Boletín del 27/12/2015
Domingo Posterior a la Navidad
Himnos de la liturgia
Tropario de Navidad
Tropario de la Resurrección
Tono 5
Al coeterno Verbo, con el Padre y el Espíritu, Al Nacido de la Virgen para nuestra salvación, alabemos, oh fieles, y prosternémonos. Porque se complació en ser elevado en el cuerpo sobre la Cruz y soportar la muerte, y levantar a los muertos por su Resurrección gloriosa.Tropario del Domingo Posterior a la Navidad
Tono 2
¡José! Anuncia a David el antepasado de Cristo,las esplendorosas maravillas. Porque Tú habías contemplado en cinta a una virgen. Por lo tanto, con los pastores, glorificaste; con los Magos adoraste; y por el ángel fuiste inspirado. Suplica, pues, a Cristo Dios, que Salve nuestras almas.Tropario de la Navidad
Tono 4
Tu Nacimiento, oh Cristo nuestro Dios, iluminó al mundo con la luz de la sabiduría, pues los que adoraban a los astros, por la estrella aprendieron a adorarte, oh Sol de Justicia, y a conocerte, Oriente de lo alto. ¡Señor, gloria a Ti!Condaquio de Navidad
Tono 3
Hoy la Virgen da a luz al inefable verbo; y la tierra ofrece al inasequible la gruta; los ángeles con los pastores lo glorifican; los magos con la luz del astro se encaminan. Pues, por nosotros ha nacido el nuevo Niño, el eterno Dios.Lecturas Bíblicas
Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas (1: 11-19)
Hermanos: Les hago saber que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Pues ya están enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres.
Mas, cuando Aquél que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su Gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol más que a Santiago, el hermano del Señor.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo ( 2: 13-23)
En aquel tiempo, cuando los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y quédate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes (para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo). Entonces Herodes, al ver que había sido burlado, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto, lamento y gemido: Raquel llora a sus hijos y no quiere consolarse, porque ya no existen… Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró de Galilea y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno.
Mensaje Pastoral
Los roles de los hombres en el plan de Dios
“Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto…
porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para matarlo”
Homilía de Monseñor Pablo Yazigi, Arzobispo de Alepo
Este evangelio se lee el domingo posterior a la Navidad. En él aparece amenazada la vida de Cristo inmediatamente después de su nacimiento. Desde el inicio, se ve la hostilidad y los intentos humanos para detener el plan salvífico de Dios. Si bien la vida del Señor culminó con su crucifixión, sin embargo ésta empezó en la Navidad: desde la cuna, el Señor es obligado a huir a Egipto junto a su madre y a José. El curso de la verdad no siempre se realiza en forma amena. Si bien la luz vence a las tinieblas, esto no es gratuito.
En este evangelio aparecen tres actitudes diferentes ante el nacimiento de Jesús, la de la Virgen, la de José y la de Herodes. Estas actitudes reflejan las distintas posturas ante el plan salvífico de Dios.
Al novio José, hombre justo de avanzada edad, se le apareció el ángel para comunicarle que no tuviera miedo de tomar a María en su casa pues el Nacido de ella era del Espíritu Santo. Vuelve a aparecer aquí para avisarle: “Toma al niño y a su madre, y huye a Egipto…”. Esta persona silenciosa representa el modelo de quien obedece a la Palabra de Dios. Representa a aquellos que siempre están al servicio de la voluntad divina cuando se les solicita, escuchan la Palabra y la practican con amor y obediencia. Estos conocen la justicia a partir de la obediencia. Así disponen de toda su vida para cuántas veces se lo pidan a ellos; y la Palabra de Dios y la verdad siempre encuentran en estos protección y buena tierra.
Otras personas viven la justicia no sólo aceptándola, protegiéndola u obedeciéndola, sino creándola y anunciándola, como la Virgen María que dio toda su vida por la Palabra. Hay un grado de fe que no basta con la obediencia, sino que solicita antes de estar solicitada, y busca antes de estar buscada. Este tipo de fe no sólo guarda la verdad, sino la da a luz. A muchos les complace predicar y no sólo aceptar. No sólo defienden la verdad cuando es perseguida, sino que se dedican a la verdad hasta que amanezca. No sólo son recipientes que guardan, sino que son el vaso elegido que lleva el perfume de Cristo a todas las naciones. Estos contribuyen más en la difusión de la Palabra.
