurrección viene apareciendo.

Esta verdad hoy la Navidad nos empuja con gran esperanza a no ser neutrales ante la llegada del Señor al mundo. No temamos la aspereza de las corrientes o factores en contra de la fe. Vivamos moviéndonos hacia los eventos salvíficos. La Navidad merece nuestra respuesta y no acepta una actitud fría o neutral, porque el que viene será perseguido y cada uno tiene un papel en protegerlo o anunciarlo. De lo contrario, estará tomando postura a favor de sus asesinos.

“Toma al niño y a su madre…” es una expresión que si, al oírla, no la meditamos con nuestra libertad, hemos ahora, al haberla leído, de obedecerla. Amén.

Navideñas

Oro, incienso y mirra

La adoración de Jesús por parte de los sabios de oriente es parte de la celebración de la Navidad en la Iglesia Ortodoxa. Cualquiera hayan sido las circunstancias históricas de este evento, y la tradición ortodoxa los toma casi literalmente, el significado espiritual y teológico de la venida de estos reyes con sus presentes es de primordial importancia.

Nuestra Iglesia hace un especial énfasis en el hecho que todo el orden de la naturaleza participa en el anuncio del nacimiento de Cristo, así revelándola como la creación de Dios. Pues, como el tropario de la fiesta lo proclama,“aquellos que adoraban las estrellas aprendieron por una estrella” a adorar a Jesús el Señor.

Los acertijos de los adivinos

Y del divino Balaam se cumplen ahora.

Porque una estrella ha brillado de Jacob,

Guiando a los Magos, reyes persas, que traen sus presentes,

Al Sol de la Gloria.

El error de Persia ha dejado de existir,

Porque los que observaban estrellas, reyes del Oriente,

Traen regalos a Cristo el rey de todo en su nacimiento:

Oro, incienso y mirra.

Bendíganlo, pueblos y alábenlo, sacerdotes,

Exaltadlo, naciones, por todos los siglos.

(Oraciones antes de dormir del último día de la preparación de la Navidad, 24 de diciembre)

La venida de los sabios también atestigua el hecho que Jesús ha venido como Rey y Señor de toda la gente, y no solo de los judíos. En las personas de los reyes persas la Iglesia ve a todas las naciones de la tierra y todos los reinos de los hombres.

La hija de Babilonia

Una vez llevó cautivo a los hijos de David desde Sión,

A quien había llevado con su espada.

Pero ahora ella envía a sus propios hijos,

A los magos que traen sus presentes,

A pedirle a la hija de David en quien Dios ha venido a morar.

Por lo tanto digamos todos este himno:

Que toda la creación bendiga al Señor,

Y lo exalte sobre todo por siempre.

(Matutinos de la fiesta de la Navidad)

Los magos, reyes de Persia,

Supieron que Tú, el rey celestial,

Ibas a nacer ciertamente en la tierra.

Vinieron a Belén

Guiados por la luz de una estrella,

Y ofrecieron sus elegidos presentes:

Oro, incienso y mirra.

Y arrodillándose ante ti te adoraron,

Pues te vieron a ti que eres eterno

Descansando como un niño en un pesebre.

(Oraciones antes de dormir de la fiesta de Navidad)

La tierra extiende sus extensos espacios

Y recibe al Creador,

Y Él recibe gloria de los ángeles

Y la estrella de los cielos,

Presentes de los magos

Y reconocimiento de todo el mundo.

(Oraciones antes de dormir del día final de la preparación de la Navidad, 24 de diciembre)

Los presentes de los magos tienen un significado particular. Los mismos son interpretados simbólicamente en la liturgia de la fiesta. El presente de oro es tomado como el signo que Jesús es el rey de Israel, del mundo entero, y del reino de Dios por venir. Esta es una parte crucial de la historia de Navidad en los evangelios. Esto provocó que Herodes matara a “todos los niños en Belén y en toda la región a los menores de dos años de acuerdo al tiempo que había inquirido de los sabios” (Mt 2:16).

“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle”. En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: “En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel” (Mt 2:1-6).

El presente del incienso es tomado por la Liturgia significando el hecho que Jesús es Dios, desde el momento en que el incienso sirve para la adoración y solo Dios puede ser adorado.

Y el presente de la mirra es porque el Señor Jesús ha venido a morir como el perfecto sacrificio por el pueblo. Los muertos eran ungidos con mirra, como el mismo Jesús fue ungido, de acuerdo a las escrituras, en el tiempo de su muerte (Jn 19:39-40).

En los presentes de los magos, por lo tanto, están contenidos todos los misterios de la venida de Cristo. Ellos apuntan al propósito de su manifestación en la tierra. Él es el Rey, el hijo de David, cuyo reino no tendrá fin. Él es la víctima, el Cordero de Dios, quien por su muerte quita los pecados del mundo. Y Él es Dios mismo, el Divino Hijo del Padre: “Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; nacido, no creado; consubstancial al Padre por quien todo fue hecho; quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvación, descendió de los cielos…” como lo declara el credo niceno.

La contemplación de estos sabios hombres y sus presentes son una parte integral y eterna de la celebración de la Iglesia en Navidad.

Los reyes, los primeros frutos de los gentiles,

Te traen presentes para tu nacimiento en Belén

De una madre que no conoció hombre alguno.

Con mirra ellos anuncian tu muerte,

Con oro, hablan de tu poder real,

Con incienso, de la preeminencia de tu divinidad.

(Oraciones antes de dormir del último día de la preparación a la Navidad, 24 de diciembre)

Cuando el Señor Jesús nació en Belén de Judá,

Los magos vinieron de oriente

Y adoraron a Dios hecho hombre.

Y alegremente abrieron sus tesoros,

Ofreciéndole preciosos regalos:

Fino oro, puesto que es el Rey de los siglos;

Incienso, puesto que es el Dios de todos;

Mirra, que ofrecen al inmortal que estará tres días muerto.

¡Venid todas las naciones, adorémoslo

Porque ha nacido para salvar nuestras almas!

(Oraciones antes de dormir de la fiesta de Navidad)

Boletín de Navidad

El Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo

Nos ha buscado el Salvador, Oriente de lo Alto;
quienes andábamos sin luz, en sombra de la oscuridad,
hemos hallado la Verdad, pues de la Virgen hoy ha nacido nuestro Dios.         
                                                                                                                       Exapostelario

Himnos de la liturgia

 Tropario de Navidad

 Tono 4

Tu Nacimiento, oh Cristo nuestro Dios,
iluminó al mundo con la luz de la sabiduría,
pues los que adoraban a los astros,
por la estrella aprendieron a adorarte, 
oh Sol de Justicia, y a conocerte,  Oriente de lo alto.  ¡Señor, gloria a Ti! 

Condaquio de Navidad

Tono 3

Hoy la Virgen da a luz al inefable verbo; 
y la tierra ofrece al inasequible la gruta; 
los ángeles con los pastores lo glorifican; 
los magos con la luz del astro se encaminan. 
Pues, por nosotros ha nacido el nuevo Niño, el eterno Dios.

Lecturas Bíblicas

 Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas ( 4:4-7)

Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, a fin de que recibiéramos la filiación adoptiva. Y por cuanto son hijos, Dios ha enviado a sus corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

 Lectura del Santo Evangelio según San Mateo  (2:1-12)

Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.» Oyéndolo el rey Herodes, se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un Caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.» Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, les envió a Belén diciéndoles: «Vayan e indaguen cuidadosamente sobre ese niño; y cuando lo encuentren, comuníquenmelo, para ir también yo a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, lo adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron por otro camino a su país.

Mensaje Pastoral 

Dios está con nosotros

 La Natividad del Señor es una de las fiestas más importantes dela Iglesia, por lo que se le prepara con el ayuno durante cuarenta días, y desde hace casi un mes se empieza a cantar el Condaquio navideño que dice: «Hoy la Virgen viene a dar a luz […] al sempiterno verbo.»

¿Por qué el «Hoy» de este himno si, cuando lo cantábamos, ni siquiera estábamos en el día del 25?

La fiesta de Navidad es mucho más que un recuerdo de un acontecimiento que tuvo lugar desde hace más de 2000 años –como si se festejara el descubrimiento de América o la independencia de México–, es decir, es más que un día célebre del calendario humano. Es el Día desde el cual miramos a toda la historia; y si bien pertenece al pasado, se extiende a lo largo del presente: «Dios está con y entre nosotros».