En cuanto a Herodes, él representa a las corrientes hostiles cuyos intereses no aceptan la luz sino que permanecen en las tinieblas; no les conviene la verdad porque reprende sus obras. Estos buscan, cada uno a su manera, aniquilar la imagen de amor y sacrificio en ellos y en el mundo para que se justifiquen las obras de las tinieblas. Y los tipos de Herodes abundan; ninguna época careció de ellos. El Evangelista Juan dice: “Porque ya está obrando el misterio de iniquidad” (II Tes 2:7).
La pregunta que viene a la mente es: ¿cuál es el destino del plan salvífico de Dios ante las diversas posturas de los hombres? Si en la época de Herodes había un José, ¿acaso su ausencia en otra época conlleva la pérdida de la verdad?
El libro del Apocalipsis describe esta situación y responde a la pregunta: Se habla de una mujer que, al dar a luz a su hijo, vino un dragón para matarlo, pero la tierra la ayudó. Ella se fue al desierto para criar a su hijo. Se habla también del hijo como cordero inmolado y vencedor. Además, este libro nos explica dos aspectos: primero que se trata del fin de la historia, lo que expresó Jesús cuando dijo: “Confíen, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33); y segundo que, por un lado, la presencia del Señor Jesús en el mundo y, por otro lado, la libertad y la vida de toda persona, son acontecimientos que separan a las ovejas de los cabritos. La marcha de la presencia divina en la historia se ha convertido en una línea divisoria entre los que están a la derecha y los que están a la izquierda.
Está claro a partir del texto del Evangelio que la Virgen y Herodes se encontraron en la misma época. Dios interviene sin violar la libertad de nadie, sin obligar a la Virgen ni presionar a Herodes. Así la concreción del plan salvífico de Dios queda en marcha, pero se vuelve condenación para este, y justificación y santificación para José y María. Sin eliminar la libertad de nadie, la historia salvífica continúa su marcha hacia la victoria del cordero y del nacido en el pesebre. Todo ello se realiza sin forzar a nadie. De hecho, el Señor esperó en Egipto hasta que muriera aquel que buscaba matarlo.
Si bien la sabiduría de Dios y su amor al hombre no pueden ser vencidos por las equivocaciones humanas, tampoco pueden vencer cualquier deseo humano. Si bien Dios es todopoderoso y su plan de salvación sigue su curso hasta su término final y bueno, pero todo se realizará en forma escatológica, sin obligar a nadie: “La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron” (Jn 1:5).
Todos vacilamos entre estos tres grados de la fe: existen servidores que anuncian la Palabra; existen otros que la reciben o guardan con obediencia; y hay otros que la rechazan. La sabiduría divina circula en todas estas posturas hasta el cumplimiento final del plan de amor de Dios. Por un lado, nace Jesús, y por otro lado, muere Herodes. La cruz aparece ya en el nacimiento de Jesús, pero la resurrección viene apareciendo.
Esta verdad hoy la Navidad nos empuja con gran esperanza a no ser neutrales ante la llegada del Señor al mundo. No temamos la aspereza de las corrientes o factores en contra de la fe. Vivamos moviéndonos hacia los eventos salvíficos. La Navidad merece nuestra respuesta y no acepta una actitud fría o neutral, porque el que viene será perseguido y cada uno tiene un papel en protegerlo o anunciarlo. De lo contrario, estará tomando postura a favor de sus asesinos.
“Toma al niño y a su madre…” es una expresión que si, al oírla, no la meditamos con nuestra libertad, hemos ahora, al haberla leído, de obedecerla. Amén.
Navideñas
Oro, incienso y mirra
La adoración de Jesús por parte de los sabios de oriente es parte de la celebración de la Navidad en la Iglesia Ortodoxa. Cualquiera hayan sido las circunstancias históricas de este evento, y la tradición ortodoxa los toma casi literalmente, el significado espiritual y teológico de la venida de estos reyes con sus presentes es de primordial importancia.
Nuestra Iglesia hace un especial énfasis en el hecho que todo el orden de la naturaleza participa en el anuncio del nacimiento de Cristo, así revelándola como la creación de Dios. Pues, como el tropario de la fiesta lo proclama,“aquellos que adoraban las estrellas aprendieron por una estrella” a adorar a Jesús el Señor.
Los acertijos de los adivinos
Y del divino Balaam se cumplen ahora.
Porque una estrella ha brillado de Jacob,
Guiando a los Magos, reyes persas, que traen sus presentes,
Al Sol de la Gloria.