Todo lo anterior añoraba este día de «Hoy»; pues, la historia del Antiguo Testamento es el desarrollo de un diálogo entre la intervención de Dios en su creación, y la reacción del hombre ante dicha intervención. Dios hablaba a través de sus profetas, milagros y maravillas preparando la creación para tal día; y la Virgen es el fruto de toda esta preparación; como dice san Pablo en la carta que leemos el día de la fiesta: «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer» (Gal 4:4). Es el momento desde el cual vivimos, los cristianos, no en la era d.C. (después de Cristo) sino la era «en Cristo.»

Dios ha encarnado, a saber, «se hizo carne y puso su morada entre nosotros» (Jn 1:14); Aquél a quien los antiguos buscaban con inquietud, se nos ha revelado realizando la Profecía de Isaías: «¡He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán de nombre Emmanuel que significa “Dios con nosotros”!»

Dios está con nosotros: ¡qué vergüenza, si seguimos buscándolo entre las ruinas de Egipto o los tesoros del Faraón!

¡Dios está entre nosotros, y nosotros andamos consultando filosofías e ideologías para saber si existe!

¡Dios está entre nosotros, y henos aquí actuando como si la vida estuviera en el poder y en el dominio, mientras la tierra se agitó y el sol ocultó su luz al ver al Señor en su gloria!

«Hoy la Virgen Vienea dar a luz […] al sempiterno Verbo»: confesamos que todos los tesoros, filosofías, ideologías y poderes ya son inútiles si no nos hacen prosternarnos ante Él, con los magos, con los pastores y los Ángeles que festejaban aquel día.

Que nuestros ojos lo vean, que nuestros oídos escuchen sus palabras; tanto con nosotros está al grado que lo comemos y lo asimilamos a fin de que, conforme a las palabras de san Pablo, en Él vivamos y nos movamos y existamos (Hch 17:28). Sólo así será nuestra vida «Noche Buena», Pero si el Bondadoso es ausentado de nuestras fiestas, la bondad será exclusiva del nombre nada más.

Que el Señor nos haga dignos de la alegría verdadera de su Nacimiento. Amén.

Navideñas

Nacimiento Virginal

El decir que José “No la conoció (a María) hasta que dio a luz a su hijo”, no indica que la conoció después del parto. La palabra hasta, en sí, señala lo que sucedió durante todo el tiempo anterior al parto, pero no dice nada respecto al posterior. Es como cuando uno dice: “Estuve en la casa en la mañana”, pues esto no quiere decir que en la tarde estuvo fuera. Leamos este ejemplo del libro de Génesis: en la historia del diluvio, Noé despidió un cuervo para examinar si la tierra había secado; el relato dice: “El cuervo no volvió hasta que se secó la tierra” (Gén. 8: 7). Pero sabiendo que el cuervo nunca regresó, entendemos que la palabra hasta procuraba mostrar el abandono del cuervo antes de que la tierra se secase, sin importar lo acaecido después. Lo mismo sucede con san Mateo cuando dice que José “No la conoció hasta que dio a luz a su hijo”, pues lo que le importaba es enfatizar el nacimiento virginal, o sea, que lo concebido en la Virgen es del Espíritu Santo, sin decir nada de lo que después pasó o no con María y José.

Quizás alguien se pregunta: “¿Por qué san Mateo no atestiguó la virginidad de María también después del parto?”

El centro de atención del Evangelista era el Mesía, en quien se han realizado las profecías del Antiguo Testamento; su narración sobre el Nacimiento no busca describir la devoción de la Iglesia hacia la Virgen María, sino el acontecimiento salvífico de la Encarnación. Pero la Iglesia, desde sus primicias, ha sostenido que María permaneció Virgen antes, durante y después del parto, como parte de la auténtica devoción hacia la Madre de Dios. No es ni razonable ni recto pensar en que las entrañas que Dios ha consagrado con su presencia fueron dispuestos a otra preocupación; ella se quedó siempre al lado de su hijo “guardando todo en su corazón.” Permaneció siempre Virgen, “Betulah”, palabra hebrea que significa “morada de Dios”, de Dios y nada más de Él.

Frases de la sobre la Natividad

  • Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mt 1:21)
  • …os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo;  11 porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lc 2:10-11)
  • Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace.  (Lc 2:14)

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