El error de Persia ha dejado de existir,
Porque los que observaban estrellas, reyes del Oriente,
Traen regalos a Cristo el rey de todo en su nacimiento:
Oro, incienso y mirra.
Bendíganlo, pueblos y alábenlo, sacerdotes,
Exaltadlo, naciones, por todos los siglos.
(Oraciones antes de dormir del último día de la preparación de la Navidad, 24 de diciembre)
La venida de los sabios también atestigua el hecho que Jesús ha venido como Rey y Señor de toda la gente, y no solo de los judíos. En las personas de los reyes persas la Iglesia ve a todas las naciones de la tierra y todos los reinos de los hombres.
La hija de Babilonia
Una vez llevó cautivo a los hijos de David desde Sión,
A quien había llevado con su espada.
Pero ahora ella envía a sus propios hijos,
A los magos que traen sus presentes,
A pedirle a la hija de David en quien Dios ha venido a morar.
Por lo tanto digamos todos este himno:
Que toda la creación bendiga al Señor,
Y lo exalte sobre todo por siempre.
(Matutinos de la fiesta de la Navidad)
Los magos, reyes de Persia,
Supieron que Tú, el rey celestial,
Ibas a nacer ciertamente en la tierra.
Vinieron a Belén
Guiados por la luz de una estrella,
Y ofrecieron sus elegidos presentes:
Oro, incienso y mirra.
Y arrodillándose ante ti te adoraron,
Pues te vieron a ti que eres eterno
Descansando como un niño en un pesebre.
(Oraciones antes de dormir de la fiesta de Navidad)
La tierra extiende sus extensos espacios
Y recibe al Creador,
Y Él recibe gloria de los ángeles
Y la estrella de los cielos,
Presentes de los magos
Y reconocimiento de todo el mundo.
(Oraciones antes de dormir del día final de la preparación de la Navidad, 24 de diciembre)
Los presentes de los magos tienen un significado particular. Los mismos son interpretados simbólicamente en la liturgia de la fiesta. El presente de oro es tomado como el signo que Jesús es el rey de Israel, del mundo entero, y del reino de Dios por venir. Esta es una parte crucial de la historia de Navidad en los evangelios. Esto provocó que Herodes matara a “todos los niños en Belén y en toda la región a los menores de dos años de acuerdo al tiempo que había inquirido de los sabios” (Mt 2:16).
“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle”. En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: “En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel” (Mt 2:1-6).
El presente del incienso es tomado por la Liturgia significando el hecho que Jesús es Dios, desde el momento en que el incienso sirve para la adoración y solo Dios puede ser adorado.
Y el presente de la mirra es porque el Señor Jesús ha venido a morir como el perfecto sacrificio por el pueblo. Los muertos eran ungidos con mirra, como el mismo Jesús fue ungido, de acuerdo a las escrituras, en el tiempo de su muerte (Jn 19:39-40).
En los presentes de los magos, por lo tanto, están contenidos todos los misterios de la venida de Cristo. Ellos apuntan al propósito de su manifestación en la tierra. Él es el Rey, el hijo de David, cuyo reino no tendrá fin. Él es la víctima, el Cordero de Dios, quien por su muerte quita los pecados del mundo. Y Él es Dios mismo, el Divino Hijo del Padre: “Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; nacido, no creado; consubstancial al Padre por quien todo fue hecho; quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvación, descendió de los cielos…” como lo declara el credo niceno.
La contemplación de estos sabios hombres y sus presentes son una parte integral y eterna de la celebración de la Iglesia en Navidad.
Los reyes, los primeros frutos de los gentiles,
Te traen presentes para tu nacimiento en Belén
De una madre que no conoció hombre alguno.
Con mirra ellos anuncian tu muerte,
Con oro, hablan de tu poder real,
Con incienso, de la preeminencia de tu divinidad.
(Oraciones antes de dormir del último día de la preparación a la Navidad, 24 de diciembre)
Cuando el Señor Jesús nació en Belén de Judá,
Los magos vinieron de oriente
Y adoraron a Dios hecho hombre.
Y alegremente abrieron sus tesoros,
Ofreciéndole preciosos regalos:
Fino oro, puesto que es el Rey de los siglos;
Incienso, puesto que es el Dios de todos;
Mirra, que ofrecen al inmortal que estará tres días muerto.
¡Venid todas las naciones, adorémoslo
Porque ha nacido para salvar nuestras almas!
(Oraciones antes de dormir de la fiesta de Navidad